La ciudad amazónica de Belém, en Brasil, será el centro de atención mundial de los esfuerzos para abordar la crisis climática este 2025, cuando albergará una de las conferencias climáticas más importantes de la ONU en los últimos años.
El evento tendrá lugar en noviembre de 2025, pero desde antes habrá muchas oportunidades para avances importantes en varias cuestiones relacionadas con el clima, desde los asombrosos niveles de contaminación por plástico hasta el financiamiento de la transición hacia una economía global más limpia.
1. ¿Podemos mantener vivo el objetivo de 1,5?
“Mantener vivo el objetivo de 1,5º” ha sido el lema de la ONU durante varios años, una referencia al objetivo de garantizar que las temperaturas globales promedio no superen en más de 1,5 grados Celsius los niveles preindustriales para fin de siglo. El consenso científico es que la falta de acción tendría consecuencias catastróficas, sobre todo para los llamados “Estados de primera línea”, como las naciones insulares en desarrollo que podrían desaparecer bajo el agua a medida que suba el nivel del mar.
© UNICEF/Lasse Bak Mejlvang
Un hombre pesca sentado sobre sacos de arena que protegen a Tuvalu, una nación insular del Océano Pacífico, contra la erosión marina.
En la COP30, la conferencia climática de la ONU programada para realizarse entre el 10 y el 21 de noviembre de 2025, la mitigación (en otras palabras, las acciones y políticas diseñadas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que contribuyen al aumento de las temperaturas) será un tema clave.
Las naciones del mundo llegarán con compromisos mejorados y más ambiciosos para reducir los gases de efecto invernadero. Esto es tanto un reconocimiento de que las promesas existentes son totalmente inadecuadas, en términos de reducir las temperaturas, como el cumplimiento de parte del acuerdo que los Estados miembros firmaron en 2015 en la COP de París (se espera que las naciones «aumenten» sus compromisos cada cinco años. La última vez que esto sucedió fue en la COP de Glasgow de 2021, retrasada un año debido a la pandemia de COVID-19).
2. Proteger la naturaleza
La celebración de la COP30 en la región de la selva amazónica de Brasil tiene una importancia simbólica. El evento evoca los primeros días de los intentos internacionales de proteger el medio ambiente: la crucial “Cumbre de la Tierra”, que condujo al establecimiento de tres tratados ambientales sobre cambio climático, biodiversidad y desertificación, tuvo lugar en la ciudad brasileña de Río de Janeiro en 1992.
© Unsplash/Sreenivas
Un loro posado en la rama de un árbol en Maharashtra, India.
El lugar también pone de relieve el papel que tiene que desempeñar la naturaleza en la crisis climática. La selva tropical es un enorme “sumidero de carbono”, un sistema que absorbe y almacena CO2, un gas de efecto invernadero, y evita que entre en la atmósfera, donde contribuye al calentamiento.
Lamentablemente, las selvas tropicales y otras “soluciones basadas en la naturaleza” enfrentan amenazas del desarrollo humano, como la tala ilegal que ha devastado enormes franjas de la región. La ONU continuará los esfuerzos iniciados en 2024 para mejorar la protección de la selva tropical y otros ecosistemas, en las conversaciones sobre biodiversidad que se reanudarán en Roma en febrero.
3. ¿Quién va a pagar todo esto?
El financiamiento ha sido durante mucho tiempo un tema espinoso en las negociaciones internacionales sobre el clima. Los países en desarrollo sostienen que las naciones ricas deberían contribuir mucho más a proyectos e iniciativas que les permitan alejarse de los combustibles fósiles y alimentar sus economías con fuentes de energía limpia. La resistencia de los países ricos es que las economías de rápido crecimiento como China, que ahora es el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, también deberían pagar su parte.
© UNFCCC/Habib Samadov
Activistas en una protesta contra los combustibles fósiles durante la COP29 en Bakú, Azerbaiyán.
En la COP29 en Bakú, Azerbaiyán, se logró un gran avance con la adopción de un acuerdo para triplicar la cantidad de financiamiento climático pagado a los países en desarrollo, a 300.000 millones de dólares por año, para 2035. El acuerdo es un avance definitivo, pero la suma final es mucho menor que los 1,3 billones de dólares que los expertos en clima dicen que estos países necesitan para adaptarse a la crisis.
Es de esperar que se logren más avances en materia de financiamiento en 2025, en una cumbre en España a fines de junio. Las conferencias sobre Financiamiento para el Desarrollo solo se realizan una vez cada diez años, y la edición del próximo año se anuncia como una oportunidad para realizar cambios radicales en la arquitectura financiera internacional. Se plantearán cuestiones ambientales y climáticas, y se pondrán sobre la mesa posibles soluciones como la tributación verde, la fijación de precios del carbono y los subsidios.
4. Sentar las bases
Cuando la atención de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) se centró en el cambio climático en diciembre pasado, el momento se aclamó como histórico en lo que respecta a las obligaciones jurídicas de los Estados en virtud del derecho internacional.
© UNDP/Silke von Brockhausen
Vanuatu sufre a menudo fenómenos meteorológicos extremos destructivos, como tifones, que se ven agravados por el cambio climático.
Vanuatu, un Estado insular del Pacífico particularmente vulnerable a la crisis, solicitó a la Corte una posición consultiva para aclarar las obligaciones de los Estados con respecto al cambio climático y orientar cualquier procedimiento judicial futuro.
Durante un periodo de dos semanas, 96 países y once organizaciones regionales participaron en audiencias públicas ante la Corte, incluidos Vanuatu y un grupo de otros Estados insulares del Pacífico, y economías importantes como China y Estados Unidos.
La Corte deliberará durante varios meses antes de emitir su opinión consultiva sobre el tema. Aunque esta opinión no será vinculante, se espera que oriente el futuro derecho internacional del clima.
5. Contaminación plástica
Las conversaciones convocadas por la ONU para abordar la epidemia mundial de contaminación plástica se acercaron a un acuerdo durante las negociaciones en Busan, Corea del Sur.
Se lograron algunos avances clave durante las conversaciones de noviembre de 2024, la quinta ronda de negociaciones tras la resolución de 2022 de la Asamblea General de la ONU para el Medio Ambiente, que pide un instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos, incluso en el medio marino.
Es necesario llegar a un acuerdo sobre tres áreas fundamentales: productos plásticos, incluida la cuestión de los productos químicos; producción y consumo sostenibles; y financiamiento.
PNUD India
En India, las botellas plásticas se colectan para reciclarlas.
Los Estados miembros tienen ahora la tarea de encontrar soluciones políticas a sus diferencias antes de que comience la reanudación de la sesión y de llegar a un acuerdo final que aborde el ciclo de vida completo de los plásticos y aproveche el creciente impulso mundial para poner fin a la contaminación por plásticos.
“Está claro que el mundo todavía quiere y exige que se ponga fin a la contaminación por plásticos”, dijo la directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen. “Tenemos que asegurarnos de elaborar un instrumento que ataque con fuerza el problema en lugar de golpear por debajo de su potencial. Hago un llamamiento a todos los Estados miembros para que se involucren”.
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