La firmeza del liderato del Barça ha quedado de manifiesto en su primera visita a Ipurua. En un partido exigente y un punto desagradable, en un campo pequeño y lluvia persistente, justo antes del City y del Clásico, el equipo se ha puesto el mono de trabajo para alcanzar un triunfo estratégico. Dos goles a balón parado de Messi, uno de penalti y otro de cabeza, han decidido a favor del conjunto catalán.

Las sanciones le obligaban a una defensa desconocida formada por Montoya, Piqué, Bartra y Adriano, mientras que la lesión de Busquets hacía ver un centro del campo innovador, con Sergi Roberto de mediocentro. De hecho, Luis Enrique cambiaba a hasta siete titulares respecto a la jornada anterior ante el Rayo.