En Santiago de Cali se adelanta la construcción de uno de los espacios de conservación ambiental más importantes de Latinoamérica. Un parque de 90 hectáreas destinadas a la protección de la vida, la biodiversidad y el agua.
Una hora y media es el tiempo estimado para llegar al Parque Ambiental Corazón de Pance, partiendo del aeropuerto internacional Alfonso Bonilla Aragón. La tradicional calle 5, esa misma que las agrupaciones Niche y Guayacán hicieron famosa en sus canciones, se convierte en punto de referencia para que caleños, caleñas y turistas inicien esta expedición, cuyo destino es uno de los santuarios naturales más extensos del suroccidente colombiano.
En sentido norte-sur se deberá llegar hasta la carrera 100 con calle 16 y girar a la derecha para transitar por la avenida Cañasgordas. Luego, en el semáforo de la Universidad Icesi, se cruza nuevamente a la derecha buscando la popular ‘Curva del bofe’. Desde allí, sólo se recorren 200 metros antes de encontrar una valla que da la bienvenida al majestuoso parque.
Esa bienvenida está a cargo de una espectacular visual de los Farallones y una imponente bandera de Santiago de Cali que ondea sus colores con el viento de la montaña. El recibimiento corre por cuenta de los trabajadores del Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente (Dagma), el Instituto Cinara de la Universidad del Valle y de Ecourbanismo, organización que por concurso público ganó la oportunidad de realizar los diseños del proyecto.
El equipo de trabajo, liderado por el alcalde Jorge Iván Ospina, lo conforman biólogos, arquitectos, sociólogos, ingenieros ambientales, entre otros profesionales, todos y todas trabajando con mística y orgullo en un proyecto que, además de fortalecer la conectividad ecológica entre los Farallones y el río Cauca, logró una hazaña histórica: contener la expansión urbanística masiva que se estaba desarrollando en las riberas del río Pance.
Con el acompañamiento de un guía se inicia el recorrido. El trayecto empieza con un leve descenso hacia las primeras obras y avances del parque. En el camino se observa vegetación del bosque seco tropical como Guacharacos (Cupania americana), Sambocedros o Trompillos (Guarea guidonia) y Yarumos (Schefflera morototoni). Algunos recién sembrados; otros, son árboles grandes convertidos en guardianes de la naturaleza.
“Construimos oportunidades de vida a través de este importante proyecto. Es una iniciativa de amortiguamiento ambiental, de protección a la biodiversidad y a la vida. Es el legado para futuras generaciones y queremos que todas y todos se apropien del proyecto. Estamos convencidos que al entregar estas 90 hectáreas como un nuevo gran parque ambiental, no solo gana la ciudad, también gana la vida”, indicó el médico Jorge Iván Ospina.
El canto de las aves, el murmullo del viento y de las ramas son protagonistas en la primera parte de la expedición. Sonidos que se vuelven cada vez más intensos en la medida que se avanza hasta llegar al gran laberinto de polinizadores, la primera obra del proyecto que hoy brinda a los visitantes un adelanto de lo que se podrán encontrar, una vez termine su desarrollo completo.
Ingresar a esta zona se convierte en una experiencia totalmente sensorial, por la majestuosidad en los colores de más de 21 mil plantas que acogen a especies polinizadoras como mariposas, abejas, colibríes y murciélagos. Asimismo, plantas aromáticas como el toronjil, menta, hierbabuena y anís que estimulan el olfato. También podría definirse como una experiencia mágica por cuenta de 11.000 plantas ornamentales como el coral, la margarita, nevada y la lantana que, ordenadas en figuras geométricas retratan esos inmensos jardines asiáticos o europeos que muchos solo han visto por televisión.
“Nuestro papel al ingresar al parque ambiental es meramente contemplativo y de reflexión. En este espacio no veremos actividades como el tradicional paseo de olla, pero sí tendremos la fortuna de presenciar el comportamiento libre de especies como el ‘Pellar Común’, utilizando el jardín de aromáticas para construir su nido y dejar sus huevos. También será normal toparse en medio del recorrido con mamíferos en peligro de extinción como el Yaguarundí”, manifestó la ingeniera Francy Restrepo, directora del Dagma.
El agua es protagonista del recorrido. Después de conocer el laberinto de polinizadores y las huertas aromáticas, la expedición se enfoca en el líquido vital. En este punto, se transita por los senderos que se han delimitado al lado del río Pance. Los visitantes conocerán los lugares donde se levantará un museo o casa del agua, enfocado en la concientización frente al uso y procesamiento del preciado líquido.
“Valoro y aplaudo esta gran gestión de la Alcaldía de Cali, porque es un proyecto que va a generar vida y está direccionado a la conservación. Me parece maravilloso. Con esto el alcalde Ospina está demostrando que es un dirigente comprometido con el desarrollo de nuestra ciudad”, consideró Diego Padilla, habitante de una zona denominada La Planada, en Pance.
La expedición termina en los predios de los Hermanos Maristas, recientemente adquiridos por la Administración Distrital. Al final, quizá algunos expedicionarios estarán físicamente agotados, mojados o un poco bronceados, pero sobretodo fascinados con la oportunidad que Santiago de Cali le brinda a sus ciudadanos y al mundo entero. En este paraíso ubicado en el Corazón de Pance, palpitan las reflexiones sobre la importancia de preservar la vida por encima de cualquier interés político, económico o personal.
Los datos:
- El Parque Corazón de Pance tiene una inversión de $150 mil millones: 53 % son recursos propios de la Alcaldía local y el 47 % provienen de la sobretasa ambiental.
- 1,5 kilómetros de extensión. Albergará un mariposario, una ciclorruta, meliponario, además de un mirador para el avistamiento de 290 especies de aves.
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