Luciano Rodríguez marcó el gol histórico del equipo que conduce Marcelo Broli.
¡Uruguay campeón! La Celeste coronó su gran sueño en la Copa Mundial de la FIFA Sub-20. Con un gol agónico de Luciano Rodríguez, el equipo que conduce Marcelo Broli derrotó a Italia por 1-0. A puro corazón y garra, los charrúas festejaron por primera vez en esta categoría. Atrás quedaron los recuerdos: Malasia 1997 (derrota en la final ante Argentina por 2 a 1) y Turquía 2013 (caída por penales ante Francia por 4 a 1 en el partido decisivo). Esta vez, el grito y el festejo se hicieron sentir en un estadio de La Plata colmado.
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El inicio del encuentro tuvo a Uruguay como protagonista. Compenetrado, concentrado. Salió como una tromba e impuso condiciones, con intensidad, aunque le costó hallar profundidad. Todo ante un gran marco marco de público que llenó la cancha. De un lado y del otro, aunque -lógicamente- la cercanía de Uruguay con Argentina generó una caravana de miles de personas con destino a la capital de la provincia de Buenos Aires.
A los 22 minutos, la Celeste contó con una situación muy clara a favor. De cabeza, Anderson Duarte conectó un córner, aunque se topó con una atajada fenomenal de Sebastiano Desplanches. A esas alturas, el partido, de ida y vuelta, cumplía con las expectativas de una final mundialista.
Ahogado en el primer tiempo, a Italia le faltó aceitar varios movimientos. Se dedicó a defender, a resistir. Cada vez que recuperó la pelota la perdió rápidamente. Llamó la atención que fuera impreciso y no generara situaciones claras ante el arco rival. Cesare Casadei, el goleador del torneo (siete tantos), tuvo escasa participación. Así, se vio sorprendido ante un adversario que controló la pelota y el juego. Con Fabricio Díaz como estandarte en la zona media, Uruguay siempre mereció más.
Ya en la segunda parte, los charrúas eran puro corazón y con garra consiguieron acorralar nuevamente a Italia. Se adueñaron del partido presionando muy lejos de su arco, a tal punto que Italia, muchas veces, se vio obligado a jugar de contraataque. La Celeste con la inteligencia de Franco González; con Alan Matturro y Juan Cruz de los Santos empujando por la izquierda.
Y en un final superemotivo, Uruguay tuvo su premio. Lo que merecía quien siempre lo fue a buscar. Un cabezazo de Luciano Rodríguez, una de las perlas de este país, desató el gran festejo. Lo ganó con autoridad. El suspenso estaba asegurado, pero el guión de la película ya tenía un espacio asegurado para los charrúas.
La de Uruguay ha sido una historia de superación en este campeonato. Principalmente, porque hay sufrido muchas lesiones. Matías Abaldo, por caso, es uno de los principales ejemplos. Pero se aferró a la resiliencia. La Celeste, campeón. Con solidez, fuerza colectiva y jerarquía individual. Algunas de las armas de un conjunto que entró en la historia.
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