Al inicio tenía buenas piernas, aunque la espaldas y las manos me dolían después de la etapa de pavés de ayer. Fue una salida muy loca que provocó una etapa muy loca. El ciclista más fuerte del pelotón entró en la escapada y, aunque había muchos corredores tirando del pelotón incluyendo mis compañeros, temía que acabara llevándose la victoria en meta. Sin embargo, mi equipo hizo un gran trabajo; cazamos la fuga y yo pude recompensar a mis coequipiers con una victoria de etapa. Era lo que yo quería. Todo lo demás es un ‘extra’.
Las dos últimas subidas las hicimos a tope, por encima del umbral. Me moví en la penúltima porque temía que alguien atacara antes que yo y me viera encerrado. Fue una buena forma de probar mis piernas. Ha acabado siendo un día para los hombres de la general más que para los cazaetapas o los velocistas, y he sido muy afortunado de que mis compañeros Rafal Majka y Brandon McNulty estuviera ahí para ayudarme al final.
Mañana es el primer final en alto de verdad de este Tour de Francia. La Planche des Belles Filles es una subida muy dura, una de mis favoritas.