Los bajos niveles de oxígeno del agua (hipoxia) por la contaminación en el golfo de México que conlleva la muerte de peces y otras especies marinas podría crear una «zona muerta» de más de 22.000 kilómetros cuadrados, informó hoy la Universidad de Michigan.
Esta zona tendrá, aproximadamente, una superficie de 21.200 kilómetros cuadrados, la tercera más grande registrada desde hace 32 años en el golfo de México, donde, hasta ahora, el promedio había sido de 13.750 kilómetros cuadrados, según el estudio realizado por varias instituciones gubernamentales y educativas estadounidenses.
Las zonas hipóxica (de bajo oxígeno) y anóxica (sin oxígeno) son producto del exceso de nutrientes, principalmente procedentes de la agricultura y las aguas residuales.
“Este exceso de nutrientes estimula el crecimiento excesivo de algas, que luego se hunden y se descomponen en el agua. Los bajos niveles de oxígeno resultantes son insuficientes para sustentar la vida del medio marino en las aguas más profundas”, explicó la Universidad de Michigan en un comunicado.
En un plan de acción de 2001 renovado en 2008 y 2013, las autoridades federales y locales establecieron como objetivo el reducir el promedio de extensión de la zona hipóxica del Golfo a 5.050 kilómetros cuadrados para 2015.
Sin embargo, ante los escasos avances, este objetivo se pospuso hasta 2035.
“A pesar de que el plan de acción federal y estatal llamando a reducciones en nutrientes ha estado en vigor desde 2001, ha habido poca reducción sistemática de esas cargas”, señaló Don Scavia, profesor de la Universidad de Michigan.
Por ello, indicó, sin medidas “más serias” para reducir la presencia de fertilizantes en el río Misisipi no se alcanzarán los objetivos.
El tamaño de la “zona muerta”, que se confirmará a principios de agosto próximo, pone en peligro el crecimiento del camarón, lo que podría afectar a la economía de la región costera.
La predicción se realizó tras analizar los datos del Servicio Geológico de Estados Unidos, que apuntaban a que 165.000 toneladas métricas de nitrato y 22.600 toneladas métricas de fósforo iban por los ríos Misisipi y Atchafalaya al golfo de México en mayo pasado. Efeverde