Algunas especies de tortugas marinas pueden vivir más de 60 y hasta 100 años. Pero son muy vulnerables en su juventud y apenas 1 de cada 1.000 crías llega a la edad adulta. Su longevidad y un desarrollo sexual tardío las hacen vulnerables a las amenazas actuales. A sus numerosos depredadores, se suma el ser humano cuyas acciones tienen consecuencias en el ciclo de vida de las tortugas marinas, y amenazan con romper el frágil equilibrio de esta especie.

No consumas huevos o carne de tortuga.

Denuncia el tráfico ilegal de carey.

Nunca compres collares, pulseras, gafas o artesanías hechos con carey.

En los periodos de anidación, no prendas fogatas y pide que se apaguen las luces de hoteles y casas en las playas de anidación, dado que las luces desorientan a las hembras e impiden su normal reproducción.

Cuida que los perros y otros animales domésticos no escarben y destruyan los huevos y/o tortuguitos próximos a salir de los nidos.

No tires basura y ayuda a limpiar la playa. Las tortugas pueden confundir las bolsas plásticas con su alimento.

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