La colonización de tierras por la explotación de la naturaleza (recursos naturales) y la extracción petrolera ha dejado huellas en el complejo de humedales del Lipa, en la llanura inundable araucana. Estos procesos han producido una profunda transformación del territorio, desplazando toda forma de vida, lo cual llevaría paulatinamente a la desaparición de este ecosistema.
Rosario Rojas Robles | Doctora en Ciencias – Biología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), coordinadora del Observatorio de Conflictos Ambientales (OCA) y directora del Instituto de Estudios Ambientales (IEA) de la UNALshare
Las afectaciones a los humedales del Lipa iniciaron con los procesos de colonización y se aceleró a partir de 1980 por la explotación petrolera. Foto: Raúl Arboleda / AFP.
En la obra Tras las huellas del Lipa: Conflictos ambientales en las llanuras inundables de Arauca, Colombia, se presentan los trabajos realizados entre 2020 y 2022 en desarrollo de un proyecto de extensión solidaria de la UNAL Sede Bogotá, el cual analiza un periodo histórico más amplio en las llanuras inundables de Arauca, base fundamental de los recursos biológicos de la región y fuente de sustento para la población. El grupo interdisciplinario que participó en el proyecto intentó entender lo que ha sucedido, para así hacer recomendaciones a las diferentes instituciones e instancias relacionadas con los problemas y conflictos ambientales que se presentan en este bello territorio.
Sobre la colonización
Para entender la expansión de la frontera agrícola, particularmente en el complejo de humedales del Lipa, fue necesario abordar las lecciones históricas del proceso de colonización del Sarare a finales del siglo XIX, reactivada en 1960 e impulsada nuevamente por el hallazgo de yacimientos petroleros en Caño Limón en 1980, con énfasis en la concentración de tierras y la depredación ambiental.
En ese proceso colonizador algunas áreas fueron reservadas para los grupos indígenas, como el caso del pueblo Hitnu que vivía en la sabana inundable, con la Reserva Indígena Macahuan (Incora, Resolución-290/1974), que consistía en un área de sabana de 18.569ha con grandes recursos forestales cerca del hato La Conquista y Caño Colorado (Arauquita). Desafortunadamente la Reserva fue invadida y apropiada por los colonos, y actualmente es un territorio afectado por el conflicto armado, circunstancia que ha causado el desplazamiento de numerosas familias Hitnu al casco urbano de Arauca.
Miembros del grupo indígena Hitnu, desplazados en el casco urbano de Arauca. Fuente: Observatorio de Conflictos Ambientales (OCA), agosto de 2021.
En el territorio persiste una gestión territorial fuertemente subordinada a los objetivos económicos del Gobierno central, desarticulada del sector ambiental y de la implementación del Acuerdo de Paz, todo lo cual reproduce dinámicas históricas del proceso de colonización, manteniendo la explotación petrolera y permitiendo la expansión de la frontera agrícola para el cultivo de arroz.
Sobre la explotación petrolera
A partir de la década de 1980 los humedales del Lipa presentan múltiples afectaciones ambientales derivadas de la explotación de hidrocarburos en el complejo Caño Limón, localizado en los municipios de Arauca y Arauquita, que le permitió al país retomar la exportación, pero que ha venido reduciendo su reserva.
Este desarrollo petrolero impulsó el poblamiento por expectativas de empleo, y también el fortalecimiento de los grupos armados en la región, que encontraron en esta actividad extractiva una fuente de ingresos por medio de la extorsión; además produjo efectos directos en el ambiente, como la alteración del régimen hidrológico, al modificar el cauce de los ríos, y la contaminación de las fuentes receptoras con metales pesados como el bario de los gigantescos vertimientos de residuos industriales.
Es evidente que en la degradación del Lipa existe una responsabilidad sustancial de la compañía petrolera Occidental (OXY), hecho facilitado y amparado por la debilidad estructural de la institucionalidad ambiental, que se refleja en la ausencia, entre otros factores, de una evaluación rigurosa sobre los efectos ambientales acumulados que comienzan a emerger y que han supuesto un grave riesgo para los pobladores. Desapareció la pesca y la caza, la zona ha perdido su función de amortiguación en la temporada invernal, y los espejos de agua están llenos de macrófitas, plantas que crecen por exceso de nutrientes y reducen el oxígeno disuelto.
Territorio Hitnu en las cuencas de los ríos Lipa y Ele (Arauca). Área licenciada para la explotación de hidrocarburos. Fuente: elaboración propia a partir de la base cartográfica del DANE (2017) y el IGAC (2014).
Por ejemplo Corporinoquia, cuya permisividad y laxitud a la hora de proteger el estero ha sido evidente, concede los permisos para la plataforma multipozo “Chipirón T-B” en 2010 (Contrato Cravo Norte), argumentando que el Lipa no cuenta con una figura de protección, que el área a intervenir es mínima, que el Ministerio de Ambiente avaló previamente la construcción de un oleoducto sobre el Lipa, y que este se encuentra en un avanzado estado de deterioro. Este permiso, que se le otorgó a la compañía OXY para perforar directamente sobre el estero, es una puñalada en el corazón del Lipa.




El triste episodio retrata los vicios y falencias que persisten en la gestión y protección del patrimonio natural, máxime cuando el ordenamiento de los territorios es dictado por el sector extractivo en perjuicio del interés general. Cunado los campos se agotan y las empresas se han ido, el Estado, y sobre todo los pobladores locales, quedan al frente de los enormes pasivos ambientales, muchos de ellos, irreversibles.
En ese sentido, la reciente venta de los activos de OXY en el territorio continental colombiano a la compañía Sierracol Energy, se podría interpretar como una estrategia para evadir eventualmente su responsabilidad ambiental.
A la luz del presente análisis, y en el contexto de cambio climático y transición energética cada vez más apremiante, la actividad petrolera –máxime sobre ecosistemas estratégicos como los humedales de Arauca, delimitados o pendientes de delimitación como en el caso del Lipa– debería dar paso rápidamente a actividades sustentables y visiones territoriales afines con sus valores ambientales.
Algunas recomendaciones
Como producto de este proyecto se presentan algunas recomendaciones urgentes para que los diferentes estamentos involucrados con los problemas analizados las tengan en cuenta, más allá que solo conclusiones académicas del proyecto.
A la Corte Constitucional: garantizar el cumplimiento de las medidas de protección y reparación de los pueblos indígenas afectados por la colonización, el conflicto armado y la degradación de los ecosistemas de sabana inundable, en particular, lo relacionado con el Plan de Salvaguarda del pueblo Hitnu.
A las autoridades ambientales y judiciales: suspender la explotación petrolera sobre el estero mayor del Lipa, específicamente en los pozos localizados en la Plataforma Chipirón T-B, así como el permiso de vertimientos del complejo Caño Limón, hasta que no se aclaren las causas y los responsables de los altos niveles de bario en las muestras de suelos y aguas subterráneas encontradas por Corporinoquia en 2017 y 2018, y se determinen sus efectos en la población y los ecosistemas del área de influencia. Así mismo, incrementar el seguimiento y control por parte de las autoridades ambientales sobre las frecuentes contingencias que incluyen fugas y derrames que afectan los ecosistemas del Lipa.
A Corporinoquia: delimitar oficialmente el complejo de humedales del Lipa o “esteros del Lipa”, además de formular e implementar su Plan de Manejo Ambiental, avanzando hacia su protección efectiva como ecosistema estratégico; y garantizar con acciones y programas concretos la protección de las Zonas de Alta Importancia Ambiental.
A la administración municipal de Arauquita: ejecutar acciones y programas robustos con indicadores y metas concretas con el objetivo de proteger y restaurar la Estructura Ecológica Principal (EEP) en su jurisdicción, que comprende los esteros del Lipa y que figura como “Área Forestal Protectora 1”, estableciendo como usos prohibidos Actividades productivas agrícolas y pecuarias, cualquier tipo de ocupación humana permanente y transitoria que conlleve el deterioro de los ecosistemas: la tala, quema y caza, minería, infraestructura asociada al desarrollo de la actividad minera.
A la administración municipal de Arauca: ejecutar acciones y programas robustos con indicadores y metas concretas con el objetivo de restaurar los esteros del Lipa en su jurisdicción.
A la Agencia Nacional de Tierras: en coordinación con las Secretarías de Planeación municipal de Arauca y Arauquita, ponerles fin a las adjudicaciones y titulaciones de tierras, además de recuperar los baldíos de la Nación que han sido ilegalmente apropiados o explotados a gran escala en la Unidad de Análisis Territorial Lipa-UAT, o “esteros del Lipa”.
Al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural: revisar la formulación de la Frontera Agrícola Nacional (FAN) en los municipios de Arauca y Arauquita, considerando los ecosistemas estratégicos de humedal en la región del Lipa, pues actualmente la FAN no contribuye a estabilizar ni disminuir la pérdida de ecosistemas de importancia ambiental.
Al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible: revisar la formulación del Plan de Zonificación Ambiental participativo de la frontera agrícola en el municipio Arauquita, pues no cumple con sus propósitos centrales del territorio.
A Parques Nacionales Naturales: avanzar decididamente en la declaración de las “Sabanas y humedales de Arauca” como nueva área protegida del SINAP, con una extensión aproximada de 309.791hectáreas, enmarcada por las cuencas de los ríos Ele, Cravo, Lipa y Cuiloto, y que limitaría con el extremo oriental de la UAT Lipa, proceso que surgió a partir del documento Conpes 3680 de 2010 pero que no ha superado la Fase I de “Preparación”.
A manera de conclusión
Con el estudio, el grupo interdisciplinario que participó en el proyecto intenta hacer un aporte a las miradas, los sentires y saberes sobre las llanuras inundables de Arauca, centrado en el Estero del Lipa, siguiendo sus huellas en la historia de la colonización, explotación y extracción que ha llevado a su transformación. Lo anterior se ha buscado en la memoria de algunos de sus habitantes y líderes, en la composición de sus aguas, en sus coberturas vegetales, todo lo cual nos dejó ver con profunda tristeza que posiblemente buena parte de la composición, la estructura y el funcionamiento de este hermoso e importante ecosistema ya se ha perdido, por eso no logramos encontrarlo como tal en nuestras visitas de campo.
Si embargo, también encontramos un Lipa que no se resigna a desaparecer, pues persiste en la memoria, en las acciones y exigencia de los habitantes y líderes de la región, quienes les solicitan a las instituciones que cumplan con su papel en el esclarecimiento de las responsabilidades sobre su deterioro, para pensar y planear acciones y medidas para su recuperación.
Referencia
Rojas-Robles R. (Ed.). (2023). Tras las huellas del Lipa: Conflictos ambientales en las llanuras inundables de Arauca, Colombia. Editorial Universidad Nacional. Bogotá. http://www.idea.unal.edu.co/publica/serie_ideas/PDF/ideas34_Tras_las_Huellas_del_Lipa_ISBN978-958-505-401-1.pdf
periodico.unal.edu.gov