A primera hora de esta tarde, se me ha informado de la decisión del Comité Ético de la FIFA de imponerme una suspensión provisional de 90 días con efecto inmediato. Esta decisión, la cual asumiré en el momento adecuado y de la forma adecuada, ha sido objeto de una fuga deliberada de información, y yo ya he dado mi opinión sobre este tema al principio del día.
Rechazo todas las acusaciones que se han hecho contra mí, las cuales están basadas en meras apariencias y que son asombrosamente difusas. De hecho, la redacción de esas acusaciones apenas afirman que el Código de Ética de la FIFA «se ha visto comprometido» y eso es una decisión que no se puede tomar de inmediato.
A pesar de la ridícula naturaleza de estos hechos, me niego a creer que esto es una decisión política tomada de forma apresurada con el fin de manchar una vida dedicada al deporte o a boicotear mi candidatura a la presidente de la FIFA.
Quiero que todo el mundo sepa lo que pienso sobre el tema: más que una cuestión de injusticia o deseo de revancha, estoy motivado por un profundo sentimiento de desafío acérrimo. Estoy más decidido que nunca a defenderme ante los órganos judiciales competentes.
Quiero reiterar en los términos más enérgicos posibles que voy a dedicarme a asegurar que mi buena fe prevalece. Hoy he recibido muchos mensajes de apoyo de parte de las federaciones miembro de la UEFA y de otras confederaciones, animándome a continuar con mi trabajo sirviendo a los intereses del fútbol. Nada me hará renunciar a ese compromiso.
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