La Alianza para las Montañas de la FAO y Slow Food han presentado un plan de etiquetado voluntario para los productos de montaña, destinado a mejorar el acceso a los mercados para los pequeños productores de los países en desarrollo y a diferenciar a los productos de montaña como genuinos y sostenibles.

La nueva etiqueta concede un valor añadido a productos que sostienen la biodiversidad y los métodos de producción locales vinculados a las tradiciones culturales de las comunidades de montaña. Los productos que la lleven estarán disponibles en mercados, tiendas orgánicas y tiendas especializadas.

Entre los productos más emblemáticos de esta primera fase de la iniciativa de la Alianza para las Montañas figuran los albaricoques cultivados en la remota región montañosa de Batken, en Kirguistán, y el preciado amaranto negro, un grano producido en los Andes bolivianos. Existe una gran variedad de otros productos -desde café y té a especias de diferentes áreas montañosas de los países en desarrollo- que se comercializarán con la nueva etiqueta, que estará disponible gratuitamente para los productores de montaña tras un examen de sus productos y métodos de producción.

Al ofrecer a estos productos una marca identificable, el sistema de etiquetado ayudará a los productores locales a obtener reconocimiento en el mercado, garantizando que sus productos se elaboran y procesan en su mayor parte en zonas de montaña y son fruto de una producción a pequeña escala respetuosa de los ecosistemas locales. El programa –al que los productores se presentan de forma voluntaria- está diseñado también para garantizarles ingresos justos y la distribución equitativa de los beneficios a lo largo de toda la cadena de valor.

«Creemos que una etiqueta de montaña atraerá a los consumidores que están interesados en productos de calidad y respetuosos con el medio ambiente y les ofrecerá la información que necesitan para elegir de manera consciente los valores, métodos y comunidades que quieran apoyar con sus compras», señaló Rosalaura Romeo, oficial de programas de la Secretaría de la Alianza para las Montañas de la FAO. La Alianza supervisa la iniciativa con el apoyo financiero de la Cooperación Italiana para el Desarrollo.

«La promoción de la biodiversidad y el apoyo a los pequeños productores son ambas acciones cruciales para mejorar el desarrollo rural y asegurar el futuro de las zonas de montaña» explicó el Secretario General de Slow Food, Paolo Di Croce. “A pesar de la riqueza de su cultura y su patrimonio ambiental –añadió-, las comunidades de montaña continúan marginadas económicamente”.