Según las célebres palabras de Edward Young, un poeta inglés del siglo XVII, “la postergación es el ladrón del tiempo”. Nunca más cierto que hoy, porque ahora conocemos la índole y la escala de los efectos de las actividades humanas sobre los océanos, y cuál es el verdadero costo de la inacción.

Un nuevo informe de la UICN, titulado El calentamiento de los océanos: causas, escala, efectos y consecuencias, que constituye el examen del tema más reciente y más amplio hasta la fecha, muestra una compleja historia de cambios oceánicos. Los cambios están en marcha, a menudo instalados para muchos decenios, y ya han empezado a afectar la vida de la gente. Ya no se trata solo del impacto sobre los arrecifes coralinos, sino de una lista aceleradamente creciente de cambios alarmantes en todas las especies a nivel ecosistémico, y en todas las zonas geográficas del mundo. Es un cambio generalizado, impulsado por el calentamiento oceánico y otros factores de estrés, y ya está operando de diversas maneras que apenas estamos empezando a entender. La insuficiencia de datos, sistemas y capacidades en el ámbito marino nos deja muy mal preparados para hacer frente a este fenómeno en el futuro.

El calentamiento oceánico podría convertirse en el mayor reto oculto de nuestra generación. Más del 93% del calor adicional generado por las actividades humanas desde los años 1970 fue absorbido por los océanos, y los datos ponen de manifiesto una tendencia sostenida y acelerada al aumento del calentamiento oceánico. La escala del calentamiento oceánico descrito en el informe es verdaderamente sobrecogedora: si la misma cantidad de calor que se ha depositado en los 2 km superiores del océano entre 1955 y 2010 hubiese ido, en cambio, a los 10 km inferiores de la atmósfera, el planeta hubiese experimentado un calentamiento de 36°C. descritos en el informe incluyen impactos causados a ecosistemas enteros, desde las zonas polares hasta los tropicos

Compilado para la UICN por 80 científicos de 12 países, el informe explora los impactos del calentamiento oceánico sobre los ecosistemas y las especies, y sobre los beneficios que nos proporciona cotidianamente el océano – sus “bienes y servicios”.

Los cambios principales causados por el calentamiento oceánico y otros factores de estrés descritos en el informe incluyen impactos causados a ecosistemas enteros, desde las zonas polares hasta los trópicos, a una escala que según se prevé irá en aumento, desde las costas accesibles hasta los fondos marinos más profundos; grupos enteros de especies (plancton, medusas, peces, tortugas, aves marinas) se desplazan hasta 10 grados de latitud hacia los polos para mantener unas condiciones ambientales posibles; pérdida de zonas de reproducción para determinados grupos, como las tortugas y las aves marinas, y menor éxito reproductivo de aves y mamíferos marinos; y cambios en la estacionalidad del plancton, lo que puede causar un desajuste entre las especies de plancton y los peces y otros organismos marinos.

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Ahora sabemos que los cambios en los océanos suceden entre 1,5 y 5 veces más rápido que los cambios terrestres. Los cambios en el área de distribución son potencialmente irreversibles, con grandes impactos sobre los ecosistemas. No sabemos cuáles serán los resultados de todo esto dentro de unos decenios. Es un experimento en el que, en lugar de ser un observador en el laboratorio, nos hemos colocado involuntariamente dentro de la probeta.

El informe describe también la inadecuación de los actuales conocimientos y capacidades para estudiar de forma apropiada el calentamiento oceánico, y para asesorar y hacer frente a los problemas resultantes. La comunidad mundial se está encaminando cada vez más hacia un futuro de alto carbono, sin contar con los medios necesarios para entenderlo, y mucho menos para enfrentarlo. Los impactos observados ya desbordan las capacidades de entender y actuar de la comunidad internacional.

El mundo, quizá distraído por el ajetreo de las cuestiones terrestres que se plantean cotidianamente, ha pasado por alto los impactos del cambio climático sobre el espacio viviente más grande del planeta: el océano. El océano está en el corazón del sistema climático, y debe ahora estar también en el corazón de los debates sobre el clima. Al implementar el Acuerdo de París en el marco de la CNUCC, las Partes deberían de ahora en adelante tomar en consideración los impactos sobre los océanos en las “contribuciones determinadas a nivel nacional”, que concretan los mejores esfuerzos nacionales para alcanzar un futuro sostenible con bajos niveles de carbono. Resulta ahora crucial reducir el CO2 atmosférico – causa de este y tantos otros problemas – y lograr reducir nuestras emisiones de forma rápida y significativa.

Este informe se presenta en el Congreso Mundial de la Naturaleza de la UICN, un momento clave para concienciar acerca de la urgencia de tales reducciones. Debemos reflexionar acerca de nuestra situación: estamos encerrándonos en una tendencia inquietante al recalentamiento oceánico, el único océano que tenemos, y el único mundo que conocemos, rebosante de vida. Es el momento de actuar, y de actuar acertadamente. Las generaciones futuras nos agradecerán indudablemente dicha sabiduría. Para concluir, sería quizá poético volver a las palabras de Edward Young: “Sed sabios hoy; es locura postergarlo.”