La eficacia de una carpa triangular, elaborada con una tela conductora que desvía el rayo, ha sido comprobada con Ed, un maniquí que simula el tamaño y peso promedio de un ser humano. El reto es proteger la vida de las personas en un país que por su ubicación geográfica es uno de los más propensos a sufrir este tipo de descargas atmosféricas, lo cual incrementa el número de muertes y heridos, en especial en las zonas rurales.
- Cuando se presentan tormentas o rayos, es importante resguardarse y atender las recomendaciones. Foto: Guillermo Muñoz / AFP
- La eficacia de una carpa triangular, elaborada a partir de una tela conductora que desvía el rayo, ha sido comprobada con Ed, maniquí que simula el tamaño y peso promedio de un ser humano. Fotos: Grupo de Investigación EMC-UN
- La simulación del maniquí acostado permitió medir voltajes de hasta 700 voltios, si la carpa no hubiera tenido la tela el impacto hubiera generado más de 30.000 voltios.
- Señales de tensión y corriente registradas para corriente de rayo simulada.
- Carpa triangular en tela conductora con Ed en su interior.
- Cuando se presentan tormentas o rayos, es importante resguardarse y atender las recomendaciones. Foto: Guillermo Muñoz / AFP
- La eficacia de una carpa triangular, elaborada a partir de una tela conductora que desvía el rayo, ha sido comprobada con Ed, maniquí que simula el tamaño y peso promedio de un ser humano. Fotos: Grupo de Investigación EMC-UN
A partir del efecto de la jaula de Faraday, mediante el cual las corrientes eléctricas circulan por una superficie metálica alrededor de la jaula y nunca llegan su interior, en los bordes o contornos de la carpa se introdujeron hilos de cobre y níquel, conductores de electricidad, con el fin de desviar las corrientes eléctricas asociadas con el impacto directo del rayo sobre las personas que la usen.
“El material conductor metálico hace que la corriente del rayo se transporte hasta el piso, garantizando la seguridad de la persona que está dentro de la carpa o el refugio”, precisa el ingeniero electricista Francisco Román Campos, líder del Grupo de Investigación de Compatibilidad Electromagnética (EMC-UN) de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá.
Los miembros de las Fuerzas Armadas –con más de 20 muertes y cerca de 70 heridos por rayos al año–, campesinos o vaqueros que recorren grandes extensiones de territorio, además de personas que practican actividades al aire libre, como deportistas y campistas, serían algunos de los más beneficiados con este nuevo avance del Grupo de Investigación, que hace varios años realiza valiosos aportes sobre el estudio de los rayos.
Al respecto, el profesor Jorge Rodríguez, candidato a doctor en Ingeniería Eléctrica de la UNAL, menciona que “quienes duermen en refugios convencionales, como carpas o tiendas, pueden ser víctimas de la expansión de corriente que dejan los rayos al caer, las cuales generan voltajes entre la cabeza y los pies provocando incluso la muerte”.
“Por lo tanto, el propósito de las telas conductoras es reducir los voltajes, de manera que se garantice la seguridad de la persona que se encuentra dentro de la carpa”, agrega el docente.
Colombia es uno de los siete países con más actividad de rayos en el mundo, y las zonas donde más predomina este fenómeno son la parte norte y el valle del Magdalena.
Sí protege
Para comprobar que en efecto la carpa protege de los rayos, se utilizó a Ed, un maniquí que se dejó dentro del refugió para determinar los voltajes y la energía que soportaría cuando por el suelo circulan corrientes indirectas del rayo.
Ed mide 1,75 cm de alto, pesa 75 kg y su estructura es de madera; las uniones que simulan las articulaciones se elaboraron en PVC para permitir una mejor movilidad, ya que era necesario que simulara estar acostado o gateando, posiciones elegidas para las pruebas.
La parte de los músculos se fabricó en concreto para simular la presión que ejerce una persona sobre el refugio cuando se encuentra en alguna de dichas posiciones.
Para simular la resistencia del cuerpo humano se utilizó alambre níquel-cromo, y para las conexiones de las diferentes partes del cuerpo se empleó cable coaxial para reducir el ruido electromagnético.
“Estas conexiones permitieron registrar tanto la señal de corriente como de tensión mediante un osciloscopio, instrumento que mide las señales eléctricas”, explica el profesor Rodríguez.
Para imitar el rayo se utilizó una descarga de corriente que corría por el suelo de la carpa, mientras Ed reposaba dentro de ella.
La simulación del maniquí acostado permitió medir voltajes de hasta 700 voltios, si la carpa no hubiera tenido la tela especial, el impacto hubiera generado más de 30.000 voltios.
“Es en esta posición donde se experimenta el mayor voltaje debido a la corriente de rayo”, anotan los investigadores.
En relación con el gateo se midieron voltajes entre los diferentes puntos en contacto de Ed con la carpa. Así, las tensiones máximas registradas fueron de 500 voltios (entre manos) y 400 voltios (entre manos y rodillas). En condiciones normales, sin la tela, sería de miles de voltios.
“Los resultados muestran que cuando por el suelo circulan corrientes indirectas de rayo, que son las causantes del mayor número de fatalidades, la energía aportada al maniquí es inferior a 1 julio (unidad de energía muy pequeña para la vida corriente), lo que evidencia que este tipo de refugios pueden proteger la vida de las personas que se encuentran en su interior”, explica el investigador.
El rayo es una descarga eléctrica que se produce cuando las nubes se descargan transfiriendo energía a la tierra en menos de un segundo. Se calcula que el rayo mide unos 8 km de longitud por solo 1 centímetro de anchura, descarga hasta 1.000 millones de julios de energía, con una corriente que puede alcanzar 200.000 amperios y 100 millones de voltios.
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