La excelencia del argentino ha vuelto a ser determinante en un partido en el que el Sevilla se ha adelantado en el marcador, con un gol de Vitolo y una gran primera mitad, pero que Messi y Suárez se han encargado de voltear

Leo Messi es único. Y, cuando se entona, es imparable. El Sánchez Pizjuán lo ha sufrido en primera persona y, por fin, ha dejado de ser territorio inexpugnable para el Barça de Luis Enrique (1-2). La nueva exhibición del astro argentino lo ha hecho posible, con un gol importantísimo -el 500 de su carrera con el Barça- y una asistencia para Luis Suárez.

Unas acciones que han dejado en nada la gran primera parte del Sevilla de Sampaoli, que ha puesto sobre el césped todas sus cualidades ofensivas en un duelo de alto voltaje y eléctrico, que no ha tenido pausa y que finalmente se ha acabado llevando un Barça capaz de recomponerse.

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