Desde el gélido esplendor del Ártico hasta las profundidades oscuras de la fosa de las Marianas, los residuos plásticos están amenazando nuestros mares, matando a nuestra fauna y contaminando nuestra cadena alimenticia. Los datos son innegables: cada año más de 13 millones de toneladas de plástico ingresan a nuestros océanos y se estima que 99% de las aves marinas habrá ingerido plástico a mediados de este siglo.
Trabajando juntos podemos cambiar esta narrativa. Para lograrlo, podemos inspirarnos en personas que están haciendo todo lo posible para frenar la marea tóxica que contamina nuestros mares y están abogando por cambios a largo plazo que redefinirán permanentemente nuestra relación con los plásticos.
Para celebrar el 8 de junio, Día Mundial de los Océanos, compartimos los perfiles de líderes notables que están pelando la buena batalla por nuestros mares.
1. Tiza Mafira: librando una guerra contra bolsas de plástico en Indonesia
Tiza Mafira, abogada y directora del Movimiento de la Dieta de la Bolsa de Plástico en Indonesia, ha hecho una campaña larga para prohibir las bolsas de plástico de un solo uso en su país. Su organización lanzó una petición en 2015 solicitando a los minoristas que ya no entreguen bolsas de plástico de forma gratuita. El año siguiente, se lanzó una prueba piloto a nivel nacional y se aplicó un cargo a este artículo. Después de seis meses, hubo una reducción de 55% en el uso de bolsas de plástico. Varias provincias comenzaron a preparar sus propios reglamentos y dos ciudades de Indonesia prohibieron las bolsas de plástico en las tiendas minoristas modernas.
Aunque el problema plástico puede parecer abrumador, Mafira se alegra de que, en última instancia, la solución es muy simple.
«El plástico es una cosa tangible. Es visible, la usas todos los días, la ves y puedes presenciar el gran volumen de su destrucción en el medio ambiente. Esto no es algo que puedas negar … Como tal, las vías para detener la destrucción son mucho más claras, no más fáciles, pero más claras. Se puede prohibir el plástico donde no sea necesario o cambiarlo a materiales compostables. Esta simplicidad me da esperanza y, al menos, me da una visión clara de por qué luchar», explica.
Mafira también hace campaña para la creación de ciudades con cero desechos, donde cada una de las piezas de basura se biodegrade en la naturaleza o regrese al sistema como materia prima para la producción.
Ella es optimista y cree que se pueden alcanzar más progresos para reducir el uso excesivo de plástico en Indonesia, el segundo mayor contribuyente a la contaminación marina después de China.
«Soy optimista porque ya hemos avanzado y prudente porque mientras el cambio parece ser más inminente, más grupos de interés intentan derribarlo», dice.
La mayoría de los desechos plásticos provienen de los países más pobres, muchos en Asia. Mafira cree que la promoción de soluciones tecnológicas en los países desarrollados no puede ser la única respuesta.
«La tecnología es costosa, depende del contexto y no opera independientemente de la cadena de suministro de desechos. Las políticas de reducción de plástico deberían ser una prioridad, junto con las mejoras en la gestión de residuos para garantizar que no se filtren a las vías fluviales «, dice, y agrega que los países desarrollados deben dar ejemplo y exigir a sus multinacionales que hagan lo mismo donde sea que operen.
2. Afroz Shah: el hombre detrás de la limpieza de playas más grande del mundo
El abogado Afroz Shah es conocido por su trabajo de limpieza en la playa de Versova en Mumbai, pero su batalla contra la contaminación por plásticos es mucho más profunda.
Cada semana, él y sus voluntarios limpian playas y manglares, y visitan escuelas para educar a los niños. Otro elemento clave del plan de acción de cinco puntos de Shah es su trabajo entre los 50.000 habitantes de dos asentamientos contiguos a la playa, lo que él llama zonas de conflicto humano-oceáno. Su objetivo es educarlos sobre los efectos devastadores de la basura plástica y convertirlos en comunidades de cero residuos.
La clave de su estrategia es la importancia que otorga al cambio de mentalidades.
«El problema no es el plástico», dice. «El problema es nuestra relación con el plástico o cómo lo manejamos».
Shah, quien fue galardonado con el premio Campeones de la Tierra de ONU Medio Ambiente en 2016, cree que las prohibiciones de plástico no pueden ser eficaces si las mentalidades de las personas no cambian.
«Lo que tenemos que prohibir es lo que está en nuestras cabezas y corazones: nuestra empatía con el plástico, nuestra desconexión con la naturaleza, nuestra desconexión con el océano. Hay muchas leyes, políticas y regulaciones que rigen el uso y mal uso del plástico, pero debemos preguntarnos si las leyes van a cambiar los corazones y las mentes de las personas «.
Todo comenzó en 2015, cuando Shah se mudó a un apartamento con vista a la playa de Versova. Estaba aturdido por los montones de plástico que cubrían la costa. Sintió que tenía que actuar y con su vecino Harbansh Mathur comenzó a recoger basura. Lo que comenzó como una misión personal desalentadora se convirtió en la limpieza de playa más grande del mundo, atrayendo a docenas de voluntarios cada fin de semana durante los últimos años y transformando la devastada extensión de arena plagada de plásticos en una playa limpia donde las tortugas han vuelto a nacer, por primera vez en décadas
Durante meses de trabajo agotador, se han unido a Shah los habitantes de barrios marginales, estrellas de Bollywood, diplomáticos extranjeros y políticos. Hasta el momento, los voluntarios han eliminado alrededor de 15 millones de kilogramos de desechos de la playa, que abarca unos 2,5 km.
3. Hugo Tagholm: luchando con los surfistas por playas más limpias
Tagholm se remonta a los días en los que buscaba tesoros enterrados en las riberas del río Támesis para entender su entusiasmo por la limpieza de playas. Este surfista y ambientalista se unió a Surfers Against Sewage (SAS, Surfistas contra las Aguas Residuales) en 1991 y ha visto cómo la organización pasó de ser un grupo de presión enfocado en un solo tema -la calidad del agua-, a convertirse en una de las organizaciones benéficas de conservación marina más populares del Reino Unido. Ahora el grupo cuenta con más de 350.000 miembros regulares y cada año puede movilizar alrededor de 50.000 voluntarios.
Tagholm se convirtió en director ejecutivo de SAS en 2008 y se dispuso a ayudar a la organización a desarrollar sus políticas sobre las amenazas ambientales más apremiantes: la contaminación por plásticos y el cambio climático.
«Ya existe un consenso, no podemos seguir usando el plástico de la manera en que lo hacemos hoy. ¿Por qué? La razón nos rodea todos los días en las calles de nuestra ciudad, en el campo y en nuestras playas. Creo que el movimiento comunitario está creciendo tan rápidamente que las empresas y los gobiernos ahora tienen que adaptarse «, dice, y agrega que reducir el uso de plástico en la fuente o no usar plástico deben ser acciones reconocida como ventajas de mercado.
«Si no cambian, las empresas se irán a la quiebra y los gobiernos perderán poder. Pero todos estamos juntos en esto: esta es una convergencia de individuos, empresas y Estados que necesitan colaborar para reducir la carga de contaminación plástica en el planeta».
SAS hizo campaña por el impuesto de cinco peniques a la bolsa de plástico en el Reino Unido, a lo que se atribuye una reducción drástica en la cantidad de bolsas encontradas en los mares de Gran Bretaña. La organización también está impulsando un plan de depósito y retorno de botellas de bebidas en el Reino Unido, una idea que el Gobierno está considerando.
SAS también lanzó una nueva campaña: Comunidades Libres de Plástico. Esta iniciativa internacional está diseñada para alentar a las personas, las empresas y los gobiernos locales a reducir su huella plástica colectiva. Cientos de comunidades ya están trabajando para lograr el estatus «libre de plástico», lo que significa que se han comprometido a eliminar artículos específicos de un solo uso. Esta iniciativa podría llegar a más de 19 millones de personas.
A pesar de la magnitud del problema del plástico, Tagholm cree que la revolución apenas comienza.
«Los niveles de actividad en este tema a nivel global me inspiran a diario, ya que se introducen nuevas prohibiciones a los plásticos evitables, se logran más comunidades libres de plástico y las empresas innovan con soluciones», dice. «La gente quiere un cambio». El electorado quiere cambios».
4. Sasina Kaudelka: activismo de base por las playas de Tailandia
En 2015, Sasina Kaudelka cofundó en Ao Nang una sede de Trash Hero (Héroe de la basura), el movimiento global que trabaja para unir a las comunidades para limpiar y reducir el desperdicio, educar a la próxima generación y crear programas a largo plazo para ayudar a las personas a manejar su basura.
Cada semana, Kaudelka y los voluntarios locales se reúnen para limpiar las playas de Ao Nang y el río cerca de la ciudad de Krabi.
«Me encanta la idea detrás de Trash Hero y su enfoque. Krabi es mi hogar. Para mí, es importante reunir a la comunidad, no crear división. Se trata de conectar con personas de ideas afines para tratar de hacer un cambio. También es importante mostrarles a nuestros hijos una mejor manera de cuidar la naturaleza», explica.
En 2016, Trash Hero Tailandia ganó el Premio a la Excelencia Verde de Tailandia por su destacada contribución al turismo verde. Para Kaudelka, el poder de su grupo radica en la motivación de las personas para ser el cambio que quieren ver.
«Las personas que se unen a nuestras limpiezas quieren marcar la diferencia, tomar medidas, hacer que suceda con nuestras propias manos … Motivamos a las personas con nuestra positividad, ya que no culpamos a nadie, no hay señalamientos. Lo hacemos porque nos hace sentir bien con nosotros mismos», agrega.
En Tailandia, la cantidad total de basura que se adentra en el mar se estima fue de unos 2,8 millones de toneladas en 2016 y 12% de esa cantidad era plástico. El gobierno tiene una estrategia de 20 años para enfrentar el problema, incluso mediante la introducción de incentivos financieros para mantener el plástico fuera del mar.
«Es un gran problema que la gente no puede ignorar más. Tenemos más de 50 grupos en el sudeste asiático que comenzaron espontáneamente gracias a personas que desean un cambio y vemos muchos otros grupos similares trabajando para presionar al gobierno y la industria para que tomen medidas. Siento que nos estamos acercando a un punto de inflexión en el que la sociedad finalmente dirá ‘¡suficiente!’ «, añade Kaudelka.
5. Stiv Wilson: aprovechando el poder de las historias para cambiar la narrativa sobre el plástico
El activista oceánico Stiv Wilson cree que el secreto del éxito radica en la acción colectiva. “La acción colectiva es la forma en que ganamos», dice.
Wilson, que ahora está trabajando en el proyecto “La historia de las cosas”, encabezó anteriormente una campaña en Estados Unidos contra las microesferas de plástico. También está presionando para que en California se emita una ley que requiera que la ropa con un porcentaje de poliéster mayor a 50% venga con una etiqueta que advierta sobre el desprendimiento de microfibras plásticas.
El proyecto “La historia de las cosas”, que comenzó en 2007 con un documental de Annie Leonard sobre la cultura de consumo, ahora tiene una comunidad global de alrededor de un millón de miembros. Esto incluye padres, líderes comunitarios, maestros, estudiantes y científicos que están comprometidos con la creación de un mundo más saludable y más justo.
Wilson ha visto los efectos de la contaminación plástica de primera mano: anteriormente como subdirector de la organización 5Gyres, navegó más de 35,000 millas náuticas a cuatro de las cinco islas de basura marina para documentar la contaminación por plásticos en los océanos.
Ahora está viajando por el mundo otra vez, buscando las soluciones que proponen activistas locales para la película «La historia del plástico». Wilson es un ferviente creyente en el aprovechamiento del conocimiento local para encontrar soluciones duraderas que aborden nuestro consumo excesivo de plástico de un solo uso.
Para Wilson, el activismo es un tema absolutamente personal.
«En última instancia, luchamos por las personas que están junto a nosotros, las personas que nos importan, todos los seres vivos y el mundo natural que alivia nuestros sentidos. No puedo hacer nada más. Simplemente sigo haciendo, sigo presionando contra la conveniente complejidad industrial, porque simplemente debe cambiar», asegura.
Conozca más acera de la campaña Mares Limpios de ONU Medio Ambiente.