Los microplásticos están inundando hasta los rincones más inaccesibles del planeta, parecen ser omnipresentes y se han filtrado en los ciclos más importantes de la Tierra. Ya no sólo son los océanos, se han encontrado microplásticos en la cima del monte Everest, en la atmósfera y nuevas investigaciones revelaron que también se encuentran presentes en el cuerpo de las abejas.
Encontrar los lugares exactos donde se han filtrado los microplásticos resulta una tarea titánica, debido a su diminuto tamaño que escapa a la vista. Estas partículas tienen un tamaño aproximado de un micrómetro y resultan de la descomposición de desechos plásticos más grandes. El plástico es tan dañino para el planeta que incluso cuando parece haber desaparecido, sus millones de partículas se esparcen por todos lados y afectan los ciclos naturales del planeta.
Micropláticos, un contaminante silencioso
Ahora investigadores de la Universidad de Almería, la Universidad de Alcalá y la Asociación de Apicultores de Dinamarca, detectaron por primera vez microplásticos en el cuerpo de abejas. El estudio publicado en Science of the Total Enviroment, incluyó más de 4 mil abejas obreras provenientes de colmenares en Dinamarca. Nueve de los colmenares se ubican en el centro de Copenhague, mientras que diez restantes proceden de áreas rurales y semiurbanas cercanas al centro de Dinamarca.
El cuerpo de las abejas está recubierto por vellosidades que permiten la recolección de partículas de polen. Las vellosidades se cargan electrostáticamente mientras vuelan, así con ayuda de la física logran atraer más fácilmente partículas de polen. Justamente este mismo mecanismo es el que ha permitido la adhesión de microplásticos a los diminutos cuerpos de las abejas.
Tipos de residuos encontrados
La investigación sugiere que se encontraron microplásticos en todas las ubicaciones muestreadas. Los microplásticos se hallaron principalmente en forma de fragmentos con un 58% y en fibras hasta en un 38%. En total se encontraron trece tipos diferentes de microplásticos, siendo el más común el poliéster, seguido del polietileno y el cloruro de polivinilo.
La carga más alta de microplásticos corresponde a colmenares urbanos, pero se encontró un número comparable de microplásticos en colmenas de áreas suburbanas y rurales. Según los expertos esto se debe a asentamientos urbanos dentro de las zonas de alimentación de las abejas obreras. Además, también incide la fácil dispersión de los microplásticos por acción del viento.
El ciclo del plástico
Quizá la humanidad no ha alcanzado a comprender el daño que este tipo de materiales ocasiona al planeta. La supuesta biodegradación del plástico se ha vuelto un engaño, si bien es cierto que los nuevos materiales se desintegran, estos no se integran a la tierra de manera adecuada y su descomposición resulta en microplásticos. De ahí el peligro de los supuestos materiales biodegradables.
Se vuelve todavía más peligroso cuando la descomposición, fragmenta el plástico en partículas imperceptibles para la vista. De esta manera estamos inundando hasta los rincones más inaccesibles con agentes contaminantes. La atmósfera no es la excepción y recientemente se ha comprobado la presencia de este material en el aire, lo que confirma la terrible sospecha de la existencia del ciclo del plástico.
Este es un ciclo similar al del agua o del carbono, las partículas de microplásticos viajan a través del aire, las corrientes de chorro, se infiltran en los océanos y en la cadena alimenticia. El plástico se ha infiltrado ya en funcionamientos importantes del planeta.Debemos tomar esto como un indicador de prioridad número uno para reducir plásticos de un sólo uso y terminar la dependencia humana por este material.
ecoosfera.com