La Tricolor tuvo un muy buen debut ante República de Corea basado en una evidente calidad técnica reforzado en un ambicioso despliegue físico.
Hubo algo que no terminó de cerrar. Una sensación de que algo faltaba. Una idea de que se precisaba algún tipo de evolución. En abril del 2023, la Selección Colombia femenina tuvo dos amistosos ante equipos europeos en lo que representaba uno de los puntos más altos de la preparación para la Copa Mundial femenina que se disputa en Australia y Nueva Zelanda. Fueron dos derrotas (2 a 1 contra Italia y 5 a 2 ante Francia) que derivaron en una lógica conclusión: con el buen pie de gran parte de sus jugadoras, características clásicas del fútbol cafetero, no iba a alcanzar.
Desde ese concepto parece construirse ahora Colombia, que tuvo un arranque soñado en el torneo, tras vencer 2 a 0 a República Corea, en Sidney, con goles de Catalina Usme, de penal, y Linda Caicedo.
El equipo de Abadía tiene cuatro jugadoras de evidentes características ofensivas (Lady Andrade, Mayra Ramírez, Usme y Caicedo) que, aunque su rol principal está relacionado al aspecto de ataque, se enloquecen por ser las primeras defensoras del equipo. Ante el equiop asiático, fueron las abanderadas de la presión en ataque y la presión tras pérdida.
Estaba claro que Lorena Bedoya y Daniela Montoya debían repartirse el mediocampo, recuperar y circular rápido pero, además, desde la línea defensiva se sintió un vigor especial, principalmente de sus centrales: Jorelyn Carabalí y Daniela Arias. Los duelos aéreos fueron todos de ellas.
«Creo que los partidos amistosos nos ayudaron para eso, con Italia y Francia nos ganaron físicamente, ahora supimos tener el balón, ganar físicamente», dijo a FIFA Mayra Ramírez.
Pero, además de ese sacrificio extra, Colombia tiene su ADN y, en el debut de este torneo, lo hizo notar. Las cuatro jugadoras de arriba tienen una facilidad técnica que podría ubicar al equipo en otro nivel.
Ladry Andrade es la que maneja los tiempos del equipo. Mide velocidad y regula los espacios. El juego pasa por ella. Catalina Usme tiene potencia y dureza física pero también pie fino para realizar buenos pivotes y hacer circular el balón. Ramírez, por su parte, genera situaciones en todo momento con sus diagonales, siempre con la idea de estirar al equipo, pero además tiene un remate peligroso y buenos movimientos sin el balón. Por último, Caicedo, que lo tiene todo. Es la herramienta de mayor peligro. Por momentos parece ausentarse del partido para luego aparecer en una zona con mayor espacio y sin que todas las miradas estén posadas en ella. Y ahí hace la diferencia.
«Nos entendemos muy bien, cualquiera puede hacer cualquier posición. Tengo jugadoras alrededor muy buenas que saben leer muy bien el juego. Cata (Usme) es fundamental y sin ella nos faltaría gente en el ataque», agregó Ramírez.
Colombia respeta su ADN y es su diferencial, pero parece advertir que, en este torneo, necesita un poco más. En esa exigencia se moverá el equipo de Abadía que, mientras termina de formar una idea, deberá ahora enfrentarse a Alemania, el rival más duro del Grupo H.
«Hay que esperar a la estrategia del profe (Abadía), que habrá analizado a Alemania. Estamos listas: si es salir a presionar, así será. Si es replegarnos, haremos lo que él diga. Lo que sea: vamos a salir a ganar», dijo Catalina Usme, una de las goleadoras de una victoria que construye un enorme edificio de ilusiones, sueños y ambiciones para la Selección Colombia.
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