La presidencia de Egipto de la COP27 -la cumbre del clima de la ONU que se celebrará el próximo noviembre- insta a los países a adoptar compromisos de descarbonización, adaptación y financiación más ambiciosos y a convertirlos en medidas concretas, ya que «o generamos titulares o actuamos sobre el terreno».
Así lo ha aseverado en rueda de prensa el Director del Departamento de Medio Ambiente, Clima y Desarrollo Sostenible del Ministerio de Asuntos Exteriores de Egipto, Mohamed Nasr, quien ha destacado la financiación de la transición ecológica entre los grandes retos que enfrentará la 27 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático (COP27) que tendrá lugar en Sharm el-Sheij entre el 6 y el 18 de noviembre.
El diplomático ha resaltado la necesidad de hacer un «control de realidad» para comprobar que los planes que hay actualmente sobre la mesa se convierten en proyectos de inversión para la descarbonización y la adaptación a las consecuencias de la crisis climática, sobre todo tras un verano marcado por fenómenos, como las inundaciones en Pakistán o la sequía y la ola de incendios en Europa, que considera ponen de manifiesto la urgencia de abordar estos desafíos.
«Nuestra preocupación no está en si estamos aspirando a no sobrepasar los dos grados o el grado y medio de calentamiento», ha aducido Nasr para enfatizar el consenso general en el ámbito político respecto a mantener vivos los objetivos del Acuerdo de París.
La clave, a su juicio, está en si además de tener «buenos planes y compromisos» los países están cumpliendo con ellos y de qué manera.
Unos 26 países han presentado sus compromisos climáticos revisados, las «contribuciones determinadas a nivel nacional» o NDC, que según se acordó en la COP26, debían actualizar para la COP27, ha señalado Nasr, que valora que «van en la buena dirección, aunque no a la velocidad ni a la escala necesaria».
Financiación, pérdidas y daños
Una de las cuestiones enquistadas en las negociaciones climáticas es cómo desplegar una financiación específica para compensar «pérdidas y daños», apoyo que exigen sobre todo los países del Sur Global para que los grandes emisores -los estados más ricos- les ayuden a aliviar el impacto económico del calentamiento global.
Según Nasr, hace falta «una discusión informada» para avanzar en el diálogo sobre pérdidas y daños, pues esta conversación, que «iba en la dirección correcta» en la cumbre de Glasgow, no está ocurriendo «a la altura de la seriedad que precisan los países en desarrollo».
Asimismo, ha recalcado otras prioridades de la cumbre, como asegurar que el abandono de las energías más contaminantes -los combustibles fósiles- quede reflejado en el acuerdo final tras la COP27, así como aumentar la financiación destinada a la mitigación de emisiones de CO2 y a la adaptación en países vulnerables a los fenómenos extremos exacerbados por el calentamiento del planeta.
«Si se miran los compromisos del fondo climático son mínimos comparados con el dinero que se movilizó para la covid19», ha añadido Nasr para resaltar que «a veces el desafío está en la voluntad política».
Por último, ha pedido a la prensa que hagan ese control del cumplimiento de los compromisos de los países sobre cambio climático para informar a la población y aumentar la concienciación social, pues «la gente tiene que ser consciente y presionar a los gobiernos para que se produzca la transición». EFEverde