La calidad del aire en todo el mundo sigue deteriorándose debido al aumento de las emisiones, lo que pone en peligro la salud humana y agrava el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la contaminación y los desechos.
Según la Organización Mundial de la Salud, el 99% de la población mundial respira aire insalubre y la contaminación atmosférica causa 7 millones de muertes prematuras cada año. El MP2,5, que se refiere al conjunto de partículas con un diámetro igual o inferior a 2,5 micrómetros, representa la mayor amenaza para la salud y a menudo se utiliza como métrica en las normas legales de calidad del aire. Al inhalar MP2,5, se absorbe en el cuerpo al punto de penetrar en el torrente sanguíneo, lo cual se asocia con enfermedades tales como: accidentes cerebrovasculares, enfermedades cardíacas, enfermedades pulmonares y cáncer.
Para abordar esta crisis de contaminación atmosférica, múltiples expertos advierten que los gobiernos deben tomar medidas urgentes para fortalecer la regulación de la calidad del aire, incluida la capacidad de vigilancia para rastrear el MP2,5y otros contaminantes.
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Acciones colectivas necesarias para mejorar la calidad del aire que compartimos
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Un informe de 2021 realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente(PNUMA) muestra que la vigilancia de la calidad del aire no es un requisito legal en el 37% de los países; razón que preocupa a los expertos por el rigor que sí se dedica en la vigilancia por parte de muchos otros países.
“La vigilancia de la calidad del aire y el acceso transparente a los datos a través de plataformas como la ‘World Environment Situation Room‘ son fundamentales para la humanidad, ya que nos ayudan a entender cómo la contaminación del aire afecta a las personas, lugares y el planeta”, dice Alexandre Caldas, jefe de la División de Difusión, Tecnología e Innovación de la División de Ciencias del PNUMA.
“Con estos datos, los gobiernos y los países pueden identificar los puntos críticos de la contaminación del aire y tomar medidas específicas para proteger y mejorar nuestro futuro y el bienestar humano y ambiental”, agregó.
Entonces, ¿cómo se mide la calidad del aire? ¿Cómo se procesan estos datos? ¿Y qué pueden hacer los gobiernos para mejorar la vigilancia?
¿Cómo se mide la calidad del aire?
Los contaminantes atmosféricos provienen diversas fuentes, incluidas las emisiones causadas por el hombre (o emisiones antropogénicas, como el uso de combustibles fósiles en los vehículos y en la cocina) y las fuentes naturales, como las tormentas de polvo y el humo de los incendios forestales y los volcanes.
Los sistemas de vigilancia de la calidad del aire están equipados con sensores diseñados para detectar contaminantes específicos. Algunos utilizan láseres para escanear la densidad de partículas en un metro cúbico de aire, mientras que otros se basan en imágenes satelitales para medir la energía reflejada o emitida por la Tierra.
Entre los contaminantes vinculados a los efectos sobre la salud humana y el medio ambiente figuran el MP2,5, el MP10, el ozono troposférico, el dióxido de nitrógeno y el dióxido de azufre. Cuanto mayor sea la densidad de contaminantes en el aire, mayor será el Índice de Calidad del Aire (ICA), una escala que va de 0 a 500. Un ICA de 50 o menos se considera seguro, mientras que las lecturas por encima de 100 se consideran poco saludables. Según la iniciativa IQAir, asociada del PNUMA, solo 38 de 117 países y regiones obtuvieron lecturas con un promedio saludable del Índice de Calidad del Aire en 2021.
¿Cómo se calcula la calidad del aire?
Los bancos de datos de calidad del aire procesan las lecturas de los monitores de calidad del aire gestionados por los gobiernos, la ciudadanía o los provenientes de satélites para producir una lectura de datos acumulados sobre el ICA. Estas bases de datos pueden ponderar los datos de manera diferente en función de la fiabilidad y el tipo de contaminación medida.
El PNUMA, en colaboración con la iniciativa IQAir, desarrolló la primera calculadora de exposición a la contaminación del aire en tiempo real en 2021, la cual combina lecturas globales de monitores de calidad del aire validados en 6,475 ubicaciones en 117 países, territorios y regiones. La base de datos prioriza las lecturas del MP2,5 y aplica inteligencia artificial para calcular la exposición de la población de casi todos los países a la contaminación del aire cada hora.
¿Cómo pueden los gobiernos mejorar esta vigilancia?
La vigilancia de la calidad del aire es particularmente escasa en África, Asia Central y América Latina, a pesar de que estas regiones están densamente pobladas, lo que significa que grupos específicos de personas pueden verse afectados de manera desproporcionada por la contaminación del aire. Los gobiernos deben adoptar una legislación que haga de este tipo de vigilancia un requisito legal, al tiempo que invierten en la infraestructura disponible para mejorar la fiabilidad de los datos. Mientras tanto, la integración del uso de sensores de calidad del aire de bajo costo mejorará la gestión de la calidad del aire en los países en desarrollo, asegura Alexandre Caldas.
«Los sensores de calidad del aire de bajo costo son más fáciles de implementar y permiten reducir significativamente los costos operativos, lo que los convierte en una alternativa pública cada vez más viable en áreas que carecen de estaciones de vigilancia operadas por el gobierno, así como en regiones remotas», agregó.
El PNUMA se encarga de evaluar el estado de las iniciativas mundiales contra la contaminación atmosférica y de proporcionar información de alerta temprana con el fin de promover la cooperación internacional en materia de medio ambiente. Por ejemplo, el PNUMA ha apoyado la instalación de 48 sensores de bajo costo en Costa Rica, Etiopía, Kenya y Uganda desde 2020. Asimismo, el PNUMA se propone proporcionar apoyo técnico a más de 50 países, entre ellos la Argentina, Botswana, el Senegal y Timor-Leste.
“El PNUMA está comprometido a poner a libre disposición su experiencia en vigilancia de la calidad del aire para ayudar a los países a abordar la crisis de contaminación atmosférica”, afirmó Alexandre Caldas. «Los gobiernos también deben hacer esfuerzos concertados dirigidos a fortalecer la gestión de la calidad del aire con el objetivo de proteger la salud y el bienestar de las personas en todo el mundo».
Para combatir el impacto generalizado de la contaminación en la sociedad, el PNUMA lanzó la campaña #SinContaminación (#BeatPollution en inglés), una estrategia en favor de medidas rápidas, a gran escala y coordinadas contra la contaminación del aire, la tierra y el agua. La estrategia pone de manifiesto el impacto de la contaminación en el cambio climático, la pérdida de recursos naturales y biodiversidad, y la salud humana. A través de mensajes fundamentados en datos científicos, la campaña muestra cómo la transición hacia un planeta sin contaminación es vital para las generaciones futuras.
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