¿Por qué necesitamos a los polinizadores?

Los polinizadores permiten que muchas plantas, incluidos muchos cultivos, se reproduzcan. Todos dependemos de la supervivencia de las abejas. Los alimentos que consumimos, como las frutas y las verduras, dependen directamente de los polinizadores (abejas, mariposas, murciélagos, colibríes, etc.). Un mundo sin polinizadores supondría un mundo sin diversidad alimentaria, sin arándanos, café, chocolate, pepinos, ni muchos otros alimentos. También sirven para alertarnos sobre los nuevos riesgos ambientales, indicando la salud de los ecosistemas locales.

La polinización, un pilar de nuestros ecosistemas

Al polinizar las plantas y los árboles, los polinizadores son indispensables en los ecosistemas agrícolas para el cultivo de frutas, la horticultura y la producción de forraje, así como para la producción de semillas de muchas plantas que de las que se extraen sus raíces y sus fibras, como el algodón o el lino. Sirven también como productos básicos para la elaboración de medicamentos, biocombustibles o materiales de construcción.

La gran mayoría de las especies de plantas con flores producen semillas solo si los animales polinizadores transportan el polen desde las anteras hasta los estigmas de las flores. Sin este trabajo, desaparecerían muchas especies y muchos procesos del mismo ecosistema.

La polinización es, por lo tanto, un proceso clave tanto para los ecosistemas naturales como para aquellos gestionados por el ser humano. Se trata de una contribución esencial en la producción de alimentos y los medios de subsistencia humana, y vincula directamente los ecosistemas silvestres con los sistemas de producción agrícola.

La polinización, un pilar en nuestros ecosistemas

Al polinizar las plantas y los árboles, los polinizadores son indispensables en los ecosistemas agrícolas para el cultivo de frutas, la horticultura y la producción de forraje, así como para la producción de semillas de muchas plantas que de las que se extraen sus raíces y sus fibras, como el algodón o el lino. Sirven también como productos básicos para la elaboración de medicamentos, biocombustibles o materiales de construcción.

La gran mayoría de las especies de plantas con flores producen semillas solo si los animales polinizadores transportan el polen desde las anteras hasta los estigmas de las flores. Sin este trabajo, desaparecerían muchas especies y muchos procesos del mismo ecosistema.

La polinización es, por lo tanto, un proceso clave tanto para los ecosistemas naturales como para aquellos gestionados por el ser humano. Se trata de una contribución esencial en la producción de alimentos y los medios de subsistencia humana, y vincula directamente los ecosistemas silvestres con los sistemas de producción agrícola.

Las abejas, embajadoras de los polinizadores

La mayoría de las 25.000 a 30.000 especies de abejas (Hymenoptera: Apidae) son polinizadoras eficaces y, junto con las polillas, las moscas, las avispas, los escarabajos y las mariposas, constituyen la mayoría de las especies polinizadoras. Pero hay muchos más.

La gran variedad de polinizadores y sistemas de polinización es sorprendente. De hecho, existen polinizadores vertebrados, como los murciélagos, mamíferos no voladores (como varias especies de monos y roedores, los lémures, las ardillas comunes, los olingos y los kinkajúes) y aves (colibrís, suimangas, mieleros y algunas especies de loros).

Si observamos los procesos de polinización podemos ver las relaciones específicas entre las plantas y sus polinizadores; sin embargo, la mejor garantía de unos servicios de polinización saludables es la abundancia y diversidad de polinizadores.

Sin polinizadores, no hay Objetivos de Desarrollo Sostenible

Para una producción óptima de los cultivos se requiere una variedad de polinizadores. Las abejas y otros insectos polinizadores están mejorando la producción de alimentos de 2000 millones de pequeños agricultores en todo el mundo, ayudando a garantizar la seguridad alimentaria de la población mundial. La obtención de miel de colonias de abejas silvestres continúa siendo también un componente importante de los medios de vida de las poblaciones que dependen de los bosques en muchos países en desarrollo.

Sin embargo, la ausencia de un hábitat apropiado para las abejas podría desembocar en un continuo declive de la polinización. Los monocultivos, los pesticidas y las temperaturas cada vez más altas asociadas al cambio climático plantean problemas para la población de abejas y, por extensión, para la calidad de los alimentos cultivados. El descenso de la polinización también constituye una amenaza inmediata para la nutrición. Si continúa esta tendencia, los cultivos nutritivos como las frutas, los frutos secos y muchos cultivos hortícolas se irán sustituyendo por cultivos básicos como el arroz, el maíz y las patatas, lo que supondría una alimentación desequilibrada.

un.org