La Albiceleste se prepara para encarar la etapa decisiva de la Copa Mundial mientras vive un romance con el público y refuerza una identidad que la llevó otra vez a los primeros planos.

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La historia de la Copa Mundial de la FIFA demuestra que no hay una sola forma de llegar al éxito, ni desde lo estrictamente futbolístico ni desde el carácter que definió a cada uno de los seleccionados que levantaron el trofeo más preciado en las 21 ediciones anteriores. Sin embargo, si en algo coincidieron la mayoría de los equipos que escribieron páginas inolvidables en el torneo es en haber representado estilos ligados a sus orígenes, a las formas de entender el juego y la vida misma en el país en el que se formaron. Así, con Uruguay se ha visto reflejado el coraje para reponerse a las adversidades; con Brasil la alegría y la danza; con Alemania el orden y la inmutabilidad anímica; con Francia la creatividad y el talento; entre muchos otros ejemplos. En el caso de Argentina, esa inconfundible identidad volvió a emerger en la Copa América 2021 y se acentuó con el transcurrir de los meses, de los partidos y de los triunfos hasta llegar a su pico máximo en Catar. La Albiceleste pasó a ser La Scaloneta y, a su vez, a convencerse de sus formas y de sus valores: una expresión genuina de la argentinidad, con sus virtudes y sus defectos, con sus fortalezas y sus debilidades. El emocionante liderazgo de Messi con la pelota sumó también voz de mando, siempre sostenido por alguno de sus habituales escuderos, casi como una muestra de la forma de entender los vínculos en una nación que hace de las amistades un culto. La defensa de lo colectivo por encima de la individualidad: si tocan a uno, los tocan a todos, y mucho más si tocan al capitán.

El 10 encontró en el recambio generacional del plantel el contexto ideal para reconvertirse en el tramo final de su carrera. Para pasar de crack de bajo perfil a caudillo total con su zurda, pero también con su imponente presencia y con su discurso. Ya no le escapa al conflicto, a veces incluso parece buscarlo para alimentar su voracidad competitiva, como el resto de sus compañeros.

Esa consigna que abrazó Argentina hizo también que el partido con Países Bajos por momentos se volviera caliente y conversado, un terreno fértil en el que los ya adaptados integrantes de la Selección se fortalecen con las discusiones y canalizan en la dirección correcta las broncas temporales para construir un objetivo en común. Todos tenían presentes las declaraciones de Louis van Gaal que, según dijo Dibu Martínez, «encendieron la dinamita». El arquero del Aston Villa es, tal vez, uno de los mejores intérpretes de la personalidad que supo forjar su equipo. A veces omnipotente, otras vulnerable. A veces centrado y analítico, otras fuera de foco con algunas expresiones desmedidas. A veces dueño de una entereza mental única, otras con la necesidad de ser rescatado por una sesión a distancia con su psicólogo. Siempre, eso sí, con el ADN argentino que nace en los potreros de los barrios o en las canchitas de los pueblos: talento, trabajo, picardía y una tenacidad un tanto beligerante.

El descontrolado festejo del Dibu Martínez tras atajar dos penales ante Países Bajos

El Dibu se convirtió en héroe en los penales: atajó los dos primeros tiros y encaminó la victoria albiceleste. Después, celebró con todo con los hinchas.

Mientras algunos jugadores festejan de cara los neerlandeses la reciente clasificación que consiguieron en los penales, Scaloni huye para el vestuario sin poder contener algunos gestos de alegría desmesurada. Se autocontrola para sostener la imagen de sí mismo que pretende transmitir al resto. En su rol de cabeza de grupo, es quien trata de apuntalar a los futbolistas para que no descarrilen antes de llegar a la estación final. Cuando todos libran una batalla con el entrenador rival, él aporta templanza, reconoce su labor y elogia su trayectoria. En una semana en la que tuvo algunos entredichos con el periodismo de su país por la filtración de información, el DT más joven de la Copa Mundial se comporta una vez más como un experimentado. Desde aquel «no estamos obligados» en la previa del certamen, intenta desdramatizar lo que para la inmensa mayoría de sus compatriotas es ni más ni menos que una cuestión de Estado.

Después del partido con México, el primero en el que sus dirigidos podían quedar eliminados si perdían, contó que su propio hermano se fue al campo para no enterarse de lo que sucedía en Lusail. «No lo comparto, debiera ser un partido de fútbol», ratificó. Fue la misma jornada en la que causó impacto una imagen de Pablo Aimar, pregonero del juego lúdico y formador de juveniles, con dificultades para respirar por la emoción que le provocó el gol de Messi al Memo Ochoa.

Argentina vs México | Grupo C | Copa Mundial de la FIFA Catar 2022™ | Highlights

Vídeo resumen del partido entre Argentina y México jugado en el Estadio de Lusail, Lusail, el 26 de noviembre de 2022 a las 22:00 (hora local).

“Tenemos que corregirlo y que ellos sientan que es un partido de fútbol. Siempre va a ser importante porque estás jugando con la Selección argentina, pero mañana va a salir el sol, más allá de que ganes«, reflexionó Scaloni. Tal vez Aimar, protagonista de la tempranera y especialmente dolorosa caída en fase de grupos en Corea-Japón 2002, se haya sacado en ese festejo una mochila que llevó consigo durante dos décadas. Tras un nuevo desahogo para un país en el que cada victoria lleva una carga adicional de angustia por la manera en la que también se dimensionan las derrotas, los jugadores y los hinchas cantan, se ilusionan y aprietan los puños en los que llevan un sueño postergado desde hace 36 años. No se caracterizan por su rigidez táctica, por su potencia física, por su altura ni por sus bailes. Pero sí por su valentía, su resiliencia, su rebeldía y su particular sentido de la mancomunidad. Detrás de una esperanza que acompañan 45 millones, Argentina ya piensa en Croacia y en otra semifinal a la que llega como marca su historia: con el corazón en la mano.

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