Hoy comenzó en Ginebra una nueva reunión de las partes cuyo principal objetivo es lograr reducir ese texto a un documento mucho menor que sirva de base para realmente negociar un acuerdo mundial de reducción de emisiones, el más ambicioso jamás logrado, que ponga freno al cambio climático y que sustituya al Protocolo de Kyoto.
Concretamente, el objetivo final es lograr que no haya un calentamiento mayor a 2ºC, algo que los científicos opinan que aún es posible.
La cita final está marcada para el próximo diciembre en París, y tras Ginebra, habrá otro encuentro en Bonn, y otro en la capital francesa en los que se deberán resolver una enorme cantidad de interrogantes.
Entre ellas, se supone que los 195 países deberán expresar públicamente cuáles son sus intenciones de recortes de emisiones y para qué periodo.
Según explicó hoy en rueda de prensa la jefa de la delegación de la Unión Europea (UE), Elina Bardram, para que las negociaciones surjan efecto deben suceder tres cosas: los países deben exponer sus compromisos; se debe establecer mecanismos de revisión del cumplimiento de los compromisos; y se deben crear sistemas de rendición de cuentas.
“La UE ya se ha comprometido a reducir un 40 por ciento de sus emisiones antes de 2030. El resto de países debe hacer públicos sus compromisos. No decimos que deben ser los mismos que los nuestros, pero sí que deben ser reales”, añadió.