El Atlántico Norte está padeciendo en los últimos meses una ola de calor marina extrema, donde en algunas zonas la temperatura del agua es hasta cinco grados más alta de lo habitual, según la NOAA.

Los registros de temperatura superficial están 0,7 grados por encima de su récord anterior, y, aunque esta diferencia puede parecer insignificante, si tenemos en cuenta un metro de profundidad en toda su extensión, supone el 19% de la energía mundial consumida en un año.

En 2080, según un grupo de investigadores de la Universidad de Shanghai, alrededor del 70 % de los océanos podría sufrir falta de oxígeno.

Esta consecuencia del cambio climático provocará graves perturbaciones medioambientales, ya que una cuarta parte de las emisiones de CO2 es absorbida por el plancton, y traerá consigo la desaparición de especies acuáticas y problemas económicos para las poblaciones que viven de ellas.

Toda la biodiversidad marina se verá afectada.

Este enorme reto de nuestro siglo también trastoca los cálculos de las empresas y los mercados financieros. La inversión de impacto cotizada lo está abordando y estamos convencidos de que su papel es decisivo para dirigir capitales hacia las empresas comprometidas con el clima y la biodiversidad.

Si tan solo el 3 % de los activos gestionados por la inversión de impacto al año se canalizara hacia la biodiversidad, como indica el informe Reviving the ocean economy. The case for action, de WWF junto con BCG, la Universidad de Queensland, Global Change Institute, se cubrirían las necesidades derivadas de su protección.

Los océanos son una verdadera piedra angular del sistema climático y origen del 50 % de la producción de oxígeno del planeta. Golpeados directamente por el calentamiento del clima, los océanos reciben también el 100 % de la contaminación química terrestre, así como residuos químicos, mercurio y plásticos, material del que se vierten 8 millones de toneladas al año.

Así pues, el reto es vital, colosal y estratégico. Pese a lo ambicioso del desafío, la industria de la gestión de activos se implica sosteniendo y apoyando a empresas que ya ofrecen soluciones para proteger nuestros ecosistemas marinos.

Es el caso, por ejemplo, de VOW, una empresa noruega líder en soluciones para el tratamiento de aguas y residuos en los buques. Esta compañía ha desarrollado una tecnología que permite tratar los residuos y depurar las aguas procedentes de los buques de crucero, la acuicultura y las industrias terrestres.

Otro actor destacado comprometido con la protección de la biodiversidad marina es la sueca Alfa Laval, que suministra soluciones tecnológicas únicas para el tratamiento de las aguas de lastre, que son las aguas que los grandes barcos utilizan para equilibrar su peso y mantenerse estables durante sus travesías.

Una vez vertidas, estas aguas de lastre pueden liberar especies invasivas, que son las responsables del declive de la biodiversidad marina. Esta amenaza ecológica es una plaga mundial: cerca de 10.000 millones de toneladas de estas aguas se transportan cada año en el mundo y cada hora se transfieren 7.000 especies acuáticas por esta vía, según GIIN.

Las soluciones de Corbion, actor líder del sector agroalimentario, contribuyen, por su parte, a limitar la sobrepesca. Esta empresa especializada holandesa ha desarrollado un aceite a base de algas que reduce la presión sobre la biodiversidad marina al reemplazar el aceite de pescado procedente de la pesca. Esta solución innovadora contribuye a preservar la biodiversidad marina, ya que la mayor parte del pescado de cría se alimenta con peces capturados en el mar.

Según la OCDE, si los océanos fueran un país serían la 7ª economía mundial, con una producción anual de bienes y servicios de la Blue Economy que representa un PIB de 2,5 billones de dólares.

Existen palancas de actuación frente a este reto sistémico y estratégico para la economía mundial. El mercado de la inversión de impacto se cifra en más de 1.000 millones de dólares en activos gestionados, una cifra simbólica que pone de relieve el papel determinante de las finanzas de impacto ante este reto.

Todavía estamos a tiempo de actuar dirigiendo conscientemente estos capitales hacia iniciativas innovadoras.

(*) Luc Olivier, CFA, gestor de La Financière de l’Échiquier (LFDE).


Creadores de Opinión Verde #CDO es un blog colectivo coordinado por Arturo Larena, director de Medio Ambiente y Ciencia en EFEnoticias y  EFEverde

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