TURÍN – Tradicionalmente, la hora del té es entre las 16:30 y las 17:00 justo en el medio, a eso de las 16:45, en el campo de Turín, se sentaron tres chicos: Lautaro Martínez, Alexis Sánchez, Achraf Hakimi. El gesto es el de preparar una taza, la risa es el que acompaña a un momento de alegría. Un sorbo de energía, en lugar de un refresco. Empecemos por aquí, por esos tres que se alegran a su manera tras uno de los goles más bonitos, y quizá más importantes de la temporada nerazzurra. Les dijimos que este era el año del buey, o mejor dicho, del toro. Era bien sabido que se jugaba en la casa del Torino. Que el nuestro, el Toro, se haya desatado, bueno, eso también lo sabíamos. El caso es que este cruce de señales dio lugar al cuarto gol en cuatro enfrentamientos entre Lautaro y el Torino: en definitiva, el destino diseña escenarios particulares.
Y alegres, para nuestros colores. En una tarde soleada pero ventosa de finales de invierno, que sabíamos que sería complicada. Aún así, a pesar de no haber sido un partido muy brillante, volvemos de la capital piamontesa con otros 3 puntos. Vital, fundamental, muy importantes: octava victoria consecutiva, conseguida en la segunda parte gracias al penal de Lukaku y el extraordinario cabezazo de Lautaro. Una vez más todo muy importante: Eriksen y Sánchez, que entraron en la segunda parte, dieron una marcha extra y al final Vecino, que estaba fuera desde el pasado 9 de julio, también tuvo participación. En resumen, todo bonito.
Solo un cambio, por Antonio Conte (sancionado, Cristian Stellini en el banquillo), respecto al partido ganado ante el Atalanta el lunes: Gagliardini en el centro del campo en lugar de Christian Eriksen, inicialmente en el banquillo. En el Torino, entre suspensiones y ausencias, Nicola eligió a Verdi y Sanabria como pareja ofensiva, mientras que Belotti estaba recuperado, pero empezó desde el banquillo.
El partido es lo que se esperaba: de paciencia. Los granada con un 3-5-2 compacto, con una línea baja que apunta a no dar espacio a Lukaku y Latuaro en campo abierto. El juego, así, nació de los centrales nerazzurri y se desarrolló sobre todo en los costados. Barella y Hakimi juegan en simbiosis, intercambiando posiciones y buscando los espacios por la derecha, entre acabados y cambios de posición. El inicio nerazzurro también es muy prometedor, con dos ocasiones realmente importantes para Lautaro en los primeros 7 minutes: en el minuto 4 con un cabezazo en un costado tras una buena jugada de Perisic, luego cuando los anticiparon en algún momento con un tiro seguro en el área pequeña. ¿Alguna señal de un posible asedio? No, porque el equipo de Nicola se estabilizó: espera atrás, intent controlar Lukaku con Bremer y luego salir regateando y buscnado a Verdi y Sanabria, atacantes que no destacan por su fìsico up por su velocidad y habilidad de cara a la portería.
La amplia posesión del Inter es una telaraña que no enreda al equipo local, que, en cambio, está cerca de una sorpresiva ventaja. Rotunda, hay que decirlo, es la oportunidad que se pierde Lyanco: en un tiro libre desde la izquierda aparece solo -gracias a un desliz de Bastoni- a pocos pasos del arco. El cabezazo seguro va al poste, luego Lukaku despeja fuera del área. Un susto inesperado, que se traduce en una mayor confianza por parte del Toro, más inclinado a crear sobre todo ingresando por el centro-izquierda. El Inter maniobra y sigue encontrando solo en los centros la inspiración para intentar hacerle daño, sin éxito, a Sirigu.
La clave está en encontrar el hueco. Esa es la única manera en la que el Inter sabe que tiene una oportunidad. Y ocurrió tras una hora de juego, seguido de cerca por la entrada de Young y Eriksen. Fue el danés quien hizo saltar la chispa de Lautaro y Lukaku por primera vez: el belga se defendió, recogió un balón y se lo sirvió a Lautaro, que fue derribado por Izzo. Un claro penalti y la impecable conversión de Romelu supusieron el 1-0. La mejor ocasión del partido la tuvo el Inter, gracias a Skriniar, seguida por Lautaro y rematada por Hakimi, con parada de Sirigu.
El doblete no llegó, pero en el minuto 70 Sanabria empujó el balón al interior de la porteríapara lograr el empate después de un barullo tras un córner. Probablemente el gol fue problemático por un empujón a Skriniar, pero Valeri lo pasó por alto. Los últimos veinte minutos se convirtieron en una cuenta atrás para el Inter, que tenía que encontrar el gol a sabiendas de que no dejaría espacio al recién llegado, Zaza. La entrada de Sánchez revitaliza la acción ofensiva del Inter: el chileno canaliza todos los balones, los regates y los pases, proporciona la energía necesaria. El invento para el gol llegó desde su derecha, un arcoíris que encontró un extraordinario gesto de Lautaro: cabezazo y maravilloso gol.
El Inter estaba de nuevo por delante, con un 2-1 muy deseado en un partido no perfecto, pero sí crucial. En los minutos finales se vio una gran actitud de equipo, desde Vecino hasta el monumental Skriniar, y el Torino se mantuvo a distancia. Octava victoria consecutiva y ¡los puntos aumentan hasta los 65!
DATOS
TORINO (3-5-2): 39 Sirigu; 5 Izzo, 4 Lyanco, 3 Bremer; 27 Vojvoda (10 Gojak 89′), 8 Baselli (77 Linetty 49′), 38 Mandragora, 7 Lukic, 29 Murru (15 Ansaldi 67′); 24 Verdi (11 Zaza 67′), 19 Sanabria (9 Belotti 89′).
Suplentes: 18 Ujkani, 32 Milinkovic-Savic, 13 Rodriguez, 26 Bonazzoli, 45 Ferigra, 99 Buongiorno.
Entrenador: Davide Nicola.
INTER (3-5-2): 1 Handanovic; 37 Skriniar, 6 de Vrij, 95 Bastoni; 2 Hakimi (36 Darmian 89′), 23 Barella, 77 Brozovic (7 Sanchez 81′), 5 Gagliardini (24 Eriksen 56′), 14 Perisic (15 Young 56′); 9 Lukaku, 10 Lautaro (8 Vecino 89′).
Suplentes: 27 Padelli, 97 Radu, 11 Kolarov, 12 Sensi, 13 Ranocchia, 33 D’Ambrosio, 99 Pinamonti.
Entrenador: Cristian Stellini.
Anotadores: 62′ Lukaku I) de penal, 70′ Sanabria (T), 85′ Lautaro (I)
Amonestados: Gagliardini (I)
Tiempo de descuento: 1′ – 3′.
Árbitro: Valeri.
Asistentes: Ranghetti, Lo Cicero.
Cuarto árbitro: Di Martino.
VAR: Fabbri
Asistente del VAR: Mondin.
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