Sheila Noda Alonso
Madrid (EFEverde).- “Lo que ocurre en la Antártida no se queda en la Antártida. Su transformación está reconfigurando el equilibrio climático y marino a nivel global, con consecuencias que ya estamos empezando a ver”, ha afirmado a EFEverde.com Mercedes Martín, meteoróloga, oceanógrafa, presentadora de Antena 3 Noticias y una de las participantes en la expedición de Homeward Bound al continente helado.
Otras siete científicas españolas también forman parte del grupo internacional compuesto 124 mujeres y líderes no binarios con formación en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEMM), quienes se integran a este programa global que busca potenciar el papel de las mujeres en la toma de decisiones, especialmente en temas críticos como el cambio climático, la sostenibilidad y la igualdad de género.
Acerca de los efectos del calentamiento global en la Antártida, la experiencia en el programa Homeward Bound y la importancia del liderazgo colectivo para impulsar cambios conversamos con Mercedes Martín, a propósito del Día del Hombre y la Mujer del Tiempo, una fecha que conmemora el nacimiento del físico estadounidense John Jeffries, considerado el primer meteorólogo de la historia.
La Antártida es una de las regiones más vulnerables al calentamiento global. ¿Cómo la emergencia climática está modificando este ecosistema?
La Antártida es un termómetro del cambio climático. En las últimas décadas, hemos visto un retroceso acelerado del hielo marino. En febrero de 2023, el hielo antártico alcanzó su mínimo histórico: 1,79 millones de km2, un 20% menos de lo normal en esas fechas (National Snow and Ice Data Center). En 2024, esta tendencia continuó: por tercer año consecutivo, el mínimo estival del hielo marino fue inferior a 2 millones de km2, lo que confirma un patrón alarmante de pérdida de superficie helada.
Durante el invierno austral de 2024, en septiembre, el hielo marino alcanzó 17,0 millones de km2, el nivel más bajo jamás registrado para esa época del año. La media a largo plazo para septiembre solía ser de 18,4 millones de km2, lo que indica una reducción significativa. Esta disminución es preocupante porque el hielo marino actúa como un espejo natural, reflejando la radiación solar y ayudando a mantener las temperaturas globales estables.
Además, la región está experimentando olas de calor sin precedentes. En marzo de 2022, la estación de Concordia, situada a más de 3.000 metros de altitud, registró una temperatura 38,5°C por encima de lo habitual. Estos cambios afectan no solo al ecosistema, sino también a los patrones de circulación atmosférica y oceánica, con consecuencias globales.
¿Cómo la pérdida de las grandes masas de hielo antártico influirá a corto y largo plazo en la regulación de la temperatura del planeta y la vida en los océanos?
La Antártida desempeña un papel fundamental en el equilibrio climático del planeta y su deshielo ya está teniendo consecuencias. A corto plazo, la reducción del hielo marino no eleva el nivel del mar, pero sí altera la regulación térmica global. Al disminuir la superficie helada que refleja la radiación solar, los océanos absorben más calor, acelerando el calentamiento global y modificando los patrones de circulación atmosférica y oceánica.
Por otro lado, el deshielo de los glaciares y plataformas de hielo terrestre sí contribuye directamente a la subida del nivel del mar, ya que libera agua dulce almacenada sobre la corteza terrestre. Glaciares como el de Thwaites han mostrado signos de inestabilidad, lo que podría acelerar aún más este proceso.
A largo plazo, la Antártida es clave para la circulación termohalina, el sistema que distribuye el calor y los nutrientes en los océanos. La inyección de agua dulce procedente del deshielo está alterando la salinidad del océano, debilitando la circulación del vuelco meridional del Atlántico (AMOC). Investigaciones de la Australian National University advierten que una alteración en esta corriente podría impactar en los patrones de temperatura y precipitaciones a nivel global, afectando regiones como el Amazonas, el monzón africano y Europa.
El impacto ecológico también es considerable. La reducción del hielo marino está afectando al krill antártico (Euphausia superba), una especie clave en la cadena alimentaria del océano Austral. Sus larvas dependen del hielo para encontrar alimento y refugio, por lo que su disminución está afectando a especies como ballenas, pingüinos y peces.
Asimismo, las comunidades de pinípedos, como las focas de Weddell y los elefantes marinos, están viendo alterados sus hábitats. Estas especies dependen del hielo marino para descansar, reproducirse y cazar. La pérdida de plataformas de hielo obliga a estos animales a desplazarse y podría generar cambios en su comportamiento y en la competencia por los recursos.
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