La capa de la atmósfera terrestre conocida como termosfera, alcanzó recientemente una temperatura récord de los últimos 20 años debido a que está siendo azotada por tormentas geomagnéticas causadas por el plasma y material disparado por el Sol. Los físicos dicen que es la confirmación de que el máximo solar está próximo a alcanzarse e incluso se espera que las temperaturas continúen en ascenso a medida que avanza el ciclo solar.
La termosfera es la segunda capa más alta de la atmósfera terrestre sólo por debajo de la exosfera. Se alza a una altitud de 85 kilómetros sobre la superficie terrestre y se extiende hasta los 600 kilómetros de altura donde roza la exosfera, que es la última capa de la burbuja de gases que recubren nuestro planeta.
Los valores de calentamiento se disparan en la termosfera
La NASA lleva más de dos décadas monitoreando las temperaturas de la termosfera a través de la radiación infrarroja emitida por las moléculas de dióxido de carbono y óxido nítrico. Gracias a las mediciones del satélite Thermosphere, Ionosphere, Mesosphere, Energetics and Dynamics (TIMED) la agencia aeroespacial transforma los datos de radiación en lo que se conoce como el Índice Climático de la Termosfera (TCI). El TCI indica qué tan caliente se encuentra dicha región de la atmósfera y se mide en terawatts o teravatios TW (cada TW equivale a 1 billón de watts).
El pasado 10 de marzo el valor del TCI se disparó alcanzando 0.24 TW, el valor más elevado de los últimos 20 años; la última vez que la termosfera arrojó valores similares, fue en 2003. Martin Mlynczak, investigador líder de la misión TIMED de la NASA, explicó que el pico de temperatura fue ocasionado por tres tormentas geomagnéticas ocurrida en enero y febrero de 2023.
Cuando las líneas de campo magnético en el Sol experimentan una tensión exacerbada, la liberación de dicha tensión se traduce en eyecciones de masa coronal (EMC). Estas últimas son explosiones violentas en la superficie solar que envían una cantidad impresionante de partículas cargadas hacia el espacio conocidas como plasma solar. No siempre ocurre que el chorro de material se cruce con la Tierra pero cuando lo hace, el campo magnético se encarga de protegernos de la radiación y es cuando se producen las llamadas tormentas geomagnéticas.
El pico de temperatura registrado en la termosfera, fue causado precisamente por una serie de tres tormentas geomagnéticas que depositaron energía en la termosfera, causando su calentamiento. “Normalmente, las emisiones infrarrojas después de una tormenta enfrían la termosfera, pero cuando las tormentas vuelven, la temperatura se mantiene alta”, dice Mlynczak.
El Sol cada vez está arrojando una mayor cantidad de eyecciones de masa coronal hacia el espacio, un comportamiento natural a medida que la estrella se dirige hacia su máximo solar que es el periodo de mayor actividad dentro de un ciclo de 11 años.
El único riesgo es para la tecnología
Si bien las tormentas geomagnéticas no son un riesgo para la vida, sí lo son para la tecnología de las comunicaciones. Mlynczak explica que cuando “la termosfera se expande a medida que se calienta”, resulta en “una mayor resistencia aerodinámica en todos los satélites y en los desechos espaciales”, lo que a su vez puede generar que se salgan de su órbita e incluso colisiones, tal como ocurrió en 2022 con los dispositivos de Starlink.
Desde el pico del pasado 10 de marzo, al menos dos tormentas geomagnéticas de importancia han azotado a la Tierra por lo que los valores de TCI continúan altos, aunque no han sobrepasado el pico anterior. El Sol seguirá enviando EMC y plasma a medida que se acerca al máximo solar de su ciclo número 25, que se estima que entrará a principios de 2025.
Los operadores de satélites pueden evitar que sus dispositivos queden inservibles a causa de una tormenta geomagnética, al moverlos hacia la capa superior de la atmósfera, sin embargo, el clima espacial se caracteriza por su comportamiento errático y es posible que no evento importante llegue sin previo aviso. En dicho caso, las comunicaciones de radiofrecuencia, localización por GPS, el internet satelital e incluso las centrales eléctricas podrían experimentar afectaciones.
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