Una vez más, se solicita la reducción de las bolsas de plástico, que tienen una vida media de 15 minutos. Estas bolsas, en el mejor de los casos, terminan en vertederos o incineradoras, desperdiciando recursos naturales, o, aún peor, abandonadas en la naturaleza, donde tardarán más de cien años en descomponerse. Hay que reconocer la labor de muchos supermercados que han dejado de distribuir de manera gratuita las bolsas de plástico, convenciendo así a la ciudadanía para reducir su consumo. Pero es el momento de dar otro paso, estableciendo una tasa unitaria realmente disuasoria cuyo fin sea la protección ambiental, y no el lucro de las grandes superficies.