Es innegable la conexión que tenemos los seres humanos con la naturaleza. Por ejemplo, los árboles son productores de oxígeno – esencial para la vida humana –, además alrededor de 300 millones de personas viven en los bosques y dependen de ellos para su supervivencia. Del mismo modo, el agua es vital para desarrollar procesos naturales como hidratar, respirar o sudar, y regula la temperatura corporal. Por lo tanto si la naturaleza afronta variaciones, las mismas tendrán repercusión en el desarrollo humano. En las últimas décadas, las mayores alteraciones en el medio ambiente han sido consecuencia del cambio climático, provocado por las crecientes cantidades de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por las actividades humanas, que a su vez ha afectado la salud de millones de personas.

Como consecuencia, las enfermedades tropicales e infecciosas – que se manifiestan principalmente en los lugares donde predominan los climas calientes y húmedos – como la malaria, chikungunya, leishmaniasis, fiebre amarilla, y las EDA (diarreicas agudas), entre otras, se podrían incrementar debido al aumento de la variabilidad de las precipitaciones provocado por el calentamiento global, es decir, el incremento de las sequías o inundaciones según las regiones, que pone en riesgo el suministro de agua potable, según indica la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En las zonas más vulnerables al cambio climático, como en los países de Centroamérica, la escasez de agua obliga a las personas a afrontar desplazamientos y a transportar agua desde lugares alejados para almacenarla en sus casas. Esto, explica la OMS, puede incrementar el riesgo de contaminación del recurso, y servir de criadero de mosquitos que son vectores de enfermedades debilitantes y tropicales como el paludismo y dengue.

Por otro lado, la organización indica que las inundaciones vinculadas a efectos del cambio climático como la elevación del nivel del mar en zonas costeras o las lluvias intensas, podrían también incrementar el riesgo de infecciones transmitidas por el agua y vectores.

Rubén Figueroa, representante del Ministerio de Salud de Perú ante la Comisión de Cambio Climático, explicó a ConexiónCOP que en América del Sur los países que tienen selva amazónica son los más afectados por enfermedades transmisibles.

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