Pese a representar sólo un tercio de la población mundial, los niños componen más de la mitad de la población en situación de pobreza extrema y carecen de la alimentación, el saneamiento, la vivienda, la atención médica y la educación que necesitan, revela un nuevo informe, que subraya un estancamiento de tres años en la lucha contra esa precariedad.
Uno de cada seis niños del mundo, o 333 millones, viven en pobreza extrema, con menos de 2,15 dólares al día, advierte un nuevo estudio conjunto del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) y el Banco Mundial.
Las instituciones afirmaron que los menores de edad son los más perjudicados por el estancamiento en el combate a la pobreza extrema y cifraron en tres los años perdidos en esa batalla debido a la pandemia de COVID-19.
En vísperas del Segmento de Alto Nivel de la Asamblea General de la ONU, a celebrarse la próxima semana, la publicación advierte a los líderes mundiales que acudirán a esa cita anual en la sede del organismo en Nueva York, que de mantenerse el ritmo actual no se cumplirá con el Objetivo de Desarrollo Sostenible de poner fin para 2030 a la pobreza infantil extrema.
La Agenda 2030 para el desarrollo sostenible se adoptó en 2015 y, a medio camino para conseguirla, aún se está muy lejos de las metas.
No podemos fallarle a los niños
La directora ejecutiva de UNICEF recordó la promesa de acabar con la pobreza infantil extrema hecha hace siete años y afirmó que los avances logrados hasta el momento han demostrado que, con las inversiones y la voluntad adecuadas, se puede sacar a millones de niños de lo que a menudo es un círculo vicioso de pobreza.
Catherine Russell añadió que, no obstante esos avances, las crisis agravadas, derivadas de los impactos de la pandemia de COVID-19, los conflictos, el cambio climático y las crisis económicas, han estancado el progreso y han dejado a millones de niños azotados por ese flagelo.
“No podemos fallarles a estos niños ahora. Poner fin a la pobreza infantil es una opción política. Se deben redoblar los esfuerzos para garantizar que todos los niños tengan acceso a servicios esenciales, incluidas la educación, la nutrición, la atención sanitaria y la protección social, abordando al mismo tiempo las causas profundas de la pobreza extrema”, recalcó Russell.
El análisis de UNICEF y el Banco Mundial destaca que si bien el número de niños que viven con menos de 2,15 dólares al día disminuyó de 383 millones a 333 millones, o 13%, entre 2013 y 2022, el impacto económico de la pandemia provocó la pérdida de tres años de progreso, o 30 millones de niños que hubieran mejorado sus vidas si no se hubiera presentado esa emergencia sanitaria, con la crisis que conllevó.
El estudio recuerda que los niños representan más del 50% de las personas extremadamente pobres, a pesar de representar sólo una tercera parte de la población mundial y alerta que tienen más del doble de probabilidades que los adultos de vivir en hogares en situación de precariedad límite sin los alimentos, el saneamiento, la vivienda, la atención médica y la educación que precisan para un desarrollo sano que les permita un futuro mejor.
UNICEF/Juan Haro
Un mundo así es intolerable
En este sentido, el director de la División del Banco Mundial sobre Pobreza y Equidad declaró que un mundo con 333 millones de niños en pobreza extrema y privados de las necesidades básicas, la dignidad, las oportunidades o la esperanza, “es simplemente intolerable”.
“Es más importante que nunca que todos los niños tengan un camino claro para salir de la pobreza a través de un acceso equitativo a una educación, nutrición, salud y protección social de calidad, así como a seguridad y protección”, dijo Luis Felipe López Calva.
Desde su punto de vista, el informe debería ser un recordatorio claro de que no hay tiempo que perder en la lucha contra la pobreza y la desigualdad, y que los niños deben estar en primer lugar en todos los esfuerzos que se hagan en esa dirección.
África subsahariana, la región con más niños en pobreza extrema
UNICEF y el Banco Mundial indicaron que África subsahariana es la región del mundo con la mayor carga de niños en la pobreza extrema -un 40%-. Precisó que el rápido crecimiento demográfico, las medidas limitadas de protección social frente a embates globales como la pandemia, los conflictos y los desastres relacionados con el clima, han dado como resultado un aumento pronunciado de la cantidad de niños en esa situación.
En tanto, con excepción de Oriente Medio y el Norte de África, las demás regiones del mundo han registrado una reducción constante de las tasas de pobreza extrema.
El informe señala que los niños más vulnerables, entre los que resaltan los de las zonas rurales y los que viven en hogares donde el jefe de familia tiene poca o ninguna educación son afectados desproporcionadamente por la pobreza extrema.
También especifica que un tercio de los niños que habitan en países afectados por conflictos vive en hogares extremadamente pobres, en contraste con un 10% de los niños de naciones más estables.
Medidas para erradicar la pobreza extrema
El Banco Mundial y UNICEF delinearon varias medidas urgentes para que los gobiernos y otros actores relevantes actúen con el propósito erradicar la pobreza extrema y revertir el revés asestado por la pandemia:
- Asegurar que los esfuerzos se enfoquen continuamente en los niños que viven en pobreza extrema en países de renta baja y baja media y en contextos frágiles o inestables
- Dar prioridad a las agendas destinadas a abordar la pobreza infantil, incluida la ampliación de la cobertura de protección social para los niños con el fin de que llegue a los que viven en hogares extremadamente pobres
- Diseñar carteras de políticas públicas para llegar a los hogares numerosos, con niños pequeños, y a los de zonas rurales
- Aumentar el acceso a las prestaciones infantiles universales para reducir la pobreza infantil
- Diseñar programas de protección social inclusivos, teniendo en cuenta la discapacidad y las necesidades específicas de género
El estudio concluye aseverando que es imperativo abordar las causas estructurales profundas que afectan a los niños que viven en la pobreza extrema y recalca que para ello también es preciso monitorear y comprender qué niños se están quedando atrás, cuáles son sus características, dónde viven, y por qué las intervenciones políticas existentes no son efectivas para ayudarlos a salir de esa situación.
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