Las concentraciones por cantidad de peces se consideran bajas tanto por el número de avistamientos –como el caso de peces cherna (Mycteroperca tigris), que fue avistada en una sola oportunidad– como por los tamaños observados, pues no alcanzan grandes dimensiones. La sobrepesca, la destrucción de hábitat y la contaminación, entre otros problemas como el calentamiento global, son los responsables de la disminución de los peces. Se plantean estrategias para mitigar el impacto y cuidar la economía de las comunidades.

Un total de 17 proyectos de investigación se realizaron durante la Expedición Seaflower 2022, en Cayo Bolívar. Foto: Casa Editorial Welcome.Un total de 17 proyectos de investigación se realizaron durante la Expedición Seaflower 2022, en Cayo Bolívar. Foto: Casa Editorial Welcome.

“La primera vez que fui a la Reserva a trabajar fue en 1980, y es claro que ahora se ve una importante disminución en cuanto a la abundancia, y mucho más en las tallas de los peces de importancia comercial”, asegura el investigador Arturo Acero Pizarro, docente de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Caribe, quien por más de 30 años ha estudiado la ictiofauna de Seaflower, espacio declarado en 2000 como Reserva de Biosfera por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

En 2022, la Expedición Seaflower, organizada en Cayo Bolívar por la Comisión Colombiana del Océano (CCO), exploró un atolón ubicado al este de San Andrés, y estudió, entre otros aspectos, el estado de las poblaciones de peces, especialmente de las comerciales –como pargos, meros y chernas– y de interés ecológico –como los loros–, que cada vez son menos abundantes y más pequeños; esta es la principal conclusión de la Expedición.

“A pesar de su biodiversidad, el Caribe es un mar pobre, a lo que se suman los continuos atropellos a sus ecosistemas –como sobrepesca, destrucción de hábitat y contaminación, entre otros problemas– y el calentamiento global”, señala el investigador.

Para determinar las abundancias relativas y estimar las estructuras de tallas –especialmente en especies de interés comercial y ecológica– se utilizaron, entre otras técnicas, el censo visual a través de buceo autónomo, y se ha aplicado tecnología óptica de estéreo-video sumergible, cuyas imágenes son procesadas mediante un software.

Para el caso de Bolívar, las concentraciones por cantidad de individuos se consideran bajas tanto por el número de avistamientos –como el caso de los peces cherna (Mycteroperca tigris), que fue avistada en una sola oportunidad– como por los tamaños observados, pues no alcanzan grandes dimensiones; los loros, por ejemplo, con tamaños promedio entre 35 y 40cm, cuando antes los había de hasta 1 m.

El profesor Arturo Acero Pizarro (a la derecha) ha estudiado la ictiofauna del Caribe por más de 30 años. Fuente: Arturo Acero Pizarro.El profesor Arturo Acero Pizarro (a la derecha) ha estudiado la ictiofauna del Caribe por más de 30 años. Fuente: Arturo Acero Pizarro.

Un buzo graba con el sistema estéreo-video para determinar las tallas de los peces. Fuente: Arturo Acero Pizarro.Un buzo graba con el sistema estéreo-video para determinar las tallas de los peces. Fuente: Arturo Acero Pizarro.

¿Qué podemos hacer?

La enorme variedad de peces, que hoy contrasta con la poca cantidad de individuos, mantiene las esperanzas vivas –no solo en especialistas como el investigador Acero, sino en toda una comunidad– en las pequeñas acciones, como no comprar o consumir especies clave como el loro, o no pescar en general de tallas muy pequeñas.

“Bolívar es un claro ejemplo; es un sitio muy hermoso, con muchas especies que, sin duda, de establecer una veda, en acuerdo con la comunidad, por un periodo que habría que discutir, sería posible que los peces comerciales regresen y se puedan volver a capturar bajo cierto normatividad”, agrega el investigador.

En efecto, el docente contempla que haya una articulación entre la conservación de la ictiofauna, especies de peces que existen en una determinada región biogeográfica, su pesca y el turismo, lo cual podría repercutir como una alternativa económica directa a los pescadores.

“Por ejemplo, el mero guasa contribuye más vivo que muerto al desarrollo, progreso y bienestar de la población en un largo plazo, ya que así los visitantes pagarían constantemente por actividades de buceo, generando más ingresos económicos que vendiendo el pescado. Lo mismo para los grandes loros de 1m, que ya no se ven”, comenta el investigador.

Sostiene además que “mi propuesta no es que se deje de pescar, pues los peces son alimentos tradicionales en regiones como San Andrés, que además inciden en los procesos de soberanía alimentaria, pero sí se deben regular todas las actividades, desde la pesca en el borde costero hasta en los grandes bancos”.

“No se debe pescar encima de los arrecifes, ya que el perjuicio es enorme, pues con seguridad las aletas, arpones y movimientos de los pescadores van a dañar corales. Tampoco es recomendable que se extraigan los peces de los arrecifes; hay que salir a mar abierto y dejar tranquila la franja alrededor de San Andrés, que hoy vemos con enorme preocupación por el sometimiento de la población”.

Aunado a lo anterior, según el biólogo otro factor marino a considerar es la protección y conservación de los ecosistemas haciendo efectivos controles a los vertimientos de basuras en los mares, ya que esta práctica atenta contra la fauna y flora, y por ende en el turismo.

A la Expedición Seaflower 2022 se sumaron 62 expedicionarios de la comunidad local y 24 de instituciones locales, nacionales e internacionales, entre ellas la UNAL. Fuente: Minciencias.A la Expedición Seaflower 2022 se sumaron 62 expedicionarios de la comunidad local y 24 de instituciones locales, nacionales e internacionales, entre ellas la UNAL. Fuente: Minciencias.

Reserva de Biosfera

A partir del 10 de noviembre de 2000, cuando Seaflower se designó como Reserva de Biosfera, el país ha mantenido la responsabilidad de defenderla y protegerla, y es precisamente a través de la investigación como la academia, en este caso la UNAL, ha aportado a esa misión.

“Los investigadores como yo no somos autoridad para decretar medidas, pero sí tenemos el apoyo para estudiar y conocer el estado de los ecosistemas; tener toda la información para respaldar el compromiso que tenemos de proteger”.

“Sin embargo, durante todo el proceso no se ha tenido en cuenta a la comunidad: no se ha ido a las diferentes cooperativas, como de pescadores y lancheros, buzos, los colegios, etc., y llevarles toda la información y presentarla de un modo que sea entendible para ellos”, agrega.

Algunas de las expediciones más recientes han sido a delicados ecosistemas y sitios que mantienen su riqueza íctica, con cantidades relativas: Alburquerque, Providencia y Cayo Bolívar, en esta última con una notoria disminución de individuos.

Cayo Bolívar mantiene su rica biodiversidad, pero las cantidades de individuos cada vez son más bajas. Fuente: Minciencias.Cayo Bolívar mantiene su rica biodiversidad, pero las cantidades de individuos cada vez son más bajas. Fuente: Minciencias.

Mediante buceo errante a profundidades de hasta 30m se han encontrado en Alburquerque 207 especies de peces, 26 de las cuales son nuevos registros para el área y 5 para toda la Reserva.

Por otra parte, en el Parque Nacional Natural McBean Lagoon se ha evaluado el impacto del huracán Iota sobre los ensamblajes de peces: se identificaron 203 especies, 25 de las cuales presentan alguna categoría de amenaza, 39 de ellas son de interés comercial para la población local de las islas y 3 son nuevos registros para la Reserva.

En Bolívar se registraron 222 especies de peces: 48 de interés comercial, de las cuales hay observaciones no satisfactorias por la escasez y baja abundancia –como en pargos, meros y chernas, sobre todo esta última–, y 27 bajo alguna categoría de amenaza. Por el contrario, la especie más abundante encontrada fue la de peces loro, valiosa por su aporte ecológico, con tamaños promedios entre 35 y 40cm.

“Bolívar mantiene su alta biodiversidad, es defendible, pero debemos preocuparnos porque esa riqueza se mantenga, pues la abundancia está bastante reducida. Por ende, la invitación es estudiar la problemática entre los investigadores, las autoridades administrativas, la comunidad de pescadores y todos los actores en este escenario, y que intervengamos y demos un criterio para llegar a una forma de proteger y salvaguardar su permanencia”, concluye el investigador.

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