Sinceramente, no sé qué decir. Estoy muy feliz. Ganar una etapa en el Tour de Francia es siempre es un honor y un privilegio. Preparamos la subida para Tadej [Pogacar], y de hecho atacó… pero en el descenso los favoritos empezaron a mirarse, y eso me permitió volver a su altura. Arranqué desde la cola del grupo de cabeza y mi hermano empalmó desde atrás. Podíamos trabajar juntos, pero en un principio no sabía si debía hacerlo; así que pregunté al equipo por el pinganillo… y me dieron luz verde. Sabía que Simon estaba yendo bien estos días: hablamos todos los días. Compartir la experiencia de él con hoy es precioso. Cuando estábamos solos, él hizo casi todo el trabajo y yo me pude incluso escaquear de algún relevo. Es más: ¡estuvo a punto de descolgarme!

Ya me vestí con el maillot amarillo en 2020, y fue muy especial. Pero ahora mismo simplemente quiero mantener los pies en el suelo. Tadej es el jefe de filas; ya ha demostrado que es el mejor del mundo, y lo volverá hacer durante las próximas tres semanas. Yo voy a ejercer de lugarteniente. De aquí en adelante, correré para Tadej… y estoy seguro de que lo haremos muy bien, de que condicionaremos la carrera y lograremos ir sacando ventaja sobre nuestros rivales.

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