El Día Mundial de los Océanos, que desde 2008 se celebra el 8 de junio, es un concepto que fue propuesto en 1992 durante la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, como una forma de celebrar los océanos y nuestra relación con el mar, y para reflexionar sobre el papel que desempeñan en nuestras vidas y la forma en la que podemos ayudar a cuidarlos.

Para contribuir y fomentar lo anterior, desde 2002 la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) patrocina la Red Océano Mundial, que es la organización encargada de realizar y coordinar los eventos para celebrar al océano el 8 de junio.

Este año, la fecha coincide con el vigésimo aniversario de la entrada en vigor de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, conocida como la Constitución de los océanos.

Así, el lema de este 2015 es “Unos océanos sanos, un planeta sano”, para festejar que el mundo cuenta con régimen jurídico global para todas las actividades en el océano que tiene el propósito de garantizar que éstas sean sustentables y se preocupen por la conservación de los ecosistemas marinos.

La función del océano

Los océanos nos proporcionan múltiples recursos, regulan el clima, producen oxígeno y son el hábitat de una gran variedad de seres vivos. Por ello, es importante el combate a ciertas actividades que amenazan la estabilidad de los océanos, como la pesca ilegal, las prácticas de acuicultura que no procuran la conservación de especies y destruyen los ecosistemas marinos, la introducción de especies invasoras, el tráfico de especies exóticas, la contaminación marina (por sustancias tóxicas y plásticos), así como el cambio climático y la acidificación marina.

Anualmente, el océano absorbe cerca de 25% del CO2 que se agrega a la atmósfera debido a la actividad humana.