En un mundo dominado por el individualismo, el egocentrismo y la adicción al consumo por parte del ser humano, las cooperativas en varios sectores económicos y sociales, funcionan como alternativa para promover el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales y comprender que son finitos.about:blank

El cooperativismo en el sector de la alimentación se va extendiendo cada vez más ante la creciente demanda por parte de los consumidores de productos respetuosos con el medio ambiente, los principios sociales y de producción.

Consumo responsable

Productos a granel en el supermercado cooperativo La Osa. EFE/Lourdes Uquillas

Así lo explica a EFE Pauline Bonnier, social laboral del supermercado cooperativo La Osa durante una visita al local situado en el barrio de Tetuán de Madrid, que tiene cerca de 1.800 socios, de los cuales unos 800 trabajan unas 3 horas cada cuatro semanas en la reposición, arreglo, atención, caja o limpieza, y solo hay tres personas en plantilla, encargadas de la contabilidad o del contacto con los proveedores de productos.

La Osa es una cooperativa de consumidores sin ánimo de lucro, es decir que son los cooperativistas los dueños de la estructura del supermercado y quienes toman las decisiones de manera equitativa en la asamblea de cooperativistas, en la que cada miembro tiene un voto independientemente del capital que haya aportado inicialmente «para fomentar el principio de equidad entre las personas, que es la gran definición de lo que es una cooperativa», sostiene Bonnier.

«Esto nos permite a los socios consumidores tener poder de decisión sobre la manera en la cual nos alimentamos, el impacto que tenemos en la cadena de producción de alimentos y distribución, así como cómo tomamos decisiones sobre lo que consumimos y cómo tener un impacto de manera colectiva».

Estas prácticas les permite de forma colectiva salir «de la situación un poco agobiante que puede ser intentar cambiar las cosas de manera individual, que nos atrapa rápidamente, pretendiendo ser lo más puristas, reciclar, hacer la selección de los residuos, no usar el vehículo, para al final tener vidas un poco limitadas o austeras», cuando también es «una trampa» el ponerse esta responsabilidad sobre las espaldas individuales y cuando la responsabilidad es colectiva, es decir, «de las empresas, los espacios políticos y de los espacios vecinales, donde es más agradable y más fácil de hacer».

Trabajo cooperativo

Verdura ecológica en el supermercado cooperativo La Osa en Madrid. EFE/Lourdes Uquillas

La socia laboral de La Osa sostiene que de los 1.800 cooperativistas, «hay mucha gente que ha participado en algún momento, pero luego se han mudado. Es un reto con bastante rotación porque puede cambiar la vida de las personas y su implicación con el proyecto y el colectivo».

Bonnier explica que La Osa surgió a partir del proyecto Mares, financiado por el Ayuntamiento de Madrid y la Unión Europea, que durante tres años impulsaron proyectos de emprendimiento individual y colectivo de economía social y solidaria, de los cuales había cinco mares: Movilidad, Alimentación, Residuos, Energía y Cuidados.

Pero La Osa pretende replicar el modelo de la Park Slope Food Coop, que se desarrolló en Nueva York en los años setenta y ha sido replicado en París en el 2015, y que «es una cooperativa de consumidores con productos ecológicos y no ecológicos, con un espacio suficientemente grande para cubrir las necesidades de compra que tengan los cooperativistas, la autogestión con la participación de las personas y autoservicio».

Y el impulsó inicial para su constitución vino a través de un grupo de personas en el barrio madrileño de Malasaña, constituido alrededor de una pequeña cooperativa ‘Dos Ecológico’, una tienda de productos ecológicos, con un grupo de consumo, que por medio de ese «grupo promotor creado a principios de 2018, les permitió tener una base de conocimiento y experimentación para hacer crecer la base social».

Financiación ética

Información sobre las comisiones y grupos de trabajo en el supermercado La Osa. EFE/Lourdes Uquillas

La financiación se ha conseguido a través de tres entidades financieras: Triodos Bank, Fiare Banca Ética y la cooperativa de crédito Coop57, «todas entidades de las finanzas éticas, que financian por primera vez en España un proyecto conjunto, lo que ha supuesto fijar entre todos las condiciones para la concesión del crédito inicial».

Para participar en la cooperativa solo se necesita aportar un capital social inicial de cien euros, pago que se puede hacer de forma fraccionada, y tres horas de trabajo en el local una vez al mes, explica a EFE Toñi, una de las socias cooperativistas, quien señala que lo que más le gusta «es el espíritu de colaboración que se promueve y genera», un «valor añadido, hasta el punto que venir a hacer mis tres horas de turno no me supone un sacrificio».

Rubén, otro cooperativista, señala a EFE que para él es un «proyecto ilusionante, del que me siento orgulloso de participar y que convierte una obligación como es la compra y el consumo en un ejercicio de transformación, de contacto con gente afín y que tiene mucho que aportar. Además, me da un espacio que no encuentro en otra parte para mejorar aspectos claves del día a día, con una alternativa posible y compartida.»

Pauline Bonnier explica en un recorrido por el supermercado que se seleccionan principalmente los productos producción ecológica, local y que respetan los principios ambientales en toda la cadena de distribución, no obstante, sostiene, se puede encontrar, por ejemplo, bebidas que tienen mucha demanda porque entienden que a pesar de hacer un consumo ecológico, hay personas que consumen también esos productos.

Destaca entre los productos, las cervezas artesanas de la Sierra de Madrid, productos de belleza o de limpieza en formato compacto, que ahorran agua y energía en el transporte, o sistemas de devolución de envases que hay para alguna bebida o para las cajas de los huevos.

Los negocios cooperativos están creciendo, en Madrid han surgido además los supermercados Biolibere o SuperCoop, pero existen muchas otras iniciativas.

Más sectores

Y el sector de la alimentación no es el único en el que se han puesto en marcha proyectos de coopertivismo. existen proyectos como Mercado Social de Madrid, que reúne un amplio grupo de empresas de sectores como la banca ética, servicios financieros éticos y solidarios, energía, comunicación y diseño, educación, transporte de mercancías, economía social, comercio justo, supermercados, vivienda colaborativa o jardinería, entre otros muchos.

Para quien quiera conocer más sobre el consumo responsable y cooperativo, puede asistir en Madrid, el próximo 12 de mayo, en El Fogón Verde a una reunión en la que se dará a conocer el proyecto y socios participantes en el Mercado Social de la capital española.

Además, entre el 5 y el 8 de mayo se está realizando en Barcelona la feria BioCultura, en la que se puede encontrar productos ecológicos, sostenibles y cooperativos. EFEverde