Por 15ª vez en su historia, el Giro de Italia ha optado por empezar desde el extranjero y en 2025 será Albania la que se tiña de rosa los primeros días de la carrera. Se trata de un país que hasta ahora siempre ha permanecido fuera de los focos del gran ciclismo, pero que los aficionados podrán descubrir entrando directamente por la puerta grande, ya que difícilmente hay mejor escaparate que una Gran Salida. Además, no serán etapas de espera o tránsito, sino de lucha y ataque. Al igual que en 2024, con las electrizantes etapas de Turín y Oropa, el Giro 108 tendrá tres días complicados, primero con la explosiva Durrës (Durres) – Tiranë (Tirana), luego la contrarreloj de 13,7 kilómetros por las calles de la capital y, por último, la Vlorë (Vlora) – Vlorë (Vlora), donde se afrontará la primera verdadera subida del Giro, el Passo di Llogara. Cuando el pelotón abandone Albania, ya tendremos algunos indicios de los hombres fuertes del Giro.

Para los velocistas sólo habrá espacio una vez de vuelta en Italia, con sprints previstos en los finales de LecceMatera, aunque aquí tendrán que esforzarse un poco, y luego Nápoles, en el espléndido paseo marítimo de Via Caracciolo. Con la llegada cuesta arriba de Tagliacozzo, en la 8ª etapa, es probable que se produzca el primer empujón en la clasificación general, mientras que en Castelraimondo, al día siguiente, será difícil evitar la llegada de una escapada desde lejos. Antes de la jornada de descanso, tendrá lugar el espectáculo de las carreteras blancas, con la etapa Gubbio-Siena, que promete polvo y diversión, dado que los últimos 70 kilómetros incluyen casi 30 kilómetros de grava, y la llegada es en la Piazza del Campo, como es tradición en la Strade Bianche.

En este punto ya tendremos algunas indicaciones interesantes, aunque no decisivas, sobre la dirección que puede tomar el Giro. Para despejar aún más la cabeza, llegará la insidiosa contrarreloj Lucca-Pisa, de 28,6 km, totalmente llana, una auténtica trampa para los menos acostumbrados a los esfuerzos en solitario. Al día siguiente se llegará a Castelnovo ne’ Monti, a la sombra de la Pietra di Bismantova, en una etapa buena para las escapadas desde lejos, pero también quizás para los que quieran recuperar el tiempo perdido el día anterior. Es probable que Viadana tenga un final al sprint, mientras que Vicenza, con el final en la cima de la subida al Monte Berico, será más un asunto para corredores explosivos (o una escapada). La etapa 14 se adentra en Eslovenia, el corazón del ciclismo internacional, y el final, apto para sprinters, está fijado en Nova Gorica/Gorizia. Una segunda semana bastante «sosa» terminará con la llegada a Asiago, que también incluye en el menú la ascensión al Monte Grappa en su parte central y luego la subida a Dori, donde algunos grandes nombres pueden decidir seguir adelante antes del último día de descanso.

La tercera semana se abre con fuerza, con un final cuesta arriba en San Valentino (Brentonico) tras una etapa que no deja tiempo para el descanso y cinco GPM en total. En la Etapa 17 será el turno del Passo del Tonale y del Mortirolo, antes de la llegada a Bormio, que sin duda habrá dado una fisonomía bien definida a la clasificación tras dos días de fuego. El esperado sprint a Cesano Maderno dará a los ciclistas la oportunidad de tomarse un respiro antes de la Biella – Champoluc, con el Col Tzecore, el Col Saint-Pantaléon, el Col de Joux y la subida a Antagnod como guinda final de una etapa infernal. Infierno que los corredores también verán al día siguiente, en la Etapa 20, cuando el Colle delle Finestre, con sus pendientes y su camino de tierra, se enfrente por última vez a los grandes nombres. Tras la llegada a Sestrière, los atletas tomarán un vuelo a Roma, donde les espera la última pasarela entre la historia y los monumentos de la capital.

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