Más del 33 % de los plásticos microscópicos presentes en el océano provienen de la fabricación, el lavado y uso de ropa sintética. En el Parque Nacional Natural Corales del Rosario y de San Bernardo, el zooplancton confunde estos imperceptibles residuos con comida, menú que termina siendo letal para este organismo base de la vida marina.
Juan Esteban Correa Rodríguez | Periodista Unimedios Bogotá
Aunque usted no lo crea, la camiseta o pantaloneta que usa cuando hace turismo en zonas costeras se relaciona con la cantidad de plástico que hay en los mares, ya que las fibras de poliéster –resina plástica obtenida del petróleo con la que se elabora la ropa– se desintegran poco a poco en el agua y generan restos más finos que un cabello humano, conocidos como microplásticos.
Hace varios años, la profesora María Isabel Criales, del Departamento de Biología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), trabaja con la Universidad Industrial de Santander (UIS) en el Parque Nacional Natural Corales del Rosario y de San Bernardo, ubicado entre Bolívar y Córdoba, para desentrañar lo que ocurre con estos organismos marinos –que además de ser alimento para pargos, robalos y mojarras, desempeñan un importante papel en la regulación del clima mundial– al enfrentarse al microplástico.
Gracias a su trabajo, por primera vez se reporta evidencia de que hasta un 70% de los restos de microplástico más frecuentes en las playas del Parque provienen de las fibras sintéticas de la ropa, o sea del poliéster, seguido por fragmentos de plásticos de un solo uso, lo cual representa un reto debido al consumo desmedido en la industria de la moda y textil que está hundiendo la vida marina.
El Parque, ubicado a unos 23km de Cartagena, tiene cerca de 120.000 hectáreas y cuenta con varios ecosistemas submarinos, entre ellos los arrecifes de coral, uno de los más importantes, ya que constituye el 82,9% del Caribe continental colombiano y el 20,1% del total nacional. Sus animales marinos microscópicos se agrupan en colonias que son el hogar para diversas especies y su alimento favorito es el zooplancton, por lo que toda la cadena alimenticia se altera si sus estómagos están llenos de diminutos plásticos que terminan afectando el pescado que llega a su mesa.
Según el Servicio Estadístico Pesquero Colombiano, en el Caribe y el Pacífico la pesca artesanal representa cerca del 65,8% de esta actividad en el país. Por otro lado, cifras de 2021 del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural estiman que un colombiano consume en promedio 800 gramos de pescado al año.
La investigadora Criales advierte que la contaminación por microplásticos también alcanza al Parque Natural Corales de Profundidad, ubicado a 12km del Parque Nacional Natural Corales del Rosario y de San Bernardo, y se supone que esta es una área marítima totalmente protegida, con una importante influencia en Bolívar, Sucre y Córdoba, y una extensión aproximada de 142.000 hectáreas.
Para el estudio se analizaron 818 muestras recogidas en distintas playas y puntos de los 2 parques, con una mayor afluencia de microplásticos en Playa Blanca –que solo en 2022 registró cerca de 572 toneladas de restos de plástico–, el canal del Talud y la Isla del Tesoro; el seguimiento se hizo durante más de 2 años y en 12 sitios marítimos.
De izquierda a derecha y de arriba abajo: Playa Blanca, Isla Fuerte, Múcura y Tintipán, e Isla Grande, zonas de muestreo. Fuente: Comunicaciones UIS.
“En Playa Blanca hay cerca de 14 partículas de microplástico por metro cúbico de agua, mientras que en el canal del Talud la cifra llega a 9, y aunque estas cifras no alcanzan los promedios críticos de países asiáticos, sí generan una alerta, ya que en el país esta problemática se investiga hace poco y avanza lentamente”, señala la profesora Criales.
También se encontró tereftalato de polietileno (PET), material empleado en la fabricación de botellas y otros productos desechables de un solo uso; polipropileno, usado en cosméticos, alimentos, muebles e industrias como la de la salud; y polietileno, que es con el que se hacen las bolsas plásticas que se usan en supermercados.
Según el Fondo Mundial para la Naturaleza, cada año, y es importante leer esta cifra más de una vez para dimensionar el problema, mueren cerca de 100.000 animales marinos por las más de 13 millones de toneladas de plástico que hay en el agua, siendo las tortugas y aves marinas las principales víctimas.
Ante esta situación surge la pregunta: ¿cómo afectará esta problemática la salud de los seres humanos a futuro?
Tu moda sí incomoda… al mar
La ONG ambientalista Greenpeace asegura que en los últimos 50 años la producción global de plástico ha aumentado hasta en un 250% y que en la última década se ha producido más ropa que en toda la historia de la humanidad. Por eso no es de extrañar que en estas playas, que reciben hasta 420.000 visitantes cada año, abunden estas pequeñas partículas.
Las personas cada vez compran más ropa, y las fibras de poliéster, uno de sus principales componentes, terminan desintegrándose en el mar. Fuente: Nicol Torres, Unimedios.
Cada año se confeccionan en el mundo cerca de 100.000 millones de prendas, y el último informe de la Global Fashion Agenda indica que anualmente se tiran casi 92 millones de toneladas de textiles y solo el 13% se reutiliza. Además, la ropa se destiñe y desintegra más rápido y las personas compran más; en 2022 los colombianos gastaron cerca de 30 billones de pesos en ropa, 9% más que el año anterior.
Otro aspecto importante es que los tintes se cuentan entre los principales problemas, ya que están adheridos a las fibras de poliéster que llegan al mar, y según la organización WaterAid, en países como India algunos de los productos químicos que usan están prohibidos en Europa, y sus aguas residuales llegan a ríos aledaños y al mar.
La experta Criales asegura que “el problema de la ‘demanda consumista’ de ropa no solo afecta las aguas sino también el aire que respiramos; de hecho, un artículo publicado en la revista Nature Geoscience señala que estas pequeñas partículas pueden viajar a través de la atmósfera y terminar muy lejos de su fuente de emisión original; esto es preocupante al ver casos como el del desierto de Atacama en Chile, en donde toneladas de ropa sin usar o vender han terminado tiradas allí”.
Según estadísticas de la Fundación Ellen McArthur, entre 2004 y 2019 la producción de ropa se duplicó, y estima además que el consumidor promedio compra un 60% más de ropa ahora que hace 20 años.
La solución empieza en casa
Para que estos proyectos se divulguen tanto entre la comunidad que vive y visita los parques naturales como entre los trabajadores de los hoteles, operadores turísticos, pescadores, restaurantes y entidades vinculadas en actividades con el Parque, la profesora Criales impartió una serie de talleres en las islas de Playa Blanca, Múcura y Tintipán, Isla Grande, Isla Fuerte y Cartagena, en los cuales presentó los principales resultados sobre cantidad de microplásticos, su origen, categorización y todo el proceso mediante el cual se generan los residuos.
Además, como una estrategia pedagógica, la docente expuso los resultados de una encuesta aplicada a toda la comunidad de estos parques, en la que incluía preguntas como: ¿separas los envases plásticos de los orgánicos para hacer un buen manejo de residuos? el 55% respondió “siempre”, el 16% “algunas veces”, el 10% “pocas veces” y el 3% “nunca”; además, el 77% dice estar inmerso en el problema de los microplásticos.
Otras preguntas planteadas y que quedan en el aire, pero también en el agua, y que no solo son importantes para las personas que trabajan allí, sino también para usted que ha llegado hasta aquí en la lectura, son: ¿cuánto dinero invierte en plástico de un solo uso al mes?, ¿cómo podría mitigar el problema de las basuras plásticas desde su casa o lugar de trabajo? y ¿realmente necesita toda la ropa que compra?
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