Los nanoplásticos se han convertido en uno de los principales problemas de contaminación atmosférica del planeta, ya que, según un estudio, un país como Suiza, con una extensión 12 veces menor que España, recibe 43 billones de estas tóxicas partículas al año.

La investigación, llevada a cabo por el experto del Laboratorio Federal Suizo de Ciencia y Tecnología de Materiales (EMPA) Dominik Brunner, sostiene que estas partículas, cuyo tamaño oscila entre uno y cien nanómetros, pueden viajar miles de kilómetros a través del aire.

En el caso de Suiza, los científicos señalan que cada año se acumulan en torno a 3.000 toneladas de nanoplásticos que se desplazan desde las zonas más remotas de los Alpes hasta las ciudades de menor altitud, como Ginebra, o viceversa.

El estudio, en el que también participaron instituciones de Austria y Países Bajos, indicó que incluso los plásticos de los océanos llegan a la atmósfera, a través de los nanoplásticos que transporta el rocío de las olas.

Alrededor del 10 % de las partículas alpinas analizadas en el estudio recorrieron más de 2.000 kilómetros, algunas de ellas desde el Atlántico, antes de quedar depositadas en zonas de alta montaña.

Los residuos plásticos que se desechan cada año, en torno a 4.980 millones de toneladas, son la principal causa de liberación de estas diminutas partículas, aunque no la única.

La hipótesis de los investigadores defiende que el uso diario de productos como envases y ropa también libera nanoplásticos, y explican que las partículas son tan ligeras que su movimiento en el aire es semejante al de los gases.

Los expertos analizan ahora si este tipo de contaminación del aire representa una amenazada potencial para la salud humana, aunque de momento ya han determinado que pueden acceder al flujo sanguíneo a través de la respiración, sin que se conozcan con exactitud sus posibles efectos en el organismo. EFEverde