El país asiático contamina poco pero está pagando un precio demasiado alto, explica el titular de la ONU, que recuerda que los principales países industrializados del G20 generan el 80% de las emisiones que destruyen el clima. También advierte que lo peor de las inundaciones aún está por llegar, refiriéndose a la aparición de enfermedades mortales como el cólera, y a la destrucción de las cosechas y el ganado que traerá el fantasma del hambre.

El pueblo de Pakistán es víctima de «una sombría injusticia climática», dijo el viernes el Secretario General de la ONU ante la Asamblea General, recordando que aunque el país es responsable de menos del 1% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, está pagando un «precio desproporcionado por el cambio climático provocado por la actividad humana». 

Durante una sesión plenaria del órgano más representativo de la ONU sobre las devastadoras inundaciones del país, António Guterres recordó su visita del mes pasado al país inundado en la que pudo ser testigo de primera mano de «un nivel de carnicería climática más allá de la imaginación».

Guterres describió, por ejemplo, cómo las aguas de las inundaciones cubrían una superficie tres veces mayor que la de su propio país, Portugal, y dijo que muchos perdieron sus casas, su ganado, sus cultivos y «su futuro».

«Vidas arrasadas«, explicó.

Lo peor está por llegar

Aunque las lluvias han cesado y el agua empieza a retroceder, muchas zonas del sur siguen inundadas y, con la llegada del invierno, la situación va de mal en peor.

«Pakistán está al borde de una catástrofe sanitaria«, advirtió el máximo responsable de la ONU, señalando que las amenazas del cólera, la malaria y el dengue se pueden cobrar «muchas más vidas que las inundaciones».

El funcionario describió un panorama de casi 1500 instalaciones sanitarias devastadas, dos millones de viviendas dañadas o destruidas y más de dos millones de familias sin sus posesiones.

«Muchos no tienen refugio mientras se acerca el invierno».

Un pueblo inundado en Matiari, en la provincia pakistaní de Sindh.

UNICEF/Asad Zaidi

Calamidades en cascada

Al mismo tiempo, la magnitud de la destrucción de las cosechas y el ganado está «creando una crisis alimentaria hoy y poniendo en peligro la temporada de siembra mañana», continuó Guterres.

«El hambre severa está aumentando. La malnutrición entre los niños y las mujeres embarazadas en período de lactancia está aumentando. El número de niños sin escolarizar está creciendo. El dolor y las dificultades, especialmente para las mujeres y las niñas, van en aumento», explicó.

Además, más de 15 millones de personas podrían verse abocadas a la pobreza.

Los efectos de las inundaciones no se sentirán sólo durante días o meses, sino que persistirán en Pakistán durante años

Se necesita un apoyo masivo

En colaboración con el Gobierno de Pakistán, el Secretario General convocó una conferencia de donantes para proporcionar apoyo a la rehabilitación y reconstrucción, e instó a los países, las organizaciones internacionales, el sector privado y la sociedad civil a apoyar plenamente estos esfuerzos.

Entretanto, las Naciones Unidas han lanzado el Plan de Respuesta a las Inundaciones de Pakistán, en el que se solicitan 816 millones de dólares -un aumento de 656 millones respecto al llamamiento inicial- para responder a las necesidades más urgentes hasta el próximo mes de mayo.

«Pero esto palidece en comparación con lo que se necesita en todos los frentes, incluidos los alimentos, el agua, el saneamiento (…) y el apoyo sanitario», dijo Guterres.

La responsabilidad moral del G20

Mientras el calendario avanza rápidamente hacia la próxima Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP27) en noviembre, afirmó que «el mundo está retrocediendo, [ya que] las emisiones de gases de efecto invernadero están aumentando junto con las calamidades climáticas»

El titular de la ONU subrayó que la COP27 debe ser el lugar donde se inviertan estas tendencias, se tomen medidas serias sobre las pérdidas y los daños, y se encuentre una financiación vital para la adaptación y la resiliencia. 

Tras recordar que los principales países industrializados del G20 generan el 80% de las emisiones que destruyen el clima, afirmó que es su «responsabilidad moral» ayudar a Pakistán a recuperarse, adaptarse y crear resiliencia ante las catástrofes «sobrealimentadas por la crisis climática».

Debemos actuar ahora

Guterres señaló que un tercio de Pakistán ha sido inundado, y que muchos Estados insulares se enfrentan a «la perspectiva muy real de que todo su territorio se hunda«. 

«Las comunidades de todo el mundo se enfrentan a la destrucción causada por el clima», dijo. «Debemos actuar, y debemos hacerlo ahora». 

Aunque esta vez fue Pakistán, el Secretario General advirtió que mañana «podría ser cualquiera de nuestros países y nuestras comunidades».

«El caos climático está llamando a la puerta de todos, ahora mismo», concluyó. «Esta crisis global exige una solidaridad y una respuesta global».

Prueba de fuego de la solidaridad

El presidente de la Asamblea General subrayó, por su parte, la importancia del tiempo, ya que «el precio que estamos pagando por los retrasos aumenta cada día».

Csaba Kőrösi afirmó que hoy el mundo se enfrenta a una «prueba de fuego de la solidaridad» por la forma en que los Estados miembros reaccionan ante la difícil situación de Pakistán.

«Se trata de una tragedia de proporciones épicas» que requiere «intervenciones inmediatas» para evitar una «emergencia permanente».

Niños refugiados afganos juegan cerca de una bomba de suministro de agua en la aldea de refugiados de Kheshgi, en el distrito de Nowshera, Pakistán.

ACNUR/Qaiser Khan Afridi

Niños refugiados afganos juegan cerca de una bomba de suministro de agua en la aldea de refugiados de Kheshgi, en el distrito de Nowshera, Pakistán.

Reconstruir juntos

El presidente de la Asamblea destacó la necesidad de estar mejor preparados cuando vuelvan las sequías y las lluvias.

Más que nunca, los esfuerzos internacionales de ayuda deben centrarse en soluciones transformadoras, dijo. «La adaptación y la resiliencia son las semillas de la sostenibilidad«.

Kőrösi instó a los embajadores a «hacer uso de la ciencia y la solidaridad (…) para mejorar nuestras capacidades de gestión de crisis… [para] reconstruir juntos».

Petición de ayuda

Mientras tanto, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) está intentando ayudar urgentemente a más de 650.000 refugiados y miembros de sus comunidades de acogida afectados por las calamitosas inundaciones de Pakistán.

Tras señalar que la magnitud de la devastación es «difícil de comprender», el portavoz Matthew Saltmarsh declaró el viernes en una rueda de prensa en Ginebra que, dado que Pakistán se enfrenta a «un reto colosal» para responder a la catástrofe climática, se necesita más apoyo «para el país y su pueblo, que ha acogido generosamente a los refugiados afganos durante más de cuatro décadas».

Informó sobre las últimas estimaciones de las lluvias e inundaciones sin precedentes, registrando al menos 1700 muertos; 12.800 heridos, entre ellos al menos 4000 niños; unos 7,9 millones de desplazados; y casi 600.000 personas viviendo en lugares de socorro.

En primera línea

«Pakistán está en la primera línea de la emergencia climática», dijo Saltmarsh.

ACNUR busca fondos adicionales para atender las necesidades inmediatas y ayudar en los procesos de recuperación temprana.

«Podrían pasar meses hasta que las aguas de las inundaciones retrocedan en las zonas más afectadas, mientras aumentan los temores sobre las amenazas de enfermedades transmitidas por el agua y la seguridad de millones de personas afectadas, el 70% de las cuales son mujeres y niños», dijo, recordando que «la sostenibilidad medioambiental seguirá siendo fundamental en la respuesta».

un.org