Primoz Roglic (Lotto-Jumbo) tiene ganada la Itzulia, que este lunes reventó de un solo golpe. El esloveno ofreció una exhibición en Elkano. Se puso en cabeza desde el primer metro y no miró para atrás. Si lo hubiera hecho, habría visto cómo todos los favoritos se iban desangrando en las rampas del muro zarauztarra. Cuando giró la cabeza, a la altura de la ermita, allí solo quedaba Julian Alaphilippe (Quick-Step). Al fondo, un reguero de víctimas: Quintana, Landa (Movistar), Nibali, Ion Izagirre (Bahrain), Kwiatkowski (Sky), Porte (BMC)

El esloveno manufacturó una obra maestra. En la etapa menos propicia dio su golpe de mano. Ahora Roglic, puede esperar tranquilo al jueves, a una contrarreloj hecha a su medida donde, visto su estado de forma, puede sacar los ojos a sus rivales. Tras un mavilloso descenso de ambos al cruce de Meagas -dos funambulistas de la bici-, Roglic y Alaphilippe no tuvieron que hablar en la bajada desde Meagas a Zarautz para ponerse de acuerdo. De cien sprints entre ambos, 99 serían para el galo. Este lunes casi fue el otro. Habría sido el remate. Pero no, Alaphilippe ganó y es el primer líder la la Itzulia. Seguramente, el único que va a tener la carrera hasta que Roglic le tome el relevo y lleve el amarillo hasta Arrate.

Los dos de cabeza sacaron 23 segundos al primer grupo de perseguidores, donde salvaron los muebles Quintana, Gorka Izagirre (Bahrain), Bardet (Ag2R), Urán (Education First), Mollema (Trek) y Landa. Con los seis segundos de bonificación que logró Roglic al ser segundo en meta, la distancia en la general se amplía a los 29. Un mundo. Y si a eso se añade la expectativa del golpe que puede dar en Lodosa, no le salen las cuentas a casi nadie.

Roglic empezó tarde en el ciclismo porque era saltador de esquí de élite. Se dedicó a volar por las pendientes nevadas hasta 2011 (algún accidente que pone los pelos de punta incluido) y luego se pasó a la bici. Nació en Zagorje, en el centro del país, hace 28 años y está en su plenitud física. El año pasado ganó dos etapas de la Vuelta al País Vasco (en Bilbao y la crono de Eibar) y una del Tour, en Serre-Chevalier, en los Alpes. Esta temporada ya había ganado una etapa en Tirreno-Adriático, con meta en un muro similar al de Zarautz, en Trevi.

 

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