Los niveles sin precedentes de gases que capturan el calor en la atmósfera conllevarán nuevos aumentos de la temperatura.

El presupuesto de carbono se reduce rápidamente.

La multiplicación de los fenómenos meteorológicos extremos y la subida del nivel del mar son algunos de los efectos del cambio climático.

La Vigilancia Mundial de los Gases de Efecto Invernadero contribuirá a la acción por el clima.

Ginebra, 15 de noviembre (OMM) — El año pasado, las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero que capturan el calor en la atmósfera batieron, una vez más, todos los registros, y no se vislumbra el fin de esta tendencia al alza, según un nuevo informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

En 2022, las concentraciones medias mundiales de dióxido de carbono (CO2), el gas de efecto invernadero más abundante, superaron por primera vez en más del 50 % los niveles de la era preindustrial. Y en 2023 siguieron aumentando.

Main greenhouse gases - Nov 23

La tasa de incremento de la concentración de CO2 fue ligeramente inferior a la del año anterior y a la media del decenio, según datos publicados en el Boletín de la OMM sobre los Gases de Efecto Invernadero. No obstante, en el boletín se apunta que ese hecho se debe, probablemente, a variaciones naturales a corto plazo del ciclo del carbono y que las nuevas emisiones fruto de la actividad industrial no dejan de aumentar.

En cuanto al metano (CH4), sus concentraciones también se incrementaron, y por lo que respecta al óxido nitroso (N2O), el tercer gas por orden de abundancia, sus niveles experimentaron entre 2021 y 2022 el mayor aumento interanual jamás registrado, según se explica en el boletín, que se publica para fundamentar las negociaciones que tienen lugar en Dubái con motivo del 28º período de sesiones de la Conferencia de las Partes (CP 28) en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).

«A pesar de decenios de advertencias de la comunidad científica, miles de páginas de informes y docenas de conferencias sobre el clima, seguimos yendo en la dirección equivocada», declaró el Secretario General de la OMM, profesor Petteri Taalas.

«Con las actuales concentraciones de gases de efecto invernadero, nos adentramos en una senda de aumento de las temperaturas que nos llevará a alcanzar a finales de este siglo valores muy superiores a los marcados como objetivos en el Acuerdo de París. Esto supondrá más fenómenos meteorológicos extremos, como episodios de calor intenso y precipitaciones fuertes, fusión de las masas de hielo, subida del nivel del mar, aumento del contenido calorífico de los océanos y acidificación de sus aguas. Y con ellos, los costos socioeconómicos y medioambientales se dispararán. Debemos reducir urgentemente el consumo de combustibles fósiles», afirmó el profesor Taalas.

Algo menos de la mitad de las emisiones de CO2 permanece en la atmósfera. El océano solo absorbe un poco más de la cuarta parte de esas emisiones, y los ecosistemas terrestres, como los bosques, algo menos del 30 %, aunque existe una considerable variabilidad interanual. Mientras continúen las emisiones, el CO2 seguirá acumulándose en la atmósfera, con el consiguiente aumento de las temperaturas a escala mundial. El CO2 es un gas caracterizado por su larga vida y, por tanto, el nivel de temperatura observado actualmente persistirá durante decenios aunque las emisiones se reduzcan rápidamente hasta alcanzar el cero neto.

La última vez que se registró en la Tierra una concentración de CO2 comparable fue hace entre 3 y 5 millones de años. Entonces, la temperatura era de 2 a 3 °C más cálida y el nivel del mar entre 10 y 20 metros superior al actual.

«No existe una varita mágica para eliminar el exceso de CO2 de la atmósfera. Pero disponemos de las herramientas que, mediante la nueva Vigilancia Mundial de los Gases de Efecto Invernadero de la OMM, nos permitirán comprender mejor los factores que impulsan el cambio climático. Gracias a esta iniciativa, las observaciones y el monitoreo permanentes mejorarán en gran medida y ello contribuirá a conseguir objetivos climáticos más ambiciosos», explicó el profesor Taalas.

Vigilancia Mundial de los Gases de Efecto Invernadero

El boletín de la OMM dedica su portada a la Vigilancia Mundial de los Gases de Efecto Invernadero. Esta ambiciosa iniciativa, aprobada en mayo por el Congreso Meteorológico Mundial, prevé un monitoreo permanente de los gases de efecto invernadero para poder contabilizar tanto las actividades humanas conexas como las fuentes y los sumideros naturales. Proporcionará información y apoyo vitales para alcanzar el objetivo del Acuerdo de París de mantener el calentamiento global muy por debajo de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales y tratar de limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C con respecto a esos niveles.

Aunque la comunidad científica comprende ampliamente el cambio climático y sus implicaciones, todavía existen algunas incertidumbres en cuanto al ciclo del carbono y los flujos en el océano, la biosfera terrestre y las zonas de permafrost.

«Estas incertidumbres, sin embargo, no deben ser un freno a la acción. Bien al contrario, ponen de relieve la necesidad de adoptar estrategias flexibles y adaptables y la importancia de la gestión de los riesgos en el camino hacia el cero neto y la consecución de los objetivos del Acuerdo de París. El suministro de datos exactos, oportunos y prácticos sobre los flujos de gases de efecto invernadero es cada vez más decisivo», se afirma en el Boletín de la OMM sobre los Gases de Efecto Invernadero.

Asimismo, se recalca la necesidad de contar con más información sobre los aspectos siguientes:

  • Mecanismos de retroalimentación: El sistema climático de la Tierra tiene múltiples ciclos de retroalimentación, por ejemplo, el aumento de las emisiones de carbono de los suelos o la disminución de la absorción de carbono por parte de los océanos a causa del cambio climático, como se puso de manifiesto durante las sequías que afectaron Europa en 2018 y 2022.
  • Puntos de inflexión: El sistema climático puede estar cerca de los llamados «puntos de inflexión», en los que un determinado nivel de cambio entraña una cascada de cambios autoacelerada y potencialmente irreversible. Cabe citar, a modo de ejemplo, algunos escenarios hipotéticos, como la rápida desaparición de la selva amazónica, la ralentización de la circulación oceánica septentrional o la desestabilización de los grandes mantos de hielo.
  • Variabilidad natural: Los tres gases de efecto invernadero más abundantes presentan una notable variabilidad condicionada por procesos naturales (como El Niño) que se superponen a la señal antropógena. Esta variabilidad puede amplificar o atenuar los cambios observados a corto plazo.
  • Gases de efecto invernadero distintos del CO2: Son varios los gases de efecto invernadero que impulsan el cambio climático, no solo el CO2. Cada uno de esos gases tiene su propio período de vida en la atmósfera, su potencial de calentamiento global es más importante que el del CO2 y sus emisiones futuras son inciertas.

Se prevé que la nueva Vigilancia Mundial de los Gases de Efecto Invernadero esté operativa en 2028.

Concentraciones de gases de efecto invernadero en 2022

Según el índice anual de gases de efecto invernadero (AGGI) de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), entre 1990 y 2022 el efecto de calentamiento de nuestro clima debido a los gases de efecto invernadero de larga vida —el denominado «forzamiento radiativo»— experimentó un aumento del 49 %, al que el CO2 contribuyó en aproximadamente un 78 %.

Cuadro 1. Promedio mundial anual de las concentraciones en superficie (2022) de los principales gases de efecto invernadero y sus tendencias, según datos de la red de la Vigilancia de la Atmósfera Global (VAG) que se ocupa de obtener observaciones in situ de esos gases. Los valores se expresan en fracciones molares de aire seco y las incertidumbres presentan un límite de confianza del 68 %.

 CO2CH4N2O
Concentración media mundial en 2022417,9 ± 0,2 ppm1 923 ± 2 ppmm335,8 ± 0,1 ppmm
Concentración en 2022 respecto a 1750a150 %264 %124 %
Aumento en valor absoluto entre 2021 y 20222,2 ppm16 ppmm1,4 ppmm
Aumento en valor relativo entre 2021 y 20220,53 %0,84 %0,42 %
Aumento anual medio en valor absoluto en los últimos diez años2,46 ppm año–110,2 ppmm año–11,05 ppmm año–1

El dióxido de carbono (CO2) es el gas de efecto invernadero más abundante en la atmósfera, y contribuye en aproximadamente un 64 % al calentamiento del clima. Procede, principalmente, de la quema de combustibles fósiles y la producción de cemento.

El aumento de 2,2 partes por millón (ppm) en la media anual de 2021 a 2022 fue ligeramente inferior al experimentado entre 2020 y 2021 y al del último decenio (2,46 ppm anuales). La razón más probable es el aumento de la absorción de CO2 atmosférico por parte de los ecosistemas terrestres y el océano tras varios años en los que se ha producido un episodio de La Niña. Por tanto, el hecho de que en 2023 se haya instaurado un episodio de El Niño puede repercutir en las concentraciones de gases de efecto invernadero.

El metano (CH4) es un potente gas de efecto invernadero que permanece en la atmósfera durante aproximadamente un decenio.

Es el causante de cerca del 16 % del efecto de calentamiento provocado por los gases de efecto invernadero de larga vida. Alrededor del 40 % del metano que se emite a la atmósfera procede de fuentes naturales (por ejemplo, humedales y termitas), mientras que cerca del 60 % proviene de fuentes antropógenas (por ejemplo, ganadería de rumiantes, cultivo de arroz, explotación de combustibles fósiles, vertederos y quema de biomasa).

El incremento de 2021 a 2022 fue ligeramente inferior al aumento sin precedentes observado entre 2020 y 2021, pero considerablemente mayor a la tasa de incremento medio anual del decenio anterior.

El óxido nitroso (N2O) es un potente gas de efecto invernadero y, al mismo tiempo, una sustancia química que agota la capa de ozono. Es el causante de aproximadamente el 7 % del forzamiento radiativo provocado por los gases de efecto invernadero de larga vida.

Las emisiones de N2O a la atmósfera provienen de fuentes naturales (cerca del 60 %) y de fuentes antropógenas (aproximadamente el 40 %), por ejemplo, los océanos, los suelos, la quema de biomasa, el uso de fertilizantes y diversos procesos industriales.

En el caso de este gas, el aumento de 2021 a 2022 fue superior al observado en cualquier momento anterior de nuestro registro cronológico moderno.

Notas para los editores

En el marco del Programa de la VAG de la OMM se coordinan las observaciones sistemáticas y el análisis de los gases de efecto invernadero y de otros componentes de la atmósfera. El Centro Mundial de Datos sobre Gases de Efecto Invernadero (CMDGEI), administrado por el Servicio Meteorológico del Japón (JMS), archiva y distribuye los datos sobre las mediciones de los gases de efecto invernadero.

El 20 de noviembre, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicará otro informe, un documento complementario centrado en la disparidad en las emisiones. En ese informe se evalúan los estudios científicos más recientes sobre las emisiones de gases de efecto invernadero actuales y las estimaciones para el futuro, y se comparan con los niveles de emisiones que permitirían al mundo avanzar por la vía menos costosa para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. Esa diferencia entre “dónde es probable que nos encontremos” y “adónde necesitamos llegar” se denomina “disparidad en las emisiones”.

https://youtube.com/watch?v=j77wcCkRlCE%3Fsi%3DSs9MaH71KTc4R-44

La Organización Meteorológica Mundial es el portavoz autorizado del sistema
de las Naciones Unidas sobre el tiempo, el clima y el agua.