(OMM) – La Organización Meteorológica Mundial (OMM) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han publicado de forma conjunta nuevas orientaciones para poder hacer frente a los riesgos para la salud que plantean las olas de calor, que cada vez son más frecuentes e intensas como consecuencia del cambio climático.
“Las olas de calor son un fenómeno natural peligroso que cada vez requiere más atención”, manifestaron Maxx Dilley, director de la Oficina de predicción del clima y de adaptación al cambio climático de la OMM, y María Neira, directora del Departamento de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes Sociales de la Salud de la OMS. “No tienen el carácter espectacular ni la violencia repentina de otros peligros, como los ciclones tropicales o las crecidas repentinas, pero sus repercusiones pueden ser severas”.
Durante los últimos 50 años, los días y noches calurosos y las olas de calor se han vuelto cada vez más frecuentes. La duración, la frecuencia y la intensidad de las olas de calor probablemente aumenten en la mayoría de las zonas terrestres a lo largo de este siglo, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Además de las repercusiones que tienen para la salud, las olas de calor también ejercen una presión añadida sobre infraestructuras como las del sector de la electricidad, el agua o el transporte.
Tan solo en las últimas semanas, tanto India como Pakistán se han visto afectadas por olas de calor que han ocasionado centenas de víctimas mortales. En el verano de 2003 del hemisferio norte la ola de calor que se produjo en Europa causó la muerte de decenas de miles de personas, al igual que las olas de calor, los incendios forestales y la contaminación del aire asociada que asolaron Rusia en 2010.
La acción reduce el riesgo
La buena noticia es que los riesgos para la salud que conllevan las olas de calor pueden reducirse a través del desarrollo de sistemas globales de alerta temprana de olas de calor. Estos sistemas proporcionan información basada en predicciones meteorológicas y/o climáticas que sirve para evaluar la posibilidad de que eventuales episodios de calor lleguen a tener repercusiones para la salud. Esta información permite alertar a las instancias decisorias, los servicios sanitarios y el público en general para que actúen oportunamente con objeto de mitigar los efectos de los fenómenos extremos de calor sobre la salud.
Diversos países del mundo han desarrollado con éxito este tipo de sistemas de alerta temprana, que requieren una estrecha coordinación entre los servicios meteorológicos y sanitarios. La finalidad de la publicación conjunta de la OMM y la OMS, Heatwaves and Health: Guidance on Warning-System Development (Olas de calor y salud: orientaciones sobre el desarrollo de sistemas de aviso) es fomentar el desarrollo y la aplicación de esos sistemas de aviso de una forma más generalizada.
Se espera que esas orientaciones sirvan como catalizador para reunir a los actores principales de los ámbitos del clima, la salud y las respuestas de emergencia, las instancias decisorias y el público en general para establecer las medidas que se han de tomar con respecto a la gestión general del calor como un fenómeno peligroso.