Oxford / Nairobi, 10 de marzo de 2021 – A un año del inicio de la pandemia, el gasto para la recuperación no ha cumplido con los compromisos de las naciones de reconstruir de manera más sostenible. Un análisis del gasto de las principales economías, dirigido por el Proyecto de Recuperación Económica de Oxford y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), encuentra que solo18,0% del gasto para la recuperación anunciado puede considerarse “verde”.

El informe, ¿Estamos reconstruyendo mejor? Hoja de ruta para un gasto verde e inclusivo en la recuperación pos-COVID-19 hace un llamado a los gobiernos para que inviertan de manera más sostenible y aborden las desigualdades a medida que estimulan el crecimiento tras la devastación provocada por la pandemia.

Se trata del análisis más completo hasta de fecha de los esfuerzos de recuperación y rescate fiscal relacionados con la COVID-19 por parte de 50 economías líderes, y revela que solo US$ 368.000 millones de un total de US $14,6 billones de gastos inducidos por la COVID-19 (rescate y recuperación) en 2020 fueron verdes.

“La humanidad se enfrenta a una pandemia, una crisis económica y un colapso ecológico; no podemos permitirnos perder en ninguno de los frentes”, afirmó la directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen.

“Los gobiernos de los países tienen una oportunidad única para emprender trayectorias sostenibles que prioricen las oportunidades económicas, la reducción de la pobreza y la salud planetaria a la vez: el Observatorio les brinda las herramientas para hacer la transición hacia recuperaciones más sostenibles e inclusivas”, enfatizó Andersen.

 “A pesar de los pasos positivos hacia una recuperación sostenible de la COVID-19 por parte de algunas naciones líderes, el mundo hasta ahora no ha cumplido con las aspiraciones de reconstruir mejor. Sin embargo, las oportunidades de gastar de manera sensata en la recuperación aún no han terminado. Los gobiernos pueden aprovechar este momento para asegurar la prosperidad económica, social y ambiental a largo plazo”, dijo Brian O’Callaghan, investigador principal del Proyecto de Recuperación Económica de la Universidad de Oxford y autor del informe.

“Nuestra capacidad para informar y monitorear mejor las inversiones realizadas por los países para abordar los efectos socioeconómicos de la pandemia de COVID-19 es vital para mantener por buen camino una recuperación ecológica e inclusiva”, agregó Achim Steiner, administrador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

“En este sentido, el Observatorio de Recuperación Global y la Plataforma Data Futures del PNUD ofrecen a los responsables de la formulación de políticas un sólido conjunto de puntos de recopilación de datos y conocimientos. Ampliar el acceso a dichos recursos ayudará a aumentar la transparencia, la rendición de cuentas y la eficacia de las inversiones que se están realizando ahora y su impacto en nuestro futuro sostenible”, añadió Steiner.

El profesor de Economía Ambiental de Oxford, Cameron Hepburn, dijo que “Este informe es una llamada de atención. Los datos del Observatorio de Recuperación Global muestran que no estamos reconstruyendo mejor, al menos no todavía. Sabemos que una recuperación verde sería una ventaja para la economía y para el clima, así que es momento de tomar cartas en el asunto”.

El informe enfatiza que la recuperación verde puede generar un crecimiento económico más fuerte, al tiempo que ayuda a cumplir con los objetivos ambientales globales y a abordar la desigualdad estructural. Para evitar que se pierdan décadas de avances en la lucha contra la pobreza, los países de bajos ingresos requerirán una significativa financiación en condiciones favorables por parte de los socios internacionales.

En el informe se plantean cinco preguntas clave para el camino hacia la recuperación sostenible:

  • ¿Qué está en juego ahora que los países están comprometiendo recursos sin precedentes para la recuperación?
  • ¿Qué vías para el gasto público podrían mejorar la recuperación económica y la sostenibilidad ambiental?
  • ¿Qué papel puede jugar el gasto para la recuperación en las desigualdades exacerbadas por la COVID-19?
  • ¿Qué tipo de inversiones para la recuperación están realizando los países para abordar el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación?
  • ¿Qué más se necesita hacer para asegurar una recuperación sostenible y equitativa?

En general, hasta ahora, el gasto verde global “ha sido insuficiente en relación con la escala de las crisis ambientales en curso”, según el informe, en referencia al cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación, con lo cual se han perdido importantes beneficios sociales y económicos a largo plazo.

Hallazgos clave del análisis en términos de gastos para la recuperación:

• US$ 341.000 millones o 18.0% del gasto fue verde, representado principalmente por un pequeño grupo de países de altos ingresos. Hasta ahora, el gasto para la recuperación global ha perdido la oportunidad de una inversión verde.

• Se invirtieron US$ 661.000 millones en energía baja en carbono, en gran parte gracias a subsidios españoles y alemanes para proyectos de energía renovable e inversiones en hidrógeno e infraestructura.

• Se anunciaron US$ 861.000 millones para transporte verde mediante transferencias y subsidios a vehículos eléctricos, inversiones en transporte público e infraestructura para ciclistas y peatones.

• Se anunciaron US$ 352.000 millones para mejoras en la construcción verde con el fin de aumentar la eficiencia energética, principalmente en modernizaciones, en particular en Francia y el Reino Unido.

• Se anunciaron US$ 563.000 millones para capital natural o soluciones basadas en la naturaleza, es decir, iniciativas de regeneración de ecosistemas y reforestación. Dos quintas partes se destinaron a parques públicos y medidas contra la contaminación, especialmente en los Estados Unidos y China, con el fin de mejorar la calidad de vida y abordar las preocupaciones ambientales.

• Se anunciaron US$ 289.000 millones en Investigación y Desarrollo ecológicos, los cuales incluyen tecnologías de energía renovable, tecnologías para descarbonizar sectores como la aviación, los plásticos y la agricultura y la captura de carbono.

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