EFEVERDE.El 22 de abril, día de la Tierra, un día establecido para recordarnos a todos en nuestro día a día, que nuestra supervivencia se debe al planeta Tierra, donde todos habitamos. Cada día somos más conscientes de nuestro papel en asegurar su cuidado pero ¿somos conscientes realmente de lo que nos aporta y de que la tierra en su origen era bosque y agua? En estos ecosistemas se centrarán nuestros esfuerzos para cuidar de nuestro planeta.
Los bosques cubren un 30% de la superficie de la tierra y juegan un papel importantísimo; albergan el 70% de la biodiversidad del planeta, mitigan el cambio climático, regulan el ciclo hidrológico, etc. Sin embargo a día de hoy no somos del todo conscientes de su importancia y que debido a nuestra influencia directa o indirecta a lo largo de la historia, es necesario gestionarlos para asegurar su supervivencia en el tiempo.
Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), desde 1990 se han perdido 129 millones de hectáreas, una superficie equivalente a Sudáfrica. Sin embargo, en los últimos años, gracias a políticas de Gestión Forestal, legislación y mediciones y monitoreos de recursos forestales, esta deforestación se está frenando.
Los bosques además son una herramienta imprescindible para frenar el cambio climático. La deforestación y degradación forestal generan más emisiones de Gases Efecto Invernadero que el sector transporte a nivel mundial. Los árboles según crecen actúan como sumideros de carbono, con lo que una correcta gestión de los bosques no sólo reduciría las emisiones de Gases Efecto Invernadero sino también, actuarían como herramienta de mitigación y reducción de emisiones. De hecho, la FAO estima que debido a la desaceleración de la deforestación de los últimos años, las emisiones totales de carbono de los bosques disminuyeron en más del 25 por ciento entre 2001 y 2015.
Los bosques son fundamentales en la lucha contra el cambio climático en su papel como ecosistemas que acogen un alto porcentaje de biodiversidad, en servicios intangibles como la calidad del agua y actuando como freno a catástrofes como la erosión y los corrimientos de tierras. También tienen una gran importancia a nivel económico, ya que según la FAO, proporcionan empleo a más de 500 millones de personas y contribuyen a la economía global con más de 600.000 millones de dólares, convirtiéndose en una herramienta fundamental en todos los aspectos.
Y ¿cómo mantenemos los montes? Con una correcta Gestión Forestal que garantice la permanencia de la superficie del bosque a lo largo de los años, que incluya limpiezas para reducir incendios y plagas y que mantenga sus beneficios y funcionamiento como ecosistema.
Pero no olvidemos que una correcta Gestión Forestal, tiene en cuenta aspectos sociales, ambientales y económicos. Para que los propietarios forestales, ya sean públicos o privados, puedan gestionar de forma adecuada, necesitan realizar una inversión económica. Para esto los montes tienen que ser rentables.
Un ejemplo para dar rentabilidad a los montes es mediante los aprovechamientos forestales como la corta de madera. Estos aprovechamientos son necesarios para una correcta gestión forestal y asegurar la sostenibilidad de los bosques.
Además, la madera es un material inigualable por sus propiedades mecánicas, es un material ecológico y natural, tiene almacenado carbono y su uso en construcción ofrece unas propiedades de eficiencia energética, huella ecológica y resistencia al fuego que otros materiales no alcanzan.
Si tenemos miedo de que esa madera provenga de deforestación, hemos de tener en cuenta que la deforestación a día de hoy se produce por la sustitución de uso del suelo para agricultura, pero podemos estar más seguros eligiendo madera certificada con sellos de Gestión Forestal Sostenible.
Por tanto, recordemos cada vez que estemos consumiendo un producto de madera que estamos ayudando a mantener los bosques y reducir los riesgos de incendios y plagas y al ser un material reciclable, natural y renovable, estamos ayudando al medio ambiente.
Isabel Mª Llorente (*), ingeniera forestal y socia de Maderea.

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