Nairo Quintana, brillante vencedor de la Vuelta a España 2016, se corona en Madrid tras tres semanas de acierto, entrega y talento de un Movistar Team inmenso. Es la 14ª ronda de tres semanas para el conjunto de Eusebio Unzué, que lidera los ránkings WorldTour individual (Nairo) y por equipos y se queda a solo dos éxitos (34) del récord de la escuadra.

La 70ª edición de la Vuelta a España se cerró con la mayor de las alegrías para Movistar Team. Siete años después de que Alejandro Valverde vistiese el que por aquel entonces era último ‘jersey oro’ de la prueba, Nairo Quintana conquistó el ‘rojo’ tras una carrera perfecta de los de Eusebio Unzué a todos los niveles.

Tras rozar la victoria -28 centésimas- en la crono por equipos de apertura en Ourense y alcanzar brevemente el liderato con un inspirado Rubén Fernández, Nairo dio dos golpes casi consecutivos en La Camperona y Lagos de Covadonga -única victoria de etapa azul- que afianzó después en la gran jornada de Formigal. El ‘susto’ del viernes ante un estratosférico Froome en Calpe (CRI) quedó, por fortuna, olvidado con la solidez de todo el grupo camino de Aitana.

Quintana se adhiere hoy a un restringido club -17 ciclistas con el colombiano- con podios en las tres Grandes Vueltas por etapas, y lo hace a lo grande, añadiendo a su Giro 2014 una segunda ronda de tres semanas que le convierte en el único colombiano en la historia en repetir. Su éxito, cuarto en la carrera para los equipos de Unzué -‘Perico’ 1989; Olano 1998-, es a su vez la 14ª ‘GT’ para un plantel que alcanza con esta las 850 victorias desde 1980 y que pasa a liderar, en lo que respecta a 2016, los ránkings WorldTour individual (Nairo) y por escuadras. Los azules se quedan, además, a dos dianas (34 frente a 36) de su récord en una temporada (1998), hito para el que aún cuentan con un mes y medio de temporada para acercarse.

Cifras imposibles de lograr sin un grupo de casi una treintena de profesionales donde, además de directores (José Luis Arrieta y Chente García Acosta) y staff, sobresalieron ocho gregarios imponentes. Valverde, entregado y consejero, a menos de 2′ de completar su reto de top-ten en las tres Grandes de 2016; Dani Moreno, 8º en la general y siempre constante; Erviti y Sutherland, rodadores incansables; José Herrada, todoterreno consistente; Fernández y Castroviejo, fundamentales en momentos de brillo; y un José Joaquín Rojas sensacional al que una desgraciada caída impidió hoy disfrutar del ‘paseo triunfal’, pero a quien nadie deja de tener presente en este momento. La Vuelta es suya. De todos. ¡#EstaEsLaNuestra!

EL BALANCE DE NAIRO QUINTANA:

“Ayer cuando pasé la línea de meta por fin pude sentir tranquilidad y felicidad plenas. Habíamos salvado un gran día, un día difícil, donde teníamos riesgos de perderlo todo. Todo ha sido gracias al gran equipo que tengo. Me ayudaron desde el comienzo y lo hicieron en todo momento. Corredores, directores, mecánicos, masajistas… todo el grupo siempre ma ha cuidado y apoyado. Se merecen esta victoria y este día de felicidad.

Llegaba a esta Vuelta con la espina del Tour, pero también con mucha tranquilidad. Sabía por los entrenamientos que el nivel era bueno, que los ‘datos’ me permitían aspirar a un buen resultado, y el equipo me dio la confianza desde el comienzo. Arrancamos con una gran contrarreloj por equipos, perdiendo por ni tan siquiera un segundo, y desde los primeros días los compañeros me trajeron siempre en cabeza y lucharon día a día para que nunca cediese terreno y pudiésemos hacernos acreedores de esta Vuelta.

Ya en La Camperona cuando saqué esos metros vi que realmente estaba fuerte e hice propósito interno de luchar de verdad por ganarla. Al equipo le transmití esa confianza: de que estaba bien físicamente, que podía pelear por ello. Y tras Covadonga y el liderato, llegó Formigal, el lugar donde ‘reconfirmamos’ esa intención, donde el gran trabajo de todo el grupo fue fundamental para sacar ese tiempo que necesitábamos para defendernos en la crono de Calpe y llegar ayer a Aitana con cierta calma.

Le doy a esta Vuelta un valor altísimo. En el Tour hice podio más por clase que por piernas, no me encontré bien, pero aquí si se dieron las cosas. Lo hicieron además con casi todos los grandes nombres del pelotón mundial presentes: con un gran Froome, con un Alberto Contador del que no te puedes fiar, con Chaves y Orica… Ganarla de este modo y ante ellos le confiere un significado aún más especial”.