Alemania logró reducir el año pasado sus emisiones contaminantes en un 42,3 % con respecto a los niveles de 1990, cumpliendo así -gracias en gran medida al parón de la pandemia- con su objetivo medioambiental de recortar un 40 %.
El centro de estudios Agora estimó en un análisis publicado este lunes que sin la reducción de la actividad económica fruto de los parones de primavera y otoño el descenso de las emisiones de CO2 hubiese sido del 37,8 %.
En valores absolutos, la mayor economía europea emitió el año pasado 722 millones de toneladas de CO2, 80 millones menos que el año previo. Dos tercios de este descenso se atribuyen a las consecuencias de la pandemia.
Otros factores fueron los “relativamente altos” precios del CO2 en la UE, que penalizan la producción eléctrica más contaminante, así como los bajos precios del gas y el suave invierno.
Así la reducción de las emisiones se concentró en el sector eléctrico, mientras que el transporte y la industria no registraron cambios significativos.
Esto, a juicio del director de Agora, Patrick Graichen, puede provocar que las emisiones repunten en 2021, una vez que se controle la pandemia y la economía vuelva a sus niveles previos de actividad.
“Sólo mediante una acción política rápida en el ámbito del clima se puede contrarrestar esto”, agregó Graichen.
Energías renovables
Según el informe de Agora, el año pasado fue el primero en el que Alemania produjo más energía eólica que térmica (carbón). La fuente de energía más contaminante había repuntado en los años previos en Alemania como efecto colateral de la combinación de apuesta por las renovables y el progresivo apagón de la nuclear.
Las renovables supusieron el 46,2 % de la energía total que se consumió en el país, un 3,8 % más que en 2019. Dos tercios del incremento fueron eólica; el resto, solar.
La eólica se beneficio tanto de un año con gran cantidad de viento como del aumento de la capacidad, en parte por la puesta en marcha de parques marinos. EFEverde