La mitigación del cambio climático depende, sobre todo, de un cambio radical en la forma de producir y utilizar la energía. La supervivencia humana y del planeta precisa de un modelo de fuentes energéticas renovables y asequibles para todos, dicen altos representantes de la política, el sector privado y la sociedad civil, que se comprometen a trabajar unidos.

El mundo sabe de sobra que la energía es uno de los grandes motores del desarrollo, también sabe que la manera en que produce y usa la energía es la principal causa de la crisis climática que amenaza a la humanidad y al planeta; sin embargo, hay todavía 760 millones de personas sin acceso a la electricidad y 2600 millones más que no disponen de una fuente de energía no contaminante para cocinar.

Para discutir cómo se puede cambiar esta realidad y darle un vuelco a la forma de generar y consumir la energía, los líderes y altos representantes de más de cien países, organizaciones internacionales y empresas se dieron cita este viernes en el Diálogo de Alto Nivel sobre Energía, celebrado en el marco de la Asamblea General de la ONU.

Un doble imperativo

“Hoy nos enfrentamos al momento de la verdad. (…) Las emisiones de energía representan alrededor del 75% del total de emisiones de gases de efecto invernadero. Por tanto, tenemos un doble imperativo: acabar con la pobreza energética y limitar el cambio climático”, dijo el Secretario General de las Naciones Unidas en su participación en el encuentro virtual.

Y la respuesta para responder a ambas necesidades, afirmó António Guterres, es la energía asequible, renovable y sostenible para todos.

Guterres recordó que la energía solar es la fuente de energía más barata en la mayoría de los países y que genera más puestos de trabajo que el sector de los combustibles fósiles.

“Invertir en energía limpia y asequible para todos mejorará el bienestar de miles de millones de personas. Puede crear los empleos verdes que necesitamos con urgencia para la recuperación de la crisis del COVID-19. Impulsará todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y es la solución más importante para evitar una catástrofe climática”, puntualizó.Paneles solares en MauricioPNUD/Stephane BellerosPaneles solares en Mauricio

Entre la vida y la muerte

Advirtió que si no se adopta este modelo de generación de energía, miles de millones de personas estarán condenadas a una pobreza aún más aguda y a mayores problemas de salud, mientras que los ecosistemas de los que todos dependemos colapsarán.

“El acceso a energía limpia y renovable es la diferencia entre la vida y la muerte. Debemos resolver estos desafíos en esta década. Y debemos empezar hoy”, recalcó Guterres.

Por este motivo, instó a todos los países, especialmente a los principales emisores, a asumir compromisos de energía limpia, actuando en conjunto con los principales actores del mundo empresarial y financiero.

Para la nueva ruta hacia la energía renovable y sostenible, el Secretario General identificó cuatro prioridades:

  • reducir a la mitad el número de personas sin acceso a la electricidad para 2025
  • cambiar rápidamente a fuentes de energía limpia
  • lograr el acceso universal a la energía para 2030
  • asegurarse de que nadie se quede atrás en la carrera hacia un futuro con cero emisiones de carbón

“No podemos esperar otros 40 años”, señaló, aludiendo al encuentro previo de este tipo para discutir el tema. “La era de la energía renovable y asequible para todos debe empezar hoy”, insistió Guterres.El Secretario General António Guterres durante su participación en el Diálogo de Alto Nivel sobre Energía.ONU/Manuel EliasEl Secretario General António Guterres durante su participación en el Diálogo de Alto Nivel sobre Energía.

El costo del cambio

En la reunión intervino también el presidente de la Asamblea General, quien tocó un punto medular de la transición hacia la energía limpia: el costo de dicho cambio.

“Es esencial un aumento sustancial al financiamiento de la energía limpia para todos los países, pero sobre todo para las naciones menos desarrolladas, sin litoral o los pequeños Estados insulares en desarrollo, donde la pobreza energética equivale a la pobreza general”, subrayó.

Abdulla Shahid detalló que el flujo de recursos para apoyar la energía renovable en los países desarrollados sumó 21.400 millones de dólares en 2017, un aumento del 100% con respecto a 2010. Sin embargo, los países menos desarrollados, sin litoral y pequeños Estados insulares en desarrollo recibieron apenas una pequeña tajada de esos fondos, lamentó.

Como ejemplo de la urgencia de recursos, también informó que de los 4400 millones de dólares que hacen falta para lograr el acceso universal a energía limpia para cocinar sólo se han reunido 32 millones de dólares.Los vehículos eléctricos son ecológicos y pueden ayudar a reducir las emisiones contaminantes. Foto de archivo: ONU/JC McIlwaineONU/JC McIlwaineLos vehículos eléctricos son ecológicos y pueden ayudar a reducir las emisiones contaminantes. Foto de archivo: ONU/JC McIlwaine

Compromisos previos

Antes de la reunión de hoy, numerosos gobiernos y empresas habían firmado ya compromisos relacionados con el cambio hacia la generación de energía limpia.

En junio pasado, unos 50 ministros del medio ambiente trazaron planes para reducir las emisiones y garantizar que todas las personas, especialmente las de los países en desarrollo, tengan acceso a electricidad sostenible.

Además, Chile, Colombia y la República Dominicana firmaron con el Banco Interamericano de Desarrollo un Pacto de Energía que establece una meta regional del 70% de energía renovable para América Latina en 2030, un acuerdo abierto al que se han adherido Bolivia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Haití, Honduras, Paraguay, Perú y Uruguay.

Por parte del sector privado, destacaron, entre otros, los compromisos de las Fundaciones IKEA y Rockefeller, que anunciaron un fondo de mil millones de dólares para impulsar el acceso a la energía renovable en los países en desarrollo. Asimismo, GOGLA, una asociación global para la industria de la energía solar, prometió brindar un mejor acceso a la electricidad para mil millones de personas para 2030.

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