Duro y complicado regreso a la competición para Movistar Team en el Giro de Italia 2018 tras el segundo día de descanso, con la etapa más larga (244 km) en los Apeninos, entre Penne y Gualdo Tadino, deparando un sinfín de percances, ataques y cambios en los que varios de los azules se vieron involucrados.
La ‘cruz’ del día en cuanto a los telefónicos fue para Rafa Valls. El alicantino se fue al suelo junto a Rubén Fernández en la aproximación a la segunda de las tres cotas puntuables del día, Bruzzolana (3ª), y con un agudo dolor en las costillas hubo de abandonar la carrera y subirse al coche de Movistar Team conducido por Chente García Acosta, con quien se dirigió al camión radiológico ubicado en la meta. Los primeros chequeos a los que fue allí sometido revelaron únicamente una contusión costal, si bien la inmediatez del incidente y los exámenesrequerirá de nuevas pruebas en los próximos días.
La baja de Valls fue suplida por el resto de un Movistar Team cada vez más sólido en carrera, siempre cerca de cabeza de pelotón y asistiendo con habilidad a un Richard Carapaz que vio peligrar sus opciones con una avería mecánica a 20 km del final. Ayudado por Fernández, quien le prestó su bici, el ecuatoriano regresó después a su montura y concluyó el día -veloz, nervioso y con muchas secciones bajo la lluvia- en un pelotón de apenas sesenta unidades.
Carapaz progresa una posición por la desgracia de Chaves (MTS), quien cedió más de 25 minutos en meta, y es ahora 5º -siempre líder de los jóvenes- a 1’23” de Yates (MTS), solo 37″ por detrás de la tercera plaza del podio. Carlos Betancur también concluyó en el primer grupo, a 34″ del vencedor Mohoric (TBM), y es 15º en la general. Mañana miércoles, otro final intenso y con duro repecho en Osimo (156 km), antes de dos etapas más llanas y suaves previas al Zoncolan (sábado).