ONU Medio Ambiente lanzó esta semana una campaña mundial sin precedentes para eliminar de ahora a 2022 las principales fuentes de basura marina: las microperlas utilizadas en productos cosméticos y el uso excesivo de plásticos de un solo uso.

Presentada en Bali durante la Cumbre Mundial del Océano, organizada por The Economist, la campaña #MaresLimpios exhorta a los gobiernos a comprometerse con políticas para la reducción del plástico, pide a la industria minimizar los envases elaborados con este material y rediseñar sus productos, y apela a los consumidores a que abandonen el hábito de usar y tirar productos plásticos, antes de que perjudiquen irreversiblemente a nuestros océanos.

Erik Solheim, Director Ejecutivo de ONU Medio Ambiente, dijo que “ha llegado el momento de abordar el problema del plástico que daña nuestros océanos. La contaminación por este material navega ya por las playas de Indonesia, se instala en el fondo del océano en el Polo Norte y llega hasta nuestras mesas a través de la cadena alimentaria. Hemos permanecido al margen demasiado tiempo y el problema ha empeorado. Debe detenerse”.
A lo largo del año, la campaña #MaresLimpios anunciará medidas ambiciosas adoptadas por los países y las empresas para eliminar las microperlas de los productos de cuidado personal, prohibir o gravar las bolsas de un solo uso y reducir drásticamente otros artículos desechables de plástico.

Ya se han unido diez países a la campaña, con compromisos de amplio alcance. Indonesia reducirá 70% su basura marina para 2025, Uruguay gravará las bolsas de un solo uso a finales de este año y Costa Rica tomará medidas para disminuir radicalmente el plástico de un solo uso mediante una mejor gestión de los residuos y la educación.
“Nuestro objetivo es desincentivar el uso de bolsas plásticas a través de normativa, dar una alternativa para los trabajadores del sector de residuos y desarrollar planes educativos sobre el impacto del uso de bolsas plásticas en el medio ambiente”, señaló Eneida de León, Ministra de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente de Uruguay.

Por su parte, el Ministro de Ambiente y Energía de Costa Rica, Edgar Gutiérrez-Espeleta, afirmó que su país está “firmemente a favor de la participación de todos los actores implicados en este tema, incluida la sociedad civil y el sector privado, para apoyar los esfuerzos nacionales y mundiales” en la lucha contra la basura marina.
Cada año, más de 8 millones de toneladas de plástico terminan en los océanos. Esto causa estragos en la flora y fauna marina, la pesca y el turismo. Los daños que produce en los ecosistemas marinos ascienden al menos a 8 mil millones de dólares. Hasta 90% de toda la basura que flota en nuestros océanos es plástico.

Según algunas estimaciones, al ritmo que estamos desechando productos como botellas, bolsas y vasos de plástico de un solo uso, para 2050 los océanos contendrán más plásticos que peces y aproximadamente 99% de las aves marinas habrá ingerido plástico.
La figura mediática Nadya Hutagalung apoya la campaña #MaresLimpios exhortando a la industria cosmética a dejar de añadir microperlas de plástico a sus productos. Alrededor de 51 billones de partículas de microplástico (cantidad 500 veces superior a las estrellas que hay en la galaxia) ensucian nuestros mares y amenazan gravemente a la flora y fauna marinas.

Nadya Hutagalung explicó que “en las estanterías de los baños de todo el mundo hay productos que están destruyendo la vida en nuestros océanos. Diminutas partículas de plástico en nuestros exfoliantes faciales y dentífricos, que se usan para sentir más suavidad con los productos, se van por los desagües hasta llegar a los estómagos de los animales marinos, que las confunden con alimento. Ningún producto de belleza vale tanto como para destruir la belleza de los océanos del mundo, sin mencionar nuestro propio bienestar humano”.

También se están uniendo a esta lucha marcas reconocidas a escala mundial. DELL Computers presentó hoy una cadena suministro a escala comercial que utiliza plástico retirado del mar cerca de Haití. El gigante de la informática reciclará el plástico de los océanos y lo utilizará en el embalaje de sus productos.
«DELL se compromete a poner a trabajar su tecnología y conocimientos especializados para conseguir un océano libre de plásticos», dijo Piyush Bhargava, Vicepresidente de Operaciones Globales de Dell. «Nuestra nueva cadena de suministro nos acerca un paso más a la visión de Mares Limpios de ONU Medio Ambiente al demostrar que el plástico reciclado de los océanos puede ser reutilizado comercialmente».

Este tipo de enfoques serán fundamentales para detener la marea de basura marina. Hoy en día estamos produciendo veinte veces más plástico que en la década de 1960. Cerca de un tercio de todo el plástico se utiliza para embalaje. Para 2050 la producción de plástico tendrá que aumentar entre cuatro y cinco veces para satisfacer nuestra demanda. Una gran parte terminará en los océanos, donde permanecerá por siglos.
El actor Adrian Grenier, conocido por su papel en la exitosa serie de televisión Entourage y fundador de la Lonely Whale Foundation, se ha unido a la campaña #MaresLimpios para pedir a las personas que reconsideren sus decisiones diarias.

«Ya sea que utilicemos bolsas de plástico en el supermercado o pajitas plásticas para beber, nuestras decisiones diarias de utilizar plástico –aparentemente insignificantes– tienen graves efectos en nuestros océanos. Tenemos el poder de cambiar las cosas», dijo Adrian Grenier.
«Hoy asumo este compromiso público de hacer mi parte al no aceptar plásticos de un solo uso, comenzando con las pajitas de plástico, y reafirmo mi compromiso de trabajar con líderes como Dell para reducir los envases de plástico. Si empezamos con un pequeño cambio y nos responsabilizamos mutuamente, creo que juntos podremos inspirar acciones mundiales para mejorar la salud de nuestros océanos».

Se esperan anuncios importantes en esta materia durante la Conferencia de los Océanos que celebrará Naciones Unidas en Nueva York en junio y en la Asamblea del Medio Ambiente que celebrará en Nairobi, Kenia, en diciembre.