Cambio climático y sequías, sobreexplotación, deforestación, plagas, incendios y factor humano hacen que los bosques de todo el mundo estén en peligro de colapsar en pocos años, según advierte el catedrático de Ecología de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) e investigador del CREAF, Francisco Lloret.

El ecólogo acaba de publicar el libro «La muerte de los árboles» (Editoral ARPA), en el que analiza el grave fenómeno del declive de los bosques en todo el mundo.

Aunque el trabajo hace un recorrido por algunos de los bosques más importantes de Norteamérica, Patagonia, Europa y África, pone especial atención en casos españoles como los alcornocales de Cádiz, los sabinares de Doñana, los pinares del sistema Ibérico, las sierras de Levante y los abetales de los Pirineos.

Cada capítulo del libro comienza con el caso concreto de un bosque que ha sufrido episodios de mortalidad y aprovecha para explicar cómo funciona ese tipo de bosque.

Debemos estar preocupados por el estado de los bosques si no queremos que en pocos años colapsen de forma generalizada.

El investigador advierte que hay señales de alerta claras que nos indican que debemos poner más atención en estos temas.

«Lo que les ocurre a los bosques es como un accidente de aviación, que se produce cuando dejan de funcionar muchas cosas a la vez. En los bosques existen luces rojas encendidas en el puesto de mando que pueden llevar los bosques al colapso», avisa.El ecólogo ve los peligros en el aumento de episodios de sequía, olas de calor y aumento de temperaturas, asociadas al cambio climático, pero también al aumento de plagas y patógenos, los incendios o la pérdida o empobrecimiento de suelos. 

«Una historia de gestión forestal ha propiciado una conformación de los bosques que les ha dejado vulnerables frente a estas situaciones», según Lloret.

En busca de respuestas

El libro responde a preguntas como ¿Qué es un bosque? ¿Cómo funciona? ¿De qué está compuesto? ¿Cómo se desarrolla?, y describe la complejidad de los procesos internos que vive cada árbol que, además, se ve influenciado por el resto de seres vivos que viven dentro de un bosque: microorganismos del suelo, otras plantas, animales.

«Es todo un ecosistema, piezas que encajan y permiten que el bosque funcione. La base de todo ello está en la fotosíntesis, la capacidad de los árboles de captar el CO2 de la atmósfera y transformarla en madera», resume.

«Para proteger los bosques de las sequías hay que entenderlos primero: qué árboles viven, cuántos árboles existen y qué tamaño tienen. Si favorecemos de algún modo aquellas especies que son más resistentes a estas nuevas condiciones, los grandes servicios que proporciona el bosque – retirar CO2 y regular el ciclo del agua- se podrán mantener», dice el ecólogo.

Según el experto, en España, hay encinares y robledales afectados por patógenos y sequía, pero tienen una gran capacidad de rebrotar.

«En España los bosques también están en declive por sequía, pero vemos que también tienen la capacidad de recuperarse», confirma Lloret, que recuerda que los bosques de la península ibérica se han gestionado y utilizado a lo largo de toda la historia.

«Sin embargo, los bosques tienen una dinámica propia y debemos conocer cómo funcionan, para acompañarlos mediante la gestión forestal a hacerlos más resilientes a estos cambios que nosotros estamos provocando y que son demasiado rápidos para ellos», puntualiza. EFEverde