Mejor juego que resultado se llevó el Barça en el debut de la Liga de Campeones. A pesar de que a priori un empate en el Olímpico de Roma podría considerarse un buen botín, ha merecido más el vigente campeón, que se adelantó y dispuso de muchas más oportunidades para vencer que el rival. Dura y conservadora, la Roma marcó el 1-1 definitivo desde el centro del campo, en el mejor momento de los culés. Estos no se cansaron de intentarlo en una segunda parte condicionada por las lesiones de Szczezny y Rafinha (en Barcelona se le realizarán más pruebas para conocer el alcance exacto).

Con todo, no engañaron los dos equipos. Desde el principio han levantado sus cartas. El Barça quería el balón y combinaba con confianza y cierta comodidad, mientras que la Roma le esperaba y no se lo pensaba dos veces a la hora de salir a la contra. El veloz Salah era su as en la manga. En el día de su centenario en Europa, Messi lideraba el ataque culé. Se asociaba con relativa facilidad con Neymar y Luis Suárez.

Detrás, formaba el Barça con una pareja inédita de centrales para neutralizar al gigante Dzeko: Piqué y Mathieu. Precisamente, el francés contribuía decisivamente en el 0-1, en el minuto 21. Una apertura suya dejó solo a Rakitic en la banda derecha y el centro letal del croata lo cabeceó Luis Suárez al fondo de la red. En la jugada siguiente, el portero Szczezny derribaba al uruguayo en un más que posible penalti.

El partido se estaba convirtiendo en un monólogo de los azules, pero el tanto de la vida de Florenzi lo interrumpió (min 30). El carrilero de la Roma sorprendió a Ter Stegen con un disparo a la escuadra prácticamente desde el centro del campo, escorado en la banda derecha. Increíble. Una bombona de oxígeno inmensa para los locales y se equilibrarían las fuerzas.

La balanza se volvería a decantar a favor del Barça en la reanudación. Para empezar, dos ocasiones claras de Messi y Suárez. En la segunda, Szczezny, se lesionó y tuvo que dejar su puesto al portero suplente, De Sanctis (min 48). La Roma había vuelto a dar un paso atrás. Presionaba el Barça, que ha vivido la mala noticia de la noche con la lesión de Rafinha un minuto después de saltar al terreno de juego (min 64).

Esta acción, con mala pinta, fue un nuevo golpe moral para los visitantes. La suerte no les acompañó esta vez en el Olímpico de Roma, escenario de la tercera Champions. En el minuto 77, Messi disparaba al larguero. Se apresuraba de nuevo el Barça, encerrando el rival en el área propia. Intentaban ralentizar el ritmo los italianos. La última, de Jordi Alba en el tiempo añadido, la salvó un defensa romano sobre la misma línea. A pesar de no conformarse y los méritos acumulados, el vigente campeón finiquitaría el debut en la Liga de Campeones con un empate.

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