El impacto devastador de la violencia sexual en los conflictos sobre las personas supervivientes y las sociedades
La violencia sexual relacionada con los conflictos es un crimen de guerra, un crimen de lesa humanidad y un acto constitutivo de genocidio según el derecho internacional. Amenaza la seguridad individual y colectiva, y obstaculiza la construcción de una paz duradera.
Sus repercusiones son de largo alcance, ya que causan traumas físicos y psicológicos, estigmatización y pobreza que pueden afectar a las víctimas y a sus familias durante generaciones. En algunas comunidades, las supervivientes pueden sufrir ostracismo, lo que limita su acceso a recursos sociales y de recuperación vitales.
Sus repercusiones son graves: provoca traumas físicos y emocionales, estigmatización y pobreza que pueden afectar a las personas sobrevivientes y a sus familias durante generaciones.En algunas comunidades, las supervivientes pueden sufrir ostracismo, lo que limita su acceso a redes de apoyo y recursos para sanar
Cuando esta violencia derivan en embarazos, las consecuencias pueden ser aún más graves, ya que en muchos casos los hijos e hijas nacidos de esa violencia también enfrentan rechazo social. Esta forma de violencia suele estar vinculada a otras atrocidades cometidas en tiempos de guerra, como el secuestro y el reclutamiento forzado por parte de grupos armados.
Un ataque frontal a la cohesión social
Este tipo de violencia socava la cohesión social ya que debilita los lazos comunitarios y deja cicatrices profundas en quienes la sufren y en sus entornos. Muchas personas no denuncian por miedo a represalias, por la falta de apoyo o por el estigma que se impone sobre ellas, y no sobre los agresores.
Sanar y reconstruir desde el apoyo comunitario
Como comunidad internacional, debemos analizar los efectos a largo plazo de esta violencia. Es clave entender cómo afecta no solo a las personas, sino también a familias y comunidades, y cómo ese daño se perpetúa con el tiempo si no se toman medidas.
Romper este ciclo requiere garantizar el acceso a asistencia en salud mental y el apoyo psicosocial. Las personas sobrevivientes necesitan una atención especializada en traumas para ayudarles a superar sus experiencias y fortalecer su resiliencia. Algunas respuestas efectivas incluyen redes de apoyo comunitarias, recursos adaptados para la infancia, programas educativos y reformas legislativas que prevengan este tipo de violencia. Abordar el trauma intergeneracional nos permite crear espacios donde las personas sobrevivientes y sus hijas e hijos puedan recuperar sus vidas y transformar el horror en esperanza y sanación.

un.org