En la ceremonia de celebración del Día de la Tierra, el Director General de la FAO, José Graziano da Silva, reiteró la necesidad de proteger los ecosistemas mundiales, que son la base de la seguridad alimentaria.

“El Día de la Tierra –dijo- nos recuerda que la Tierra y sus ecosistemas son nuestro hogar. Y que hay que cuidarlos. También sirve para ayudarnos a reflexionar sobre los desafíos ambientales a los que nos enfrentamos y poder determinar cómo podemos superarlos mejor”.

El Director General plantó simbólicamente un árbol en el recinto de la sede de la FAO. Hoy mismo, las partes del Acuerdo de París sobre el Clima se reúnen en Nueva York para firmar oficialmente el tratado.

El Día de la Tierra también coincide con el lanzamiento de un nuevo fondo para hacer frente a las necesidades de la gente que vive en las tierras altas de montaña en todo el mundo.

Ante el aumento de los niveles de hambre en las regiones montañosas en países en desarrollo, la FAO lanzó un mecanismo especial de financiación y planificación para garantizar el desarrollo sostenible y la seguridad alimentaria en las regiones de montaña, donde viven más de 329 millones de personas en riesgo de pasar hambre.

Una de cada tres personas que viven en zonas de montaña en los países en desarrollo sufre inseguridad alimentaria: cifra que puede alcanzar hasta la mitad de la población en las zonas rurales de montaña.

Investigaciones de la FAO muestran que una de cada tres personas que viven en zonas de montaña en el mundo en desarrollo podrían no obtener las calorías y nutrientes necesarios para vivir vidas sanas, cifra que puede alcanzar hasta la mitad de la población en las zonas rurales de montaña.

Un informe de la FAO publicado a finales del año pasado mostró que la vulnerabilidad al hambre ha aumentado en un 30 por ciento en las zonas de montaña entre 2000 y 2012, al tiempo que los niveles de hambre han caído a nivel mundial.

A través del nuevo Fondo para la Montaña, la FAO tiene como objetivo responder a esta alarmante tendencia apoyando a los gobiernos y organizaciones no gubernamentales para hacer frente a largo plazo a los nuevos problemas relacionados con el cambio climático, el acceso losl mercado y la gestión de los recursos naturales, entre otros temas.

Encabezada por la Alianza para las Montañas, que alberga la FAO, el Fondo consigue financiación para hacer frente al problema del hambre en las zonas montañosas a través de cinco áreas de intervención: las economías locales, la adaptación al cambio climático, los recursos naturales, las políticas y la creación de capacidad.

“No podemos hablar de lucha contra el hambre e impulsar el desarrollo en el mundo sin prestar especial atención a la situación y necesidades de los pueblos de montaña. Las cifras lo demuestran y nuestra búsqueda del progreso lo requiera”, aseguró el Director General Adjunto de la FAO, René Castro Salazar.

Ejemplos de intervenciones incluyen mejorar las cadenas de valor de los productos de montaña respetuosos con el ambiente, aumentar el acceso a la formación y el crédito para los grupos vulnerables -incluidas las mujeres y los pueblos indígenas-, y crear planes de gestión del riesgo de desastres que ayuden a las comunidades a mitigar los impactos negativos de las crisis.